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ALLENDE Y EL MUNDO INDIGENA (MAPUCHE)

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EXCLUSIVO │ Roberto Morales habla de Allende y el mundo indígena: “Puso la mirada en donde se fundamenta la reproducción material social de los Mapuche” 

En el 50 Aniversario del triunfo de la Unidad Popular (UP), en Correo del Alba hemos sostenido a los largo del mes de septiembre un ciclo de entrevistas con actores y estudiosos de ese período histórico. Motivo por el cual, en esta oportunidad nos entrevistamos con el antropólogo Roberto Morales, Doctor en Ciencias: Antropología Social por la Universidad de São Paulo, Brasil; Magíster en Integración de América Latina (Sociología) por la misma casa de estudios; y Director del Instituto de Estudios Antropológicos y Docente de la asignatura “Pueblo Mapuche” por la Universidad Austral de Valdivia, Chile.

Entre sus libros destacan Racionalidad en pugna. Pueblos originarios y empresas: ambientes, economías y culturas (2012); Territorialidad Mapuche en el siglo XIX (2002) y Municipios, participación (o exclusión) mapuche (2001). Asimismo, sobresale su investigación José Santos Lincoman Inaicheo: Artes, Política e Identidad Williche en Chiloé (2014-2016).

Por su gran trayectoria en los estudios indígenas y particularmente en el pueblo Mapuche, nos acercamos a Roberto Morales para abordar las relaciones entre el gobierno de Allende y la UP con el mundo indígena.

¿Cuál era la situación de los pueblos indígenas habitantes en Chile a fines de los 60? ¿Cuántas naciones había y cuál era su población estimada?

A fines de los años 60 existían los mismos pueblos indígenas que hoy son reconocidos por la institucionalidad estatal chilena: Rapa Nui; Aymara; Diaguita; Quechua; Linkan Antai (atacameños); Colla; Mapuche (araucanos); Kawésqar (alacalufes); Yagan o Yámana. Además de los Selk’nam (onas) y Aonikenk (tehuelches), considerados prácticamente extintos y no reconocidos como pueblos.

Hay un trabajo llamado “El último de los Onas”, entonces estos eran considerados un pueblo extinto; pero los nueve pueblos mencionados existían y hay una reemergencia, aunque la pregunta sobre las naciones permite debatir por qué realmente el Estado chileno nunca los ha reconocido como naciones, o solo eventualmente en ciertos pactos o encuentros, pero desde el punto de vista institucional no; en la Constitución de 1980, impuesta en la dictadura, no hay reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas.  

Por eso al no existir un reconocimiento como tales, la legislación vigente se aplicaba al pueblo Rapa Nui y a las comunidades indígenas rurales de los Aymara, Mapuche, y a los del sur austral: Kawésqar y Yagan. Ni antes ni ahora el Estado nacional chileno los considera naciones, sino grupos étnicos descendientes de los pueblos indígenas.

La población total en Chile, basados en el Censo de 1970, era de nueve millones y medio aproximadamente (75% urbana y 25% rural). Las estimaciones acerca de los indígenas iban desde 500 mil a 800 mil, entre el 6% y el 9% de la población del país.

La población actual en Chile, según proyección del Censo 2017, es de 19 millones aproximadamente. El autoreconocimiento de pertenencia a un pueblo originario fue de 2.2 millones, es decir, alrededor del 13% de la población. Del cual el 80% corresponde al pueblo Mapuche, o sea, 1.8 millón de personas.

Resulta evidente que hoy hay muchas más personas que se reconocen indígenas o asumen su condición.

¿Qué lugar ocupaba la “cuestión indígena” en el Programa de la Unidad Popular?

Eso es algo que se ha difundido poco y se trabaja con ciertos estereotipos al respecto; primero, se decía que el tema de los pueblos indígenas no tuvo en el Programa de la Unidad Popular, y eso no es así. Segundo, se añadía que lo que predominaba era una visión de clases sociales que no permitía ver la situación de los pueblos indígenas, cosa que también es discutible.

¿Por qué?

Porque ya la tercera vez que Salvador Allende postuló a la Presidencia de la República, cuando ganó Eduardo Frei Montalva, en el programa de Allende de 1964 hubo un pacto suscrito entre su persona y la directiva de los mapuche allendistas, que se denominaban Comando Provincial Allendista de Cautín. Allí se encuentra la mención a la comunidad araucana; al pueblo Mapuche; y la promesa del respeto a la religión, la cultura, la lengua y la propiedad agrícola Mapuche, en una perspectiva doble de integración a los derechos de la ciudadanía chilena y de mantener sus particularidades y su identidad étnica a través de su historia como pueblo. 

El Programa de la Unidad Popular es el resultado de un proceso de luchas y alianzas sociales y políticas de varias décadas. Entonces, ya en la tercera oportunidad que Allende fue postulado a la presidencia por el Frente de Acción Popular (FRAP), estableció ese acuerdo con representantes de sectores del pueblo Mapuche.

Con relación a ello Carlos Ruiz ha escrito: “El lunes 6 de abril de 1964, con ocasión de las elecciones presidenciales, se formalizó el ‘Pacto de Cautín’ entre Salvador Allende y la directiva de los Araucanos Allendistas (a través del Comando Provincial Allendista de Cautín), y en ese documento se encuentra la mención de ‘la Comunidad Araucana’, ‘el pueblo Mapuche’, ‘el pueblo araucano’; los planteamientos, (…) se acercan a la promesa del respeto a la religión, cultura, lengua y propiedad agrícola del pueblo Mapuche, en una doble perspectiva de integración a los derechos de la ciudadanía chilena y conservación de los derechos como identidad étnica, la cual, mediante su historia, se considera pueblo, lo que es otra forma de plantear la autonomía. El concepto de autonomía territorial aparece en el Pacto de Cautín mencionado como ‘seguridad de posesión indefinida y legal de las tierras araucanas en manos araucanas’. Los planes de saneamiento ambiental se elaborarían ‘con representación de las comunidades’, lo que implicaba cogestión y podría abrir las puertas de la Salud Pública a la interculturalidad. Además, se aseguraría una economía con mayor autosustentación, a través de la creación de un ‘Banco Araucano’ (Pacto de Cautín, Título V, Los Recursos Económicos para el Desarrollo de la Comunidad araucana). El Siglo, 8 y 12 de abril de 1964”.

El propio Carlos Ruiz ha ampliado: “El respeto a la cultura tradicional Mapuche, había sido comprometido por Allende en 1964, en el Título II del Pacto de Cautín, que expresa: ‘Considerando que el pueblo araucano desea mantener y desarrollar todos aquellos aspectos positivos de su cultura tradicional y que enriquecen el acervo de la cultura nacional chilena como su lenguaje, sus leyendas, sus ideas religiosas, y sus artesanías…’. Por eso no se puede sostener que el gobierno de la UP y la izquierda en general, no supieron respetar las particularidades de la cultura mapuche y que la sumieron simplemente dentro de la cuestión campesina”.

En el Programa de la Unidad Popular, suscrito el 17 diciembre 1969 por los representantes de los partidos que la integraban (comunistas, socialistas, radicales, social Demócratas, MAPU y API) se indica en la sección “La construcción de la nueva economía”, en lo que corresponde a la “Profundización y extensión de la Reforma Agraria”, en el Punto 7: “Defensa de la integridad y ampliación y asegurar la dirección democrática de las comunidades indígenas, amenazadas por la usurpación, y que el pueblo mapuche y demás indígenas se les asegura tierras suficientes y asistencia técnica y crediticia apropiadas”.  

Vemos que eso aparece explícitamente en el programa básico de la UP y la posición de Allende. Cuando él firmó en 1972 la Ley Nº 17.729, de la cual vamos a hablar más adelante, dijo que ese era el año de mayor significación y de mayor justicia, que era la primera vez que la Casa de Gobierno se abría para el pueblo Mapuche, los dirigentes de las ocho provincias, sintiéndose parte de ser chilenos pero en calidad de mapuche, y él ha quiso solemnizar ese acto invitando a personalidades que habían estudiado al pueblo Mapuche, destacando la presencia de Alejandro Lipschutz –que igual es una especie de olvidado, que llegó desde el Báltico y se instaló en Chile en los años 30 como médico, de hecho la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción tiene su nombre, y se ha convertido en una referencia respecto de los pueblos indígenas no solo en Chile sino en América Latina–. Igual destacó en el encuentro a Ximena Bunster como indigenista, a Antonio Millape, y al gran impulsor y defensor, el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol.

En definitiva el Programa planteaba la defensa de la integración nacional del pueblo Mapuche; ampliaba y aseguraba la dirección democrática de comunidades indígenas y las cuestiones de orden económico, fundamentalmente, y de promover el trabajo cooperativo. 

Finalmente, Allende propuso algo interesante cuando dijo: “La Isla de Pascua tendrá un representante propio en el Congreso”. Esto es parte de lo que él pensaba como proyección.

 ¿Y cuál era la posición de Salvador Allende en la materia?

La posición de Allende, como queda de manifiesto en los extractos del discurso que reproducimos, se nutría de la postura de Jacques Chonchol, de Alejandro Lipschutz y de Ximena Bunster, además de destacar las perspectivas indicadas por funcionarios y dirigentes Mapuche, como Daniel Colompil y Antonio Millape, entre otros.

En el acto de la firma de la promulgación de la Ley Nº 17.729, Allende habló en los siguientes términos, cito parte de su discurso:

“Pero creo que este es el acto de mayor significación y de mayor justicia. Pienso que es la primera vez que esta casa, que es la Casa del Gobierno, se abre para que el pueblo Mapuche, para que los dirigentes de ocho provincias, entren a ella sintiéndose –como  deben serlo– ciudadanos chilenos, iguales a todos nosotros.

“Es por eso, que se ha querido solemnizar este acto no sólo con la presencia –y muy significativa– de Uds. sino además con la de invitados que representan y reflejan la preocupación, la divulgación, el estudio de la cultura del pueblo Mapuche.

“Me refiero a las relevantes personalidades indigenistas de nuestro país. Y quiero saludarlas a ellas, en la persona de un hombre a quien Chile entero respeta, y la comunidad científica mundial admira, al gran chileno, profesor Alejandro Lipchutz.

“La presencia en este acto de los Ministros de Agricultura, Tierras y Colonización, Interior, Secretario General de Gobierno, la presencia de los Subsecretarios de Agricultura y Tierras y Colonización, el Director General de Asuntos Indigenistas, compañero Daniel Colompil, la presencia de altos funcionarios de los Ministerios de Agricultura, Tierras y Colonización, la presencia en este acto de los Comandantes y Edecanes, de Ejército, Juan José Mela, y de Marina, Comandante Arturo Araya, demuestra que el Gobierno ha querido que esté rodeada, esta ceremonia del marco adecuado para ella por el sentido patriótico y nacional que tiene.

“Ya Ximena Bunster, indigenista, amiga de Uds., que por su convivencia con los mapuche ha conquistado su afecto y su confianza, en una apretada síntesis, nos ha hablado de la historia, las luchas, las derrotas, la opresión, la negación del pueblo Mapuche, a lo largo de muchos y muchos años de padecimiento. Y ha dicho una frase, al término de su documentada síntesis, que lógicamente la iniciativa legal que hoy promulgamos será parte de un gran proceso de transformación económica y social que vive Chile. Y así lo entendemos.

“De la misma manera que quiero señalar el contenido de la intervención del compañero Antonio Mellape, quien en una hilvanada y elocuente improvisación ha afianzado algunos puntos de importancia, obtenidos en el despacho de la Ley y reseñado algunos vacíos que ella tiene.

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