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Siria • No existe alto el fuego para “el infierno en la tierra” de Guta Oriental

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Las potencias occidentales consienten esta hipocresía nauseabunda. En esta última década las fuerzas norteamericanas han dirigido varios asaltos militares masivos contra distintas ciudades, incluido el asalto a Faluya y más recientemente, en 2017 la destrucción de Mosul. Hoy, las principales potencias apoyan los ataques aéreos del régimen saudí a Yemen, en los que han muerto muchos civiles y consienten que el hambre crónica asole el país.

Desde el inicio de la guerra siria en 2011 Guta Oriental ha estado controlada por distintos grupos rebeldes islamistas. Desde 2013 la zona, con menos de 400.000 habitantes en la actualidad, ha estado bajo asedio del ejército sirio con el apoyo de Rusia e Irán. Junto a los constantes ataques militares, la ocupación ha provocado una falta total de medicinas, la extensión del hambre y la malnutrición debido a la ausencia de alimentos y a los precios excesivamente altos de los alimentos disponibles. Y todo esto sucede en una zona que antes de la guerra era una zona agrícola productiva.

La resolución de la ONU habla de alto el fuego inmediato excepto en el caso de violaciones por parte del ISIS, al Qaeda y al Nusra. Este último, antes al Qaeda en Siria, ahora actúa bajo el nombre de Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Los grupos armados dominantes en Guta Oriental son otras dos milicias, Jaysh al-Islam y Faylaq al-Rahman. Estos grupos yihadistas han lanzado misiles regularmente sobre zonas habitadas de Damasco, causando bajas entre la población civil, aunque a una escala más pequeña que los ataques del régimen.

Después de que el ISIS fuera obligado a retirarse por las fuerzas de Assad-Rusia-Irán, por un lado y EEUU y sus aliados por otro, la paz está más lejos y la guerra en Siria ha entrado en una nueva fase y aunque parezca imposible, incluso más sangrienta. Aquellos que dicen querer garantizar la paz han acelerado la guerra.

El conflicto se reduce en estos momentos a cómo las potencias globales y regionales garantizan sus posiciones en la futura Siria. Sobre todo, es un enfrentamiento por el poder, influencia y prestigio entre EEUU y Rusia, con Turquía e Irán como participantes activos. Israel también ha entrado en acción con aviones de combate contra las fuerzas iraníes en Siria en las últimas semanas. Rusia ha fortalecido su posición apoyando a Assad, mientras otros regímenes, como el de Erdogan en Turquía, pensaban que Damasco caería. Hoy, Moscú está dirigiendo operaciones de bombardeo contra las fuerzas remanentes de la oposición armada en Guta Oriental e Idlib en el noroeste. El imperialismo norteamericano, quemado por las experiencias de Iraq y Afganistán, se retractó de su decisión de enviar contingentes más grandes de tropas.

Al principio Washington respaldaba a los mismos grupos islámicos apoyados por Turquía y Arabia Saudí. Pero con el surgimiento del ISIS, que estableció el “califato” en 2014, EEUU tuvo que encontrar nuevos aliados. Estos últimos años los aliados más importantes sobre el terreno han sido las Fuerzas Democráticas Sirias, con las tropas del YPG/YPJ (milicias kurdas Unidades de Protección Popular y Unidades Femeninas de Protección) del PYD (Partido de la Unión Democrática) kurdo al frente. El enfoque posterior de la lucha contra el ISIS y la  intervención militar de Rusia en Siria desde el otoño de 2015 rescataron al régimen de Bashar al-Assad. Aunque  ha perdido Raqa, la capital de su califato, y áreas geográficas importantes, ISIS no está completamente derrotado y tiene la capacidad de llevar a cabo ataques individuales.

Las distintas potencias utilizarán el hecho de que el ISIS todavía tiene una presencia aunque sea limitada, para tomar posiciones en la lucha por ampliar su influencia en la zona. La propaganda turca ha insistido continuamente en que el PYD kurdo y el ISIS son una misma entidad, para justificar su ofensiva contra la ciudad kurdo-siria de Afrin. El ISIS también es la oposición conveniente que utiliza EEUU para mantener tropas en el noreste sirio. En realidad, las acciones de EEUU lo que pretenden es limitar tanto la influencia rusa como iraní. La “estabilización” que tanto EEUU como Rusia pretenden conseguir está muy lejos de ser sólida.

Siria ya era una dictadura sacudida por una serie de crisis antes de la insurrección de 2011 y la guerra posterior. En la actualidad el país ha colapsado, con más de 500.000 muertos y más de 10 millones que han huido de sus casas. Este es el resultado de las guerras del imperialismo, la explotación capitalista y la dictadura de Assad. Contra esto, para evitar una nueva guerra y la revitalización del ISIS o grupos similares, es necesario un movimiento socialista revolucionario de todos los trabajadores y los oprimidos.

¿Guerra o acuerdo de Turquía con al Assad?

El ataque militar de Turquía contra Afrin comenzó hace un mes, y el pasado 18 de marzo la ciudad fue tomada por las tropas turcas. Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, desde el pasado enero, 289 civiles, entre ellos 43 niños, han fallecido bajo las bombas turcas. Según la misma organización el número de bajas mortales de las YPG en toda la campaña de Afrin ha sido de 1.500.

La población ha huido. Hasta 200.000 de las 350.000 que habitaban en Afrin, según el  mismo Observatorio Sirio han abandonado la ciudad para refugiarse en áreas  del país bajo dominio del régimen sirio.

Los socialistas y los oprimidos de todo el mundo condenamos la guerra de Turquía. El objetivo del régimen turco es aplastar cualquier gobierno kurdo en Afrin y Rojava en el norte de Siria, mientras pone trabas en el desarrollo de un movimiento unido de los trabajadores contra su gobierno autoritario. El desarrollo del conflicto en el kurdistán turco-sirio, apunta a que una vez más los kurdos serán sacrificados por las distintas potencias en su lucha por controlar zonas de influencia.

El régimen turco vio la oportunidad de lanzar un ataque cuando disminuyó la dependencia directa estadounidense de las fuerzas kurdas para combatir al ISIS. El hecho de que el ‘Ejército Libre Sirio’ participe junto a Turquía en el asalto contra zonas kurdas sólo confirma que actúa como un grupo de apoyo al régimen turco. Pero a finales de febrero el régimen turco parecía abierto a una desarrollar una guerra escalonada sin excluir alguna forma de acuerdo con el régimen de Assad en Siria.

A pesar de la postura muy dura de Erdogan, acusando a EEUU de estar implicado en el intento de golpe contra él durante el verano de 2016, y condenando a Washington por su cooperación con el PYD en Siria, la Casa Blanca ha evitado un conflicto directo con Turquía. El Departamento de Estado norteamericano insistió en que la cooperación con el PYD era temporal y que había reducido la “fuerza de seguridad”, incluidas tropas kurdas, prevista a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía. El asesor de seguridad de Trump, HR McMaster, visitó Ankara para tranquilizar a Erdogan.

Sin embargo, EEUU no ha satisfecho la petición de Turquía de abandonar Manbij, en el nordeste sirio, ni la opción alternativa, obligar a que el PYD abandone la ciudad. No obstante, el último secretario de estado norteamericano, Rex Tillerson, dijo que estaba dispuesto a considerarlo. Es más fácil decirlo que hacerlo, ya que el PYD desde hace dieciocho meses tiene una influencia decisiva en la ciudad y ha establecido una base de apoyo entre la población de mayoría árabe, especialmente entre las mujeres que han mejorado drásticamente sus derechos, como es el derecho al divorcio. Aunque la caída de Afrín ha sido un golpe muy duro para el PYD y para la moral de la población kurda que lo apoya.

Rusia, que controla el espacio aéreo de Afrin, y ha dado luz verde a Turquía para atacar por aire, confirma que esta también ha dejado a los kurdos de Afrín a su suerte y fortalece la teoría de que Erdogan busca algún tipo de acuerdo con el régimen de Assad. Rusia también evacuó a sus topas de la zona antes de la acción militar turca. Las fuerzas armadas que apoyan al régimen sirio llegaron a Afrin a mediados de febrero, supestamente para ayudar al PYD. La respuesta de Turquía fue que estas tropas eran bienvenidas si atacaban al PYD, no si llegaban para defender Afrin. Hubo algunos intercambios de disparos entre fuerzas sirias y turcas, pero nada significativo.

Esto se puede interpretar como que tanto  al-Assad con Erdogan están abiertos a llegar a algún tipo de acuerdo con Rusia como intermediario.

La actuación del régimen de Damasco no sólo es una respuesta a Turquía, también pretende arrebatar a los kurdos el control del norte sirio. Bloquear a los kurdos también es una prioridad para los aliados de Assad en el régimen iraní. A través de la mediación rusa el YPG hizo algunas concesiones al poder central. Pero equivocadamente las fuerzas kurdas confiaron en el apoyo de los bombardeos aéreos rusos y norteamericanos, y con ello frenaron la posibilidad de construir un apoyo más amplio para su lucha entre la población a la que estos ataques aéreos está destrozando la vida. La lucha por la independencia de los kurdos necesita a los trabajadores y los pobres de Oriente Medio, nunca encontrará aliados en el imperialismo o en los gobiernos regionales pro-capitalistas. Detrás de la profunda crisis de la región está la crisis del capitalismo y la debilidad histórica del movimiento obrero, cuya lucha por el socialismo democrático es la única salida.

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