Lic. José A. Amesty R.
23-julio-2021
A través de fuentes de todo crédito, vinculadas a la oposición venezolana-colombiana empeñada en derrotar al Presidente Nicolás Maduro, hemos conocido que se continúan acrecentando las disputas entre el partido Primero Justicia venezolano, con el casi extinto gobierno interino, que solo lo mantienen con vida Juan Guaidó y Leopoldo López, del partido Voluntad Popular (VP).
Julio Borges, uno de los líderes de Primero Justicia (PJ) que encabeza la fracción disidente antiGuaido, asegura que en el 2021 quedara sin efecto la hipotética cancillería del gobierno interino y sus inoperantes embajadores. Tal decisión se tomará sobre la premisa de que no han alcanzado los objetivos delineados en un principio.
El dirigente de Primero Justicia, en el exilio, comento sobre hechos de corrupción en las empresas Citgo y en Sintra monómeros, revelados por el sindicato de esta entidad, que aún no han sido esclarecidos por el referido “gobierno interino”. El preciso que, de tales hechos, se desmarcan él y su partido.
Amplían mis fuentes que Primero Justicia, se opone a reformar, nuevamente, el estatuto de transición y la prolongación de la comisión delegada del “gobierno interino”, por haber resultado una plataforma que solo logro alejar a los líderes opositores de las bases y de la verdadera lucha política.
Agregan, que es un hecho el envío a Venezuela, de una misión de observación de la Unión Europea UE, para las mega elecciones regionales del 21/11, lo que constituye un espaldarazo al nuevo Consejo Nacional Electoral CNE venezolano y al Gobierno de Maduro.
Capriles concurrirá al ruedo electoral.
En tanto, otro líder de Primero Justicia, Henrique Capriles, está incorporando pausadamente su liderazgo a los partidos que conforman la “Alianza Democrática”, para debilitarla y sumarla finalmente a su juego político.
Henri Falcón, Presidente de “Avanzada Progresista”, una de las organizaciones que conforman la “mesita del dialogo”, es la figura mejor posicionada ante el aparente nuevo líder de la oposición venezolana, Henrique Capriles, a cambio este lo respaldara en sus manifiestas intenciones de recuperar la gobernación del Estado Lara-Venezuela.
Dicha estrategia ya fue estimulada por el Gobierno, al haber liberado la tarjeta electoral de la Mesa de la Unidad Democrática MUD, buscando balancear dos alianzas fuertes en la oposición, que funcionen como contrapeso al fortalecimiento que viene experimentando la “Alianza Democrática”, a la cual se le están incorporando más o menos discretamente varias figuras tradicionales del Grupo de los Cuatro G-4, decididas a participar en las elecciones del 21 de noviembre.
En este contexto, las negociaciones entre el Gobierno y la oposición radical, que tendrían lugar en México en agosto, se estancaron, dado el apresamiento del cabecilla opositor Freddy Guevara, por sus probados vínculos con bandas paramilitares colombianos y grupos criminales locales.
Es lógico que el Gobierno de Maduro, renuncie a negociar con quienes planeaban atentar contra miembros del Ejecutivo, en el momento en que los norteamericanos anunciaban una flexibilización a las transacciones relacionadas con la exportación petrolera venezolana, permitiéndoles vender y comprar, combustibles e insumos hasta Julio del 2022.
El Gobierno chavista busca descalificar a los segmentos aliados a Guaidó, y llegar al dialogo con una posición preponderante, de hecho, retomó y publicitó por los medios un encuentro con la llamada “mesita o alianza democrática”, donde debatieron y propusieron proyectos de leyes que deben discutirse y aprobarse en la Asamblea Nacional AN, solo que estos no son los opositores respaldados por la Casa Blanca.
En este contexto, se produjo una Nueva Certificación de la Casa Blanca a Guaidó.
Inmediatamente Capriles, se apresuró a decir que se retiraba de cualquier canal de negociación con el Gobierno, al menos públicamente, para desmarcarse de una posible unión o alianza con Guaidó y separar sus avances en el dialogo con Nicolás Maduro.
El ex candidato presidencial, pretende preservar su capital político para una futura elección presidencial, donde sería el candidato a derrotar por el candidato chavista.
Menos público, es que no todos los canales de dialogo con el gobierno están cerrados, muestra de ello son las posiciones que está tomando Julio Borges, que obedecen al interés de potenciar su figura en caso de un liderato probable de Capriles y su partido Primero Justicia PJ.