Inicio Historia y Teoria Como hicimos la revolución, de León Trotsky en Renacimiento. Un prólogo (*)

Como hicimos la revolución, de León Trotsky en Renacimiento. Un prólogo (*)

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Por Pepe Gutiérrez-Álvarez

Esta es una obra mucho más valiosa e importante de lo que tradicionalmente se ha venido a considerar. Lo es primeramente porque representó un primer momento de recapitulación y reflexión por parte de los que habían hecho la revolución.

Por Pepe Gutiérrez-Álvarez

Esta es una obra mucho más valiosa e importante de lo que tradicionalmente se ha venido a considerar. Lo es primeramente porque representó un primer momento de recapitulación y reflexión por parte de los que habían hecho la revolución. 1/ No fue una obra escrita en un despacho con una mesa y con varias estilográficas como gustaba a Trotsky (que de tanto en tanto culpaba a la “mala” pluma de sus exigencias de redacción, sino a la manera como se había hecho en los trayectos del famoso tren blindado: dictando el texto a un equipo de estenografos de la antigua Duma. En un primer momento el texto fue pensado como para rendir cuentas a la clase obrera del mundo con la idea de cumplir el compromiso del programa revolucionario que pasaba por dar a la luz los acuerdos secretos de las potencias que hacían la guerra. Pero a este primer propósito se le unió otro nuevo quizás más importante: el de ofrecer un primer análisis de los debates que se habían dado sobre el significado de la revolución, sobre todo de los que Trotsky había mantenido con Lenin en la preparación de las negociaciones.

Unas negociaciones a las que –hay que recordarlo- se oponían amplios sectores revolucionarios de dentro y de fuera del partido bolchevique. El propio Trotsky que mantenía una posición “centrista” –negociar sí, pero a nuestra manera-, se prometió llegar al lugar de la cita con los delegados alemanes, lanzar unas cuantas proclamas y apostar por la revolución alemana que se estaba gestando al mismo tiempo. Como es sabido, todo resultó mucho más complicado y la redacción se orientó hacia una suerte de “borrador” sobre cómo y porqué hicieron la revolución. Según qué edición, el texto fue titulado como El triunfo del bolchevismo, y en otros Cómo hicimos la revolución. Ulteriormente resultó arrinconado por la amplitud, el rigor la brillantez de la Historia de la revolución, redactada mucho más cómodamente y con mayores perspectivas, quedando como uno de los clásicos menores del autor (Isaac Deutscher), aunque en realidad se trata de otra cosa. No es solamente un primer “borrador”, es también un “documento” de primera importancia, imprescindible por un doble motivo: por representar una reflexión inicial sobre Octubre, no en vano el título ruso fue La historia de la revolución rusa hasta Brest Litovsk 2/

Su primera edición data del verano de 1918, en inmediatamente fue traducido a una multitud de idiomas incluyendo el chino y el Yiddish, un detalle que reforzaba la creencia entre los “blancos” de que Trotsky era una prueba fehaciente de verdades como las expresadas en El tratado de los sabios de Sión. En castellano apareció con el título de El triunfo del bolchevismo, según todas las indicaciones en 1919 en la Biblioteca de la cultura en traducción de “La juventud literaria”, sin duda de la versión francesa. Luego hubo otras ediciones más de manera que se la puede considerar como la primera edición de Trotsky y de los líderes bolcheviques en la lengua de Cervantes, eso sí, exceptuando la publicación de de “Los tratados secretos, 1914-1917: una parte de la verdad de la guerra” que aunque no figura bajo el nombre de Trotsky, se le atribuye en funciones de Comisario de Negocios Extranjeros de la república socialista de Rusia…Según anota Sergi rosé Cordovilla 3/ el estudioso de la bibliografía de Trotsky, la revista “España nueva” publicó en el que sería el primer artículo de Ramón J. Sender: una entrevista a Trotsky  completamente inventada. 4/ En la traducción de N. Tasin, 5/ siguió manteniendo el primer títulos, pero en la de Ediciones Nosotros de 1930 tuvo ya como título Como hicimos la revolución de Octubre, y se presentaba como una primera edición. La cubierta era de Gori Muño, y el libro se insertó como uno más en el aluvión de ediciones de Trotsky de la primera mitad de los años treinta. Un pequeño fenómeno editorial que llevó a afirmar al famoso periodista norteamericano John Gunther 5/:”En ningún país los trotskistas son lo suficientemente fuertes como para desafiar directamente a la organización estalinista pero en Grecia, Checoslovaquia, Alemania y, especialmente en España, su poder va en aumento”.

Sin duda había un toque alarmista en el texto de John Gunther que era más que un periodista. Pero no era el único. Aparte de la proyección del personaje, de león exiliado al que Stalin “perdona” en el que estimará como el mayor error de su vida, resucita de sus cenizas y comienza a trabar por otra internacional a la que, en un principio, se unen todas las fracciones y tendencias disidentes de la II y la III Internacionales enfrentadas entre ellas en una verdadera “guerra fría” que resultará determinante para el ascenso del nazismo…Libre de actividades, regresa el escritor, es el momento de Mi vida y de la Historia ya citada, pero también de toda clase de artículos, es el “maldito” que fascina a una sector de la inteligencia, pero sobre todo es alguien que cuenta en estos lares con las complicidades de afines especialmente influyentes en el medio editorial. En el caso  parcial de Julián Gorkin que traduce La revolución desfigurada y de El gran organizador de derrotas, integral de Andreu Nin, el mejor traductor del ruso al castellano y al catalán conocido en un país donde lo que venía de Rusia se traducía de las versiones galas, y de Juan Andrade que traducía y editaba a cuatro manos con Mª Teresa García Banús. Esta capacidad cultural sobrepasa en mucho a la del partido comunista oficialista y se proyecta durante este tiempo, hasta la ruptura de 1935, cuando los “trotskistas” (o sea los comunistas opuestos al estalinismo), rompen con los criterios y las precipitaciones de su jefe, alejado geográfica y culturalmente de una realidad española sobre la que ignora acontecimientos tan importantes como lo del Octubre de 1934. 6/

Esta oleada se detiene hasta que en 1937 la Editorial Marxista ligada al POUM prepara la traducción de Juan Andrade basándose en la versión francesa de Victor Serge de otra de las obras claves de Trotsky y sin duda la más peligrosa, La revolución traicionada, que no podrá editarse en la España republicana porque el asesinato de Nin y la persecución del POUM, lo hacen imposible. Aparecerá décadas más tarde como una traducción sin nombre al que se le atribuye, ¡al propio Trotsky¡.7/

Semejante “primavera editorial” sufrió una interrupción de más detrás décadas, aunque durante el tardofranquismo las obras de Trotsky editadas entonces se podían encontrar en algunas bibliotecas publicas no totalmente purgadas, así como en los rastros en los que se ofrecían libros de segunda mano sobre una manta o unos puestecillos de mala muerte. Sin embargo en los sesenta-setenta la bibliografía en castellano del “gran negador” (Churchill), fueron apareciendo en reediciones, nuevas traducciones amén que su historial fue tema principal de biografías, ensayos y polémicas de todo tipo, todo ello presidido por la distribución de la trilogía de Isaac Deutscher (el profeta armado, desarmado y en el exilio), que fue considerada quizás abusivamente como la mejor biografía jamás escrita, de obligada presencia en cualquier estantería de una izquierda mínimamente ilustrada.

Después de otro largo paréntesis en el que la indiferencia sustituyó a la censura, Trotsky ha reaparecido en los catálogos y en los anaqueles de las librerías. Su obra sigue interesando pero se edita lentamente, algunos títulos importantes como Literatura y revolución no ha tenido la suerte. Esta claro que su vida y su obra ya no levanta las pasiones de fases anteriores. En nuestra época no existen formaciones significadas que defiendan la URSS tal cual era, y dentro del pensamiento amplio de las izquierdas practicantes  se acepta su esquema básico: la revolución rusa se postuló como el prólogo de una revolución internacional, a sus condiciones ya atrasadas hay que sumarles dos guerra, sobre todo la llamada “civil” que arruinaron sus bases socioeconómicas en medio de un aislamiento y un reflujo (agotamiento del proceso revolucionario) sobre el que se gestó el estalinismo. Un sistema de errores y horrores imprevisibles contra el cual Trotsky postulaba una revolución antiburocrática. Una democracia socialista…Una hipótesis por la que se dejaron la piel militantes de varias generaciones algunos escritores y artistas tan ilustres como Victor Serge, Panait Istrati, André Breton, etcétera, etcétera  Ahora que todo está más claro todo resulta tan difícil hasta el extremo que la idea de un desastre ecológico terminal parece como más probable que un nuevo ciclo de revolución social.

Sea como sea, esta historia está repleta de grandes esfuerzos y de potentes contribuciones como las de este pequeño libro sobre el que el historiador marxista británico Al Richardson escribió: «Aquí tenemos un libro que demuestra cómo la teoría y la práctica se interrelacionan mutuamente, que a su vez es fácil de leer para los principiantes y está presentado con una narrativa muy placentera. Trotsky da al mismo tiempo lecciones básicas de teoría revolucionaria, política y organización, junto con una educación básica en la historia de la más grande conquista jamás lograda por la clase obrera. Y cuando tantos que se reclaman revolucionarios, desde hace mucho tiempo están enterrando ansiosamente la revolución rusa y todo lo que ésta significa, esta defensa hecha por un exponente excepcional permanece tan clara y convincente como en el día que fue escrita».

Notas

1/ Por aquel entonces Trotsky recibió con todos los honores a Édouard Herriot, alto cargo del gobierno francés. Hubo un desfile de tropas mientras sonaron La Internacional y La Marsellesa, ante lo cual Herriot comentó: “Esto es lo que queremos nosotros”. Un nada diplomático Trotsky le respondió: “Sí, ¡pero nosotros lo hemos hecho¡”.Bajo otro formato, algo parecido le sucedió con el anarquista galo Gastón Leval que fue enviado por los anarquistas españoles para que les representara. Leval comenzó a disertar cómo tenía que ser la verdadera revolución, a lo que un airado Trotsky le respondió algo por el estilo: “Sí, ¡pero esta la hemos hecho nosotros¡”

2/ Finalmente, la derrota alemana en noviembre anuló este tratado, creándose una situación de vacío en toda la antigua franja occidental del imperio zarista. Finalmente los bolcheviques consiguieron recuperar alguno de los territorios a los que habían tenido que renunciar en Brest-Litovsk. Ucrania destaca entre estas tierras reconquistadas. No obstante, la Rusia soviética tuvo que aceptar importantes pérdidas territoriales y el papel de «paria» en el concierto internacional después de haber sobrevivido una guerra “a la contra” o sea contra la reacción zarista apoyada por las potencias que habían impuesto el Tratado de Versalles. No fue hasta 1919 que la diplomacia británica descartó la hipótesis de una nueva intervención, en parte por miedo de que “creara un soviet en Londres” (Ernest Bevin). De gran interés resulta el estudio: La paz de Brest – Mijaìl Shatrov – Revista Novi Mir nº 4, 1987 (disponible en www.radio36.com.uy/entrevistas/2004/)

3/ Bibliografia de les obres de i sobre Trotsky editades a Espanta ( ISBN, b-18160-2012)

4/  No fue el único, también publicó El Trotsky que yo conocíun texto que Sender sitúa en México en vísperas del asesinato del revolucionario ruso. Apareció en el número 18 de la revista Historia 16(Octubre 1977). No existe constancia de esta visita en ninguna de las biografías o anotaciones sobre  Trotsky en la época, cabe suponer que poco antes de su asesinato. Por otro lado, Sender nunca pudo comentar con Víctor Serge sus aprensiones sobre Robert Sheldon Harte ya que cuando Serge llegó a México de la Francia ocupado, Trotsky ya había sido asesinado. Tampoco fue el único caso, según testimonio de Juan Andrade, como responsable de la editorial Cenit fue él quien escribió el prólogo de su primer libro La situación religiosa en México que apareció firmada por Ramón Mª del Valle-inclán quien al parecer nunca encontraba su tiempo.

5/ Que el que figura en la recopilación la editorial Fontamara (Barcelona, 1977) de los escritos de Trotsky sobre La revolución de Octubre fuera de la célebre Historia de la revolución rusa en la traducción de Andreu Nin que conoció en los años setenta varias ediciones.  La recopilación comprende El triunfo del bolchevismo,  el artículo La revolución de Octubre, Lecciones de Octubre,  ¡Quince años¡, ¿Qué es la revolución de Octubre?,  la célebre conferencia de Copenhague que, cursivamente,  fue el primer trabajo profesional de “Robert Capa” y Tres concepciones de la revolución…

5/ Inside Europa (Barcelona, Bruguera, 1967);

6/ He tratado esta historia al detalle en un libro publicado en esta misma editorial, El fantasma de Trotsky (España, 1916-1940), (Espuela de plata, Sevilla, 2012).

7/ Esta barbaridad a todas luce imposible fue generada en la editorial Fontamara como una ocurrencia por sí salía alguien reclamando los derechos de la traducción. Mi oposición no fue escuchada porque no le  dio importancia.

(*) De su edición en Renacimiento. Biblioteca histórica, Sevilla, 2019.

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