Gaza: El hambre como arma de exterminio masivo.
Para entender la frialdad del apoyo estadounidense a la entidad sionista, hay que mirar al espejo de la historia. Estados Unidos ve en ella su propio reflejo: una nación construida sobre la sangre de los pueblos originarios, sobre la exclusión, la colonización y la ideología del reemplazo. Colonos llegados de Europa fundaron América exterminando a sus pueblos autóctonos. Colonos llegados de Europa quieren establecer Israel sobre las ruinas de la Palestina histórica.
No es una coincidencia. No es una excepción. Es la continuidad. Lo que ocurre en Gaza no es más que la prolongación de este modelo: mismos orígenes, mismas violencias, misma impunidad.
En el corazón de la carnicería que vive el pueblo palestino en la Franja de Gaza, la maquinaria bélica israelí prosigue su ofensiva con una intensidad feroz. Tras los bombardeos y las cifras cada vez más alarmantes de muertos y heridos, se consolida una estrategia de exterminio silencioso, denunciada con firmeza por varios responsables internacionales. Jonathan Whittall, jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), no ha tenido pelos en la lengua: «Lo que estamos viendo es un meticuloso intento de borrar la vida palestina».
El término es fuerte: mutilación planificada de la supervivencia.
– El hambre se despliega como un arma.
– El desplazamiento forzado se convierte en política de Estado.
– El asesinato, en rutina.
Lo que debería ser un simple acceso a alimentos se ha transformado en un viaje sin retorno hacia la muerte para cientos de palestinos. Desde el inicio de la ofensiva israelí el 7 de octubre de 2023, 516 civiles palestinos han sido asesinados mientras intentaban acceder a ayuda humanitaria, y más de 3,799 han resultado heridos.
Este martes, las escenas de horror se repitieron: gritos mezclados con detonaciones en las calles de Gaza, mientras los supervivientes contemplan impotentes el colapso de todo un pueblo. Solo ayer, 77 palestinos murieron bajo los bombardeos israelíes, 50 de ellos mientras esperaban ayuda. Al amanecer, ataques aéreos alcanzaron a civiles en la carretera Salah Eddine, al sur de Wadi Gaza. El hospital Al-Awda registró 37 muertos y 146 heridos. En Khan Younés, misiles israelíes impactaron en una tienda de desplazados, matando a varias personas, incluidos niños. En otros barrios, cuerpos siguen atrapados bajo los escombros, inalcanzables para los equipos de rescate, paralizados por el peligro y la destrucción.
En este contexto de hambre deliberadamente orquestada, el dispositivo denominado «Fundación Humanitaria de Gaza», impulsado por Israel con apoyo activo de EE.UU., es percibido por los palestinos como una estrategia cínica de injerencia. Implementado sin coordinación con la ONU ni las grandes organizaciones de ayuda, este sistema es rechazado como una herramienta de propaganda y control, destinada a marginar a los organismos internacionales y a instrumentalizar el hambre como arma de guerra.
Cifras que congelan la sangre:
– 56,077 muertos en Gaza (mayoría mujeres y niños).
– 131,848 heridos desde el inicio de la agresión.
– 5,759 muertos y 19,800 heridos desde la ruptura del alto al fuego el 18 de marzo.
– 516 civiles asesinados mientras buscaban comida.
Los datos más estremecedores: 49 palestinos murieron ayer en colas por alimentos improvisados. Ya no es un conflicto. Es un método: una política calculada de asfixia mediante hambre, miedo, bombas y exilio. Mientras, la «comunidad internacional» calla o es cómplice. En Gaza hoy, el hambre mata tanto como las balas.
Infancia destruida
El Ministerio de Educación palestino revela:
– 16,664 estudiantes asesinados en Gaza.
– 1,138 muertos en Cisjordania (alumnos y profesores).
– 111 escuelas destruidas; 60 universidades arrasadas.
– 788,000 estudiantes sin educación desde hace ocho meses.
Por segundo año consecutivo, los jóvenes gazatíes no podrán presentarse a los exámenes de bachillerato. La ONU alerta, pero el Consejo de Seguridad sigue paralizado. La UE revisa su acuerdo con Israel, admitiendo violaciones a los derechos humanos, pero las palabras no se traducen en acciones.
Mientras, el ministro israelí de Comunicaciones,Shlomo Karhi, aboga públicamente por el traslado forzoso de palestinos, alineándose con el objetivo declarado de Netanyahu: erradicar la presencia palestina en Gaza.
La resistencia persiste
A pesar del exterminio, las facciones palestinas continúan su lucha:
– Las Brigadas Al-Qassam eliminaron a 3 soldados israelíes en Jabalia.
– Las Brigadas Al-Quds atacaron posiciones militares en Khan Younés.
– Según fuentes israelíes, 871 soldados han muerto desde octubre (428 en combate terrestre), aunque los medios admiten un blackout informativo sobre las pérdidas.
Conclusión: Un crimen, una verdad
Gaza no es solo una tragedia humana: es la lección de un sistema global que protege la impunidad de los poderosos. El apoyo ciego de EE.UU. a Israel no es casualidad: es el eco de un colonialismo no superado.
Los imperios se reconocen entre sí:
– Cuando uno bombardea, el otro aplaude.
– Cuando uno hambrea, el otro justifica.
– Cuando uno mata, el otro excusa.
Gaza es hoy el nombre de un crimen, pero también el de una verdad que ninguna propaganda podrá silenciar.
M.S.
Fuente: El Correo de Argelia
Traducción de Infosurglobal