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Economía Mundial: La cumbre G20 en Londres no ofrece ninguna solución a la crisis económica mundial

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Peter Taaffe, de El Socialista, periódico semanal del Partido Socialista.

CIT en Inglaterra y Gales.

7 de abril del 2009.

«Ellos no están hablando de nosotros. Ellos no se preocupan de la gente como nosotros». Este es el veredicto, sobre la cumbre capitalista del G20 en Londres, de un trabajador que ocupa, junto con otros, la empresa de piezas de automóviles Visteon en Enfield. El representa la respuesta de los trabajadores – el «G3» de las plantas ocupadas, Enfield, Basildon y Belfast – al club de los ricos capitalistas, que se reunió en Londres .El también esta hablando en nombre de la clase trabajadora mundial y los pobres, a quienes se le ha dado a creer que este encuentro ha comenzado la «resistencia» en contra de la terrible crisis económica mundial.

En verdad, la reunión logró muy poco, aparte de tal vez “empapelar” temporalmente las divisiones entre las naciones y regiones que integran el G20.

La Organización Internacional del Trabajo dice que otros 30 a 50 millones de trabajadores serán despedidos. El G20 ha hecho poco para evitar esto. Una promesa de US$ 1,1 trillones (1,1 x 1012) fue el principal «logro» impulsado. Pero no está claro cuánto de este dinero es nuevo o parte de los paquetes de estímulo que los gobiernos capitalistas en todo el mundo ya están aplicando.

El FMI, que representan al capitalismo mundial, considera una triplicación de sus recursos a US$ 500 mil millones. Esto sólo le permite hacer frente a «emergencias» donde hay crónicos problemas de balanza de pagos, en particular en Europa oriental y los países «submergentes» de Asia, África y América Latina. Pero se hace poco o nada para alterar fundamentalmente la espiral descendente del capitalismo mundial. El economista Joseph Stiglitz, por ejemplo, ha estimado que el costo de la crisis hasta ahora, arrastrara a 200 millones de personas más hacia la pobreza, sobre todo en el mundo neo-colonial.

Los EE.UU. por sí solo ha comprometido un colosal US$ 11,6 trillones (11,6 x 1012 ) en líneas de crédito e ‘ iniciativas de rescate ‘, el equivalente de cuatro guerras, un aterrizaje en la luna y la reconstrucción de Europa [post-1945]: todo esto y mucho más se podría haber pagado con el costo de las propuestas del gobierno de EE.UU. para salvar a su sector bancario «(Observer).

Sin embargo, el desempleo en marzo, en los EE.UU., aumentó en un «cifra» de 663.000. Esto es ahora un 8,5% de la fuerza de trabajo. Pero, si las personas que trabajan a tiempo parcial o que no reclaman las prestaciones, fueran incluidas, entonces, más del 15% estaría desempleado!

La mayoría de los recursos del FMI, probablemente se concentrarán en el colapso de la región de Europa oriental. En este sentido, Turquía, Ucrania, Serbia, Letonia y Rumania, ya tienen el estatus económico de países zombi. Ellos amenazan con arrastrar a Austria, cuya exposición bancaria en la región es equivalente al 75% del PIB del país, así como Italia y Bélgica.

Pesimismo en juego

Mientras el G20 se reunía, las instituciones del capitalismo mundial trataron de superarse unos a otros en el juego del «pesimismo». El FMI, por ejemplo, estima que el PIB mundial se redujo en un 5% sin precedentes en el cuarto trimestre del año pasado, con las «economías avanzadas» contrayéndose alrededor del 7%. Los EE.UU., todavía en el Atlas del capitalismo mundial, cayó un 6% sobre una base anualizada, mientras que Japón se desplomó en un 13%. No es de extrañar que la reunión de Londres fuera declarada una «cumbre de la irrelevancia» por el economista en jefe de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).

La producción industrial global colapsó en un sorprendente 30-35% sobre una tasa anual en el primer trimestre de este año. Esto representa una aceleración de la crisis, que Paul Volcker, asesor económico de Barak Obama en los EE.UU., declaró antes de la cumbre como sumergirse en «un ritmo más rápido» que incluso durante la gran depresión de 1930. El propio jefe del FMI, Dominique Strauss-Kahn, dijo en la víspera del evento de Londres: «claramente, la situación es terrible.»Él fue a decir que millones de personas serán empujadas hacia la pobreza y las penurias que afectaran drásticamente el desempleo y más allá del desempleo, en muchos países serán las raíces de descontento social, algunas amenazas a la democracia, y quizá en algunos casos también pueda terminar en guerra”.

Esta es una evaluación más realista de las perspectivas del capitalismo que la de los adivinos que se reunieron en Londres. Nicolas Sarkozy, el presidente francés, puede reclamar la reunión como un triunfo sobre el «capitalismo anglosajón no regulado». El, sin duda, se anoto una diana cuando toco esta cuestión a Gordon Brown. En fecha tan reciente como junio de 2007, Brown elogió a los financieros de la City de Londres, felicitando su capacidad de innovación y el desarrollo de «los más modernos instrumentos de financiación». Añadió que era fundamental «para avanzar con regulación, la competencia fiscal y la flexibilidad». Pero antes de la crisis, Sarkozy era también un miembro del club del mundo capitalista neoliberal no regulado, junto con el resto de los 20 líderes reunidos en Londres.

Sólo se han visto obligados a cambiar de rumbo, a proponer un número de “regulaciones” mínimas por el temor a la agitación social que ha desatado esta crisis. La mayoría de las economías del mundo capitalista «se enfrentan a quiebras y al desempleo [que] se acerca a los niveles más altos desde la gran depresión» (Wolfgang Muenchau, Financial Times). El presidente de EE.UU., Obama, por ejemplo, ofrece un trillón de dólares (1 x 1012 ) “dinero por basura”… de dinero del gobierno para los préstamos fallidos de los bancos. Anteriormente, estos eran “tóxico”, a continuación, un “problema”, y ahora simplemente un “legado”. Sí que son un legado del desenfrenado capitalismo neoliberal, en particular, de los codiciosos que piden ahora ser rescatados por simples trabajadores, tanto en Gran Bretaña como en EE.UU., por sus crímenes económicos.

Nada de lo que se hizo en Londres mejorará rápidamente los precios de la vivienda, que cayeron un 30% en los EE.UU. El colapso del comercio mundial fue estimado por el FMI en un 9% antes de la cumbre y ahora es probable que en un asombroso 13% por la OCDE. Esto tendrá un profundo efecto en los países exportadores, tales como Japón, China, Alemania y los países de Europa Oriental como la República Checa, donde las exportaciones representan alrededor del 80% del PIB. Asia también serán gravemente afectada, por ejemplo, las exportaciones de Malasia superan el 100% de su PIB.

Todas las partes del mundo afectadas por crisis

No hay una parte del mundo que no se ve afectada por esta crisis y será la clase trabajadora quien será llamada a pagar el precio. En Gran Bretaña, se estima ahora que 100.000 personas al mes serán echados del trabajo, si esta crisis continúa al ritmo actual, esta situación se mantendrá el resto del año. Actualmente, 200 tiendas por día se están cerrando. Hay 600.000 graduados que entran al mercado laboral en el verano. Un total de 3,5 millones de desempleados en este país ahora asoman como el “costo” de esta crisis.

Además, hay un colapso en los ingresos del gobierno, debido al desempleo, caída en los impuestos, etc.; los estrategas del capital ya están hablando de «años de austeridad». En el primer caso, esto significará recortes en el gasto público, sobre todo dirigido contra los derechos, condiciones, de pensiones y pago de los «codiciosos» trabajadores del sector público. El déficit presupuestario de Gran Bretaña, la diferencia entre ingresos y gastos del gobierno, podría ser el 13% del PIB en 2010. Esto podría significar que Gran Bretaña junto con Grecia y posiblemente, España e Irlanda, podría caer al nivel de «paria» en los mercados de bonos, para la compra y venta de deuda pública. El final de este camino, como Islandia lo indica, es la “bancarrota nacional”, que es una posibilidad real, para Gran Bretaña y otros países, que surgirá de esta crisis.

Con estos antecedentes, el debate entre los economistas capitalistas sobre el significado de «recesión» o «depresión» se convierte en sinsentido para sus víctimas, la gente de la clase trabajadora. En la era moderna, un 10% de desempleo es, en efecto, una depresión. Por otra parte, hay poco consuelo para la clase trabajadora en las prometidas «soleadas tierras altas» de la economía. Los efectos de la crisis podrían afectar permanentemente la vida de millones de personas, así como este sistema perdure. Se ha producido ya el dramático deterioro en los EE.UU., por ejemplo, de los ingresos netos de la ‘riqueza’ del hogar, derivada de la caída en los precios de la vivienda: «El efecto riqueza se ha revertido en una venganza» (Financial Times).

El ex secretario del Tesoro en la administración de Bill Clinton, también afirma sin rodeos: «La escala de los préstamos necesarios para apoyar una recuperación cíclica normal no se materializarán». En otras palabras, incluso cuando hay una reactivación económica en un determinado momento, dejará a su paso, no ‘lagunas’ de desempleo, como en recesiones anteriores, sino que grandes océanos de desempleo y su depredación asociada. Ya hemos visto en los EE.UU. el surgimiento de campamentos en California y otros lugares, así como en Italia e incluso en Gran Bretaña con los inmigrantes polacos.

En otras palabras, un futuro gris, en el mejor de los casos, de penuria social amenaza a importantes sectores de la población de Gran Bretaña y el mundo. Y nada de lo que el G20 ha propuesto alterará esto. Sí, una cierta amortiguación podría desarrollarse – una desaceleración en la tasa de crecimiento del desempleo, por ejemplo – como resultado de los distintos paquetes de estímulo y la impresión de dinero (flexibilización cuantitativa), que están siendo implementados por los gobiernos capitalistas. Pero, los problemas subyacentes continuarán: la inseguridad, la falta de trabajo o sólo empleos precarios, el estancamiento y caída de los salarios; y de todos los males sociales que se derivan de esto.

Creciente ola de ira

Antes de la reunión del G20 había una creciente ola de ira, manifestado en el derrocamiento de los gobiernos de Europa oriental – Letonia, República Checa, Estonia, Hungría – así como los levantamientos de masas en Francia contra el gobierno de Sarkozy, y el gobierno de Fianna Fail en Irlanda. Tal es el estado de ánimo hoy, que incluso en los EE.UU., el amigo y gurú económico de Obama, Tim Geithner, declaró: «Hay veces, hoy en día, cuando usted piensa que Hugo Chávez podría ganar las elecciones en Estados Unidos».

El mismo Obama advirtió a los banqueros, que sólo él estaba entre ellos y la «horca». La indignación y la ira de las masas contra los banqueros son sintomáticas de esto. Por lo tanto, el veredicto sobre la cumbre de Londres G20 debe ser, desde el punto de vista de la clase trabajadora y el movimiento obrero, que ha solucionado muy poco, que la crisis es probable que empeore, y que esto significará más sufrimiento y dolor para los que producen la riqueza, la clase trabajadora y los pobres.

No sólo en los libros de Karl Marx – a los que se vuelve cada vez más, incluso por comentaristas capitalistas, para darle algo de sentido a las contradicciones de su sistema – sino en la realidad viva del fracaso económico y todo lo que se deriva de esto; se pone de manifiesto que el sistema capitalista no ofrece ningún camino a seguir.

Nosotros, la clase trabajadora y los pobres debemos prepararnos para un futuro socialista, con la construcción de un poderoso punto de referencia para los trabajadores en lucha, de manera que las iniciativas tomadas en Basildon, Belfast y Enfield no caigan en la arena, sino por el contrario, se conviertan en un nuevo punto de referencia para la lucha contra el enfermo y desenfrenado capitalismo de este país y en todo el mundo.

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