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¿Educación o Servicio Militar?

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por Eduardo Ampuero

El diputado Ramírez sobre la juventud, ¿Educación o Servicio Militar?

Hace unos días, conversaba con un amigo que estaba indignado -con justa razón- por unas declaraciones del diputado (UDI) Guillermo Ramírez. Éste alegaba una necesidad de aumentar el contingente del Servicio Militar. Y no es que le falte presupuesto a las FFAA (2532 millones de dólares en 2025), lo que sucede es que el servicio militar cuenta con una asignación específica integrada al presupuesto general (es decir, la institución no pone plata).

Lo que molestó fue la desgraciada comparación de Ramírez con el gasto público en matrículas para educación superior. A su juicio, se ha hecho un gasto excesivo en gratuidad de la educación, lo que habría inhibido la postulación al servicio militar. O sea que, en su afán por obtener un título profesional o técnico, los jóvenes han hecho un perjuicio a la defensa.

“¡Y por qué, entonces, el diputado no inscribe a sus hijos en el Servicio Militar, si acaso le importa tanto!”

Es cierto. Como buen representante de la clase dominante, bien puesto entre la élite económica y apernado en el poder burocrático del Estado por designio de su condición de sangre, el diputado no puede sino hablar por su clase. Su clase necesita subordinados que sostengan el aparato militar, sin costo para la casta de oficiales. Necesita “carne de cañón”, necesita pobres en las filas del brazo armado estatal, aunque bien sabe que la reclusión en este servicio no goza de prestigio, no da ingresos ni ofrece un desarrollo real a la juventud. Y sabe también cómo se trata a los conscriptos en la milicia, el desprecio de clase con que son expuestos a riesgos innecesarios; a veces, simplemente a los peligros que representan sus propios mandos. Éstos, sabiéndose en otra posición de clase y jerarquía, de pronto los arrojan gratuitamente a la muerte como sucedió con medio centenar de jóvenes en Antuco y como sigue ocurriendo, incluso bajo la forma del servicio voluntario en el que había creído Franco Vargas.

Justamente, a ese Servicio Militar es al que el diputado Ramírez no optó jamás, ni optará enviar a sus hijos. Claro, en nombre de una “vocación “patriótica”, que vayan los jóvenes de los hogares asalariados y los pobres de los márgenes abandonados de Chile. Ellos deben ser la masa fácil de dirigir, son los que irán en la primera línea de choque a lo que sea les manden sus oficiales. Que los pobres no opten por la educación, eso es lo que reclama este ex alumno del The Grange school y de la Pontificia Universidad Católica.

Sin pudor, el diputado del partido militar ha remarcado la división social con el cinismo propio de la clase privilegiada. Pero, frente a esta escalada de prepotencia clasista, nos preguntamos: ¿por qué nadie reacciona?, ¿dónde está la izquierda que debe reaccionar a tales idioteces patronales y responder a las amenazas?

Pues, no están las cosas para esperar mucho. De todas maneras, Mauricio, se tenía que decir y se dijo.

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