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Perú – Prepararnos para Triunfar

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Escribe: Milciades Ruiz

Actualmente, las organizaciones políticas populares tienen dificultades para desarrollarse exitosamente. No solo son los obstáculos que interpone el sistema de dominación los que impiden su desarrollo, sino también, las condiciones desfavorables en las que nos encontramos, en la evolución de la humanidad que, repercuten en nuestro estado de ánimo. Esto, nos plantea la necesidad de encarar los retos de nuestro tiempo, de manera eficiente y eficaz.

Movilizacion camp

Todo en el universo suce­de, según las condiciones, en que se desarrollen los hechos, en cada tiempo y, espacio. Son esas condiciones las que determinan las ca­racterísticas de los hechos. Algunos sucesos pueden parecernos se­mejantes o iguales, pero el tiempo ya es otro y, el espacio también, porque el movimiento es interminable, desencadenando y encadenando situaciones infinitamente.

Al no haber nada estático, la cantidad del movimiento va cambiando la calidad, como sucede con nuestro ciclo de vida desde los años iniciales, hasta la ancianidad. No podemos pensar ni actuar como jóvenes, si ya estamos en condiciones decadentes, mientras el mundo está en constante renovación. Podemos complementar virtudes si somos contemporáneos, pero no, si somos extemporáneos. Hoy, nuestros ciclos, de vida tienen, un contexto, distinto al que tenían los revolucionarios del siglo XIX, por ejemplo.

De modo que, si no tenemos consciencia de la evolución integral, de la humanidad, nuestro criterio adolecerá de fallas discordantes. Algunas consignas, esquemas ideológicos, métodos, frases “bíblicas”, van perdiendo concordancia con la realidad, a medida que esta, evoluciona. Ya no encajan, en las nuevas condiciones políticas de nuestro tiempo, siendo preciso renovar nuestras ideas en concordancia con la evolución del proceso histórico social.

A falta de renovación, suele recurrirse a los dichos de los “profetas” ideológicos, que desarrollaron sus pensamientos en otro contexto histórico pretérito. Pero la caducidad es inexorable y, van perdiendo vigencia en algunos aspectos debido a la evolución. Si son verdades dialécticas, permanecerán en lo esencial, pero en no en lo particular. Lo abstracto podrá ser duradero, pero lo concreto, ya no.

Podemos decir entonces que, los grupos humanos actúan impactados por las condiciones de vida imperantes. Si estas los enardece, reaccionan instintivamente, en defensa propia. Pero actúan racionalmente cuando adquieren consciencia de las causas que condicionan sus sufrimientos. Si todos los oprimidos fueran conscientes de los mecanismos que utiliza el sistema de opresión para mantenerlos dominados, otra sería su situación.

De ser conscientes, buscarán la forma de liberarse. Sus convicciones le darán seguridad del camino correcto. Se agruparán, harán planes, estrategias y métodos de lucha, orientados a romper las cadenas de la dominación. Los opresores hacen lo contrario: Evitar que los dominados sean conscientes de su realidad, alienándolos de toda forma. Esta es la confrontación en la que se encuentra la humanidad condicionada por la predominancia del poder de los dominadores.

Es la lucha por la predominancia en una situación o, en todas. Si son pocos los que logran tener consciencia política, el movimiento político será débil y no crecerá para alcanzar predominancia. Si son muchos, será fuerte y crecerá. Ante esta situación, surge claramente, la misión de las organizaciones populares. Actuar con inteligencia para contrarrestar situaciones adversas.

Si somos conscientes de nuestras debilidades para alcanzar la eficiencia requerida, lo lógico sería elevar nuestra capacidad política. Mayor producción y mayor productividad política. No podremos rendir al máximo, si no nos preparamos debidamente, como hacen los clubes deportivos con sus jugadores, para ganar al club adversario.

Sobra entusiasmo, pero falta consistencia ideológica. Podremos ser buenos activistas, pero sin fundamento ideológico, no habrá fortaleza para ganar terreno político. La capacitación ideológica, hace rebrotar ideas, que se expanden como sucedió en el periodo de “la ilustración” que precedió las revoluciones europeas y americanas, en el contexto del siglo XVIII y XIX. Hoy, los motores de nuestras filas, parecen estar apagados. A falta de líderes ideológicos, la mediocridad caudillista impera.

En el universo, no hay movimiento sin energía (materia). Si la energía se reduce el movimiento será menor y viceversa. A grandes movimientos, corresponde mayores magnitudes de energía, como ocurre en las explosiones siderales. Así también, ocurre en el movimiento social cuando hay una fuerza energética que la impulsa. Túpac Amaru II, aglutinó gran masa combativa porque su accionar respondía al sentir de la población nativa. Ese sentir era la fuerza energética del movimiento rebelde.

En el futbol, el deseo de ver triunfar al equipo favorito genera energía social que impulsa a las personas a alentarlo con entusiasmo y, cada gol se festeja con estridencia. El entusiasmo llena estadios si los triunfos son consecutivos, pero si defecciona reiteradamente, se pierde el estímulo energético. Entonces, el estadio tendrá muy poco público, debido a que la energía se ha reducido por falta de estímulo

En el caso de los movimientos sociales, luchar por una causa justa moviliza multitudes, siempre que concuerde con el sentir de la población. El derecho de participación equitativa de los sectores sociales en el gobierno nacional, ¿Es una causa justa? O es que el gobierno es propiedad privada de los partidos políticos. ¿Tienen derechos a estar representados en la Asamblea Nacional de Gobierno, los pueblos nativos o nacionalidades indígenas? ¿Los trabajadores agrícolas y pecuarios, pesqueros, mineros, fabriles, construcción, educación, no tienen derecho a estar representados en el Parlamento?

El autogobierno de los pueblos del interior, está en el sentir de gran parte del electorado, pero no se enarbola esta bandera porque se desconoce esta aspiración popular, este sentir que puede inflamarse y extenderse como el fuego. Pero, asuntos como los sugeridos, hay muchos en el sentir popular que, son ignorados por las plataformas políticas. Las cúpulas menosprecian el sentir y sufrimiento popular.

Desarrollar ideológicamente, los fundamentos de las demandas populares, es una tarea a emprender. La lucha por los derechos de los oprimidos, sustentados inobjetablemente, nos dará la fuerza energética para impulsar el empoderamiento de la población oprimida. Estos derechos, están en todos los aspectos de la vida nacional, tanto en lo político como en lo económico, salud, educación, empleo remunerado, cultura, ciudadanía y demás que, la segregación, posterga.

No se trata de elaborar un programa teórico de gobierno desde las cúpulas oportunistas, para imponerlo sobre el pueblo electoral. Es a la inversa. Debería ser el resultado de un proceso democrático, gestado desde la base social, cuyos portavoces sean los líderes representativos de cada sector económico y social. Allí está el semillero de los nuevos liderazgos. Una confederación nacional de Trabajadores rurales, tendría más militantes que cualquier partido político. Un partido político que otorgue el derecho de representación a las federaciones nacionales por rama de actividad, sería más democrático y crecerá.

Acepto que, una cosa es hablar y, otra hacer. Pero al menos, trato de contribuir al debate de la problemática, para superar la postración de nuestras filas. Quizá para muchos, la coyuntura política podría ser más interesante que esta reflexión. Disculpen la impertinencia.

19 mayo/ 2025

1 COMENTARIO

  1. Al contrario, muy buena reflexión, salvo que no creo que el camino sea por la vía democrática. Para mi, la democracia, en un sistema capitalista , no es más que un simple espectador, con cero poder, como un árbol viejo que ya no da frutos. La democracia puede tener sentido social solo si todos los sectores se ven representados, cosa que es posible con un gobierno revolucionario. Cualquier gobierno dentro de un sistema capitalista, llámese «popular»no hará mucho para cambiar el status quo. Para cambiar el sistema, que es lo que importa, hay que cambiar las leyes, la constitución, y en especial la ley de propiedad. Y en el supuesto que los pueblos se organizaran, las élites se reirían, pues ellos son dueños de todo. Según mi concepción del mundo, el poder radica en la tenencia de la tierra. Haga lo que sea, el pobre está condenado a vivir de un salario. Las revoluciones son el único camino para lograr la emancipación de los pueblos, y aunque no lo crea es muy fácil empezarlas. Es mi opinión.

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