Por Carlos Pichuante
En mi labor de docente entiendo que la sociedad cambia y que necesitamos de miradas frescas y a la vez que vayan acorde a las transformaciones, es por ello que en un mundo cada vez más afectado por la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la normalización del sufrimiento animal, educar en valores ya no es una opción: es una necesidad estructural.
Sin embargo, la educación cívica tradicional ha omitido sistemáticamente una dimensión crucial: el vínculo entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente.
La educación cívica animal y medioambiental propone un cambio de paradigma: formar ciudadanos no solo responsables entre sí, sino también responsables con el resto de los seres vivos y con el planeta que habitamos.
¿Qué entendemos por educación cívica animal y medioambiental?
No se trata de sumar una unidad de “reciclaje” al currículo ni de llevar a los niños una vez al año a plantar árboles. Hablamos de una pedagogía transversal que reconozca que los actos cotidianos como lo que comemos, lo que compramos, cómo nos desplazamos y cómo tratamos a otros seres vivos tienen consecuencias éticas, sociales y ecológicas.
Implica enseñar empatía hacia los animales, responsabilidad ecológica y conciencia crítica frente al modelo de desarrollo.
Propuestas concretas para una educación transformadora.Incluir desde los niveles preescolares contenidos éticos y científicos sobre el respeto a los animales como seres sintientes, la interdependencia entre ecosistemas y el impacto del ser humano sobre el planeta.
Proyectos interdisciplinares en terreno
Promover salidas pedagógicas a centros de rehabilitación de fauna silvestre, huertas escolares ecológicas, recicladoras cooperativas o iniciativas comunitarias de protección ambiental.
Educación basada en derechos de la naturaleza y de los animales
No desde el adoctrinamiento, sino desde el debate informado: ¿Deben los animales tener derechos legales? ¿Qué significa que un río tenga personalidad jurídica, como en Ecuador?Fomento del pensamiento crítico sobre el consumo.
Abrir espacios donde los estudiantes analicen críticamente la industria alimentaria, la moda rápida, el transporte y sus impactos ambientales, desde un enfoque de justicia intergeneracional.
Formación docente obligatoria en ética ambiental y animal.Porque no podemos educar en lo que no se conoce o se subestima. La formación inicial y continua del profesorado debe incluir herramientas para una educación ética, empática y basada en evidencia.
¿Dónde ya se aplica?
Desde 2017, Italia introdujo la educación sobre el bienestar animal en las escuelas primarias y secundarias.
El Ministerio de Educación, en conjunto con el Ministerio de Salud, implementó módulos sobre respeto hacia animales domésticos y salvajes.
En 2021, los centros participantes reportaron mejoras en la empatía estudiantil hacia otras formas de vida.
Ecuador: naturaleza con derechos constitucionales
Ecuador fue el primer país del mundo en reconocer en su Constitución (2008) los derechos de la naturaleza.
A nivel educativo, esta innovación se ha traducido en la creación de contenidos obligatorios en educación básica sobre los derechos del entorno natural, con participación comunitaria.
Suecia y Noruega: liderazgo en educación ambiental crítica
Ambos países han integrado, desde hace más de dos décadas, programas de “educación para el desarrollo sostenible” que no solo enseñan sobre reciclaje, sino que abordan los impactos del modelo económico.
En Suecia, más del 70% de los estudiantes de secundaria participan en proyectos escolares que relacionan economía circular, bienestar animal y energía limpia.
Chile: pasos incipientes
En Chile, algunas iniciativas como el Programa de Educación Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente han comenzado a trabajar en esa dirección, aunque de manera aún marginal.
El proyecto de Ley de Protección Animal que discute el Congreso incluye una dimensión educativa, pero sin mecanismos claros de implementación aún.
Podríamos ir más lejos y agregar al currículum nacional la experiencia en otro países los siguientes temas en materia de educación cívica para la protección de los animales:
• En preescolar, fomentar “comportamientos respetuosos y de cuidado hacia los animales”.
• En educación básica, aprender a identificar organizaciones locales que protegen animales y conocer sus funciones.
• En educación media , adquirir conocimientos sobre normativas y sistemas de protección animal .
No es sentimentalismo, es ciudadanía del siglo XXI.Esta propuesta no es una cruzada moralista ni una moda ecológica. Se basa en el reconocimiento de que vivimos en un ecosistema global interconectado.
Así como la educación cívica tradicional forma ciudadanos que respetan las leyes y la democracia, la educación cívica animal y medioambiental debe formar personas conscientes de su rol en una comunidad más amplia: la biosfera.
¿Estamos dispuestos a formar a las próximas generaciones para que vivan en armonía con el planeta?
El tiempo para actuar no es mañana, sino hoy. Y empieza en las aulas.