Juan Fra T
Gabriel Boric y su candidata a la Presidencia, Carolina Tohá han llevado al nivel más bajo las relaciones con Venezuela, donde viven miles de nuestros connacionales.
Ambos han venido operando juntos en el último tiempo, incluso al margen del propio partido del mandatario y a la misma medida de la concertación, con una política que genere siempre complacencia con la Casa Blanca.
El jefe del segundo piso de La Moneda, que por cierto tiene grandes vínculos con Hermosilla, convenció al mandatario y a la Ministra del Interior arreciar sus discurso contra Venezuela para intentar influenciar a los cientos de venezolanos que estarán habilitados para votar en las próximas elecciones.
La intromisión de Boric en los asuntos internos de otros países ha sido una constante, violando un principio básico fundamental y universal como es la Autodeterminación de los Pueblos y el derecho de cada pais a decidir su futuro.
El mayor legado de su gobierno es la traición política, lo que se traduce en el gran riesgo de que el próximo gobierno en Chile sea de un seguidor del dictador Augusto Pinochet.
Nada de raro que así sea pero aquí nos estamos preparando. En todo caso, estos son los que le han hecho el juego a la derecha. Y son estos mismos los que ven todo lo malo en Venezuela, y no lo malo en Medio Oriente, donde el malo de Netanyahu ha matado a decenas de miles de palestinos inocentes, entre ellos a miles de niños. Este es el gobierno que se dice de izquierda. La derecha debe estar más que contenta con estos amigos. Lo que no saben esta gente es que no pensamos dejarles a nuestros hijos un legado pinochetista, y que tenemos un aliado seguro: la resistencia mapuche. Apuesto que no lo habían pensado. Puede sonar populista pero muy práctico.