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¿Raza superior? Un match de boxeo que derribó mitos

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Arturo Alejandro Muñoz

El 4 de julio de 1910, día de la Fiesta Nacional estadounidense, el afroamericano Jack Johnson se proclamó campeón de Estados Unidos de los pesos pesados. Lo hizo derrotando a un blanco, a Jim Jeffries. Este había jurado que nunca pelearía con un negro, pero Johnson venía de ganar el campeonato mundial en Australia (título que EEUU se negaba a reconocer) y no le quedó otra alternativa que enfrentarlo. Jeffries se subió al cuadrilátero para enseñarles a todos que quien mandaba era la raza blanca. Sin embargo, Johnson lo dejó nocaut (KO) en el decimoquinto asalto. Tras su victoria, los afroamericanos de EEUU sufrieron linchamientos, persecuciones y hasta encarcelamientos.

Esta nota va de ello, de contar sucintamente esos hechos.

Tal vez la primera gran batalla épica del boxeo mundial fue la protagonizada por los estadounidenses Jack Johnson (negro, afroamericano hijo de esclavos) y Jim Jeffries (blanco, “el Fogonero”) el 4 de julio de 1910 en Reno, Nevada.

Fue aquel un enfrentamiento que rebasó el ring. Para la gran mayoría de estadounidenses se trataba de dirimir cuál raza era superior. Las consecuencias de ese combate se extenderían por más de cien años.

Desde 1908, el boxeador afroamericano, Jack «el gigante de Galvestone» era el poseedor del título de peso pesado, lo cual despertaba muestras de racismo, disparando las esperanzas de muchos estadounidenses por contar luego con la aparición de una “Gran Esperanza Blanca» que rescatase el título de manos de un negro como Johnson, y lo devolviera al lugar al que supuestamente pertenecía, a manos de un blanco.

Fue entonces que el campeón mundial invicto, aunque retirado en 1904, James J. Jeffries, decidió volver de su retiro para subir de nuevo al ring y recuperar ese cinturón.

La llamada «Pelea del Siglo» entre aquellos dos gladiadores generó gran expectativa en Estados Unidos. Jack Johnson, de raza negra y campeón universal de los pesos completos, se enfrentaría al ex campeón James Jeffries, de raza blanca. Obviamente, más allá del campeonato mundial lo que se disputaría era la supremacía racial.

La publicidad previa a la pelea jugó un papel decisivo para encender los ánimos. La prensa blanca llenó los espacios hablando maravillas de Jeffries, la llamada «esperanza blanca», hablando no sólo de su poder como noqueador sino, también, de su respetada vida privada, mientras que de Johnson sólo hablaron injurias. Por su parte, la prensa negra, contraatacó con provocadores mensajes desafiantes a favor de Johnson.

Era tanta la expectativa que la pelea fue filmada; un auténtico hito para su tiempo. La película de ese encuentro boxístico sería proyectada después a lo largo y ancho de Estados Unidos, donde las salas de cine y los millones de espectadores esperaban con ansias los celuloides.

Estaba prístinamente claro que la verdadera razón por la que se llevaría a cabo la pelea de boxeo fue porque tanto los medios, los expertos en boxeo y las fuerzas políticas anglosajonas, empujaron con fuerza y decisión la idea que era necesario derrotar al «pugilista negro».

Jack Johnson había hecho cinco defensas exitosas, humillando y golpeando a sus rivales blancos después de haber ganado el título mundial en 1908. Fue entonces que el establishment estadounidense pensó que el único que podría vencer a Jonhson era «El Fogonero» Jeffries. Se confiaba ciegamente en él porque se había retirado del boxeo en 1904 con una marca invicta y siendo campeón mundial.

Para este evento se construyó por primera vez un escenario especial para disfrutar del boxeo. La pelea se iba a desarrollar en San Francisco, pero grupos anti-pugilismo presionaron al gobernador de California y la sede se cambió a Reno, en Nevada.

Llegado el día, los organizadores del evento, temiendo una respuesta violenta si se daba la victoria de Johnson, prohibieron la venta de alcohol. Las armas de fuego fueron controladas en la puerta de entrada. Más de 20.000 personas se dieron cita en el inmueble acondicionado para el evento, bajo el sol abrazador de una tarde de verano.

La pelea paralizó a Estados Unidos. Decenas de miles de personas se congregaron en las ciudades en cualquier lugar donde se leían los boletines de cómo transcurría el match round a round. Eso sí, blancos y negros en sitios distintos.

Fueron 15 rounds de fragorosa batalla, y aunque el combate fue parejo, a partir del séptimo asalto Johnson controló la pelea ante el asombro de los espectadores blancos. En el round 15, Jack Jonhson hizo pasar a Jeffries por una agónica humillación. Lo derribó una vez. Jeffries se levantó y Johnson fue nuevamente por él hasta sacarlo a golpes del ring. Jeffries se volvió a levantar, y Jonhson lo persiguió a golpes por todo el cuadrilátero hasta volver a derribarlo. Con la «esperanza blanca» deshecha y su rostro desfigurado, la pelea fue detenida.

La derrota del supremacista Jeffries provocó que en las calles de ciudades como Nueva Orleans, Nueva York, Chicago, entre otras, explotaran una serie de atentados y ataques, dejando como resultado 20 afroamericanos muertos y cientos de heridos.

Muchos años después, el título mundial en la categoría máxima del boxeo (pesos pesados, o peso completo) quedaría casi siempre en manos de pugilistas afroamericanos, como Joe Louis, George Foreman, Sony Liston, Joe Frazier, Muhammad Alí, Michel Spinks, Mike Tyson, Lennox Lewis, Hasim Rahman, etc., pero esa historia de triunfos a cargo de boxeadores de raza negra comenzó en 1910, con el encuentro que hemos relatado en estas líneas.

A partir del año 2005, boxeadores de Europa Oriental desplazaron a los afroamericanos en la categoría máxima de ese deporte. Tal fue el caso de Nikolay Valuev (ruso), Sergei Liakovich (bieloruso) y Vladimir Klichkó (ucraniano). El actual campeón mundial es el ucraniano Olexandr Usik.

Con todo esto queda demostrado que no existe “raza superior” en el boxeo… ni en ninguna actividad humana.

NOTA: la fotografía que acompaña a este artículo muestra a Jim ‘el fogonero’ Jeffries caído y derrotado en la lona, y a un vencedor Jack Johnson observándolo de pie y triunfador

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