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Lo que Big Oil sabía sobre el cambio climático, en sus propias palabras

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Benjamín Franta *

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

https://vientosur.info/

Hace cuatro años viajé por todo Estados Unidos para consultar archivos históricos. Estaba buscando documentos que pudieran revelar la historia oculta del cambio climático y, en particular, cuando las grandes compañías de carbón, petróleo y gas se habían dado cuenta del problema y de lo que sabían al respecto.

Revisé cajas de documentos, miles de páginas. Comencé a reconocer las fuentes de las máquinas de escribir de las décadas de 1960 y 1970, me maravillé de la legibilidad de la escritura pasada y me acostumbré a entrecerrar los ojos cuando no era muy legible.

Lo que estos documentos han revelado está cambiando nuestra comprensión de las modalidades según las cuales el cambio climático se ha convertido en una crisis. Las propias palabras de la industria, como ha demostrado mi investigación (ver Nature Climate Change 8, 1024-1025, 2018, «Early oil industry Knowledge of CO2 and global warming») muestran que las empresas conocían el riesgo mucho antes que la mayoría de los países del mundo.

El 28 de octubre de 2021 un subcomité del Congreso de los Estados Unidos entrevistó a líderes de Exxon, BP, Chevron, Shell y del American Petroleum Institute sobre los esfuerzos de la industria para minimizar el papel de los combustibles fósiles en el cambio climático. El Director General de Exxon, Darren Woods, dijo a los electos que las declaraciones públicas de su empresa «son y siempre han sido ciertas» y que la compañía «no difunde información errónea sobre el cambio climático». Ahora bien, veamos lo que demuestran los documentos de las empresas de las últimas seis décadas.

Descubrimientos sorprendentes

En una antigua fábrica de pólvora en Delaware, ahora museo y depósito de archivos, encontré la transcripción de una conferencia sobre el petróleo que data de 1959 titulada «Energía y hombre», celebrada en la Universidad de Columbia en Nueva York. Mientras hojeaba, vi el discurso de un famoso científico, Edward Teller (que contribuyó a la invención de la bomba de hidrógeno, 1908-2003), quien advirtió a los líderes de la industria y a otras personas allí reunidas contra el calentamiento global. «Cada vez que quemas combustible convencional», explicó Teller, «creas dióxido de carbono… Su presencia en la atmósfera causa un efecto invernadero». Si el mundo siguiera utilizando combustibles fósiles, los casquetes de hielo comenzarían a derretirse, elevando el nivel del mar. Al final, «todas las ciudades costeras quedarían sumergidas», advirtió.

1959, era antes del alunizaje (1969), antes del primer sencillo de los Beatles, antes del discurso de Martin Luther King «Tengo un sueño» (28 de agosto de 1963), antes de la fabricación de la primera lata de aluminio moderna. Décadas antes de que yo naciera. ¿Qué más había?

En Wyoming, encontré otro discurso en los archivos de UW-Laramie, que data de 1965 y proviene de un líder del sector petrolero. Ese año, en la reunión anual del American Petroleum Institute, la organización líder de la industria petrolera de los Estados Unidos, el presidente del grupo, Frank Ikard, mencionó un informe titulado «Restaurar la calidad de nuestro medio ambiente» que había sido publicado unos días antes por el equipo de asesores científicos del presidente Lyndon Johnson.

«La esencia del informe», dijo Frank Ikard al público que representa a la industria, «es que todavía hay tiempo para salvar a los pueblos del mundo de las catastróficas consecuencias de la contaminación, pero el tiempo se está acabando». Continuó diciendo que «una de las predicciones más importantes del informe es que el dióxido de carbono se agrega a la atmósfera de la Tierra al quemar carbón, petróleo y gas natural a tal velocidad que, para el año 2000, el equilibrio térmico se modificará hasta el punto de causar cambios caracterizados en el clima». Frank Ikard señaló que el informe constataba que es probable que un «medio no contaminante de alimentar automóviles, autobuses y camiones se convierta en una necesidad nacional».

De vuelta a California, me di cuenta de que antes del Summer of Love de San Francisco (junio de 1967), antes de Woodstock (agosto de 1969) – el apogeo de la contracultura de la década de 1960 y todas estas cosas que me parecían historia antigua- los líderes de la industria petrolera habían sido informados, en privado, por sus propios líderes de que sus productos acabarían por modificar el clima de todo el planeta, con consecuencias peligrosas.

Las investigaciones secretas revelaron los riesgos del futuro

Mientras viajaba por el país, otros investigadores también estaban trabajando duro. Y los documentos que descubrieron fueron, en algunos aspectos, aún más espantosos.

A finales de la década de 1970, el Instituto Americano del Petróleo había formado un comité secreto llamado CO2 and Climate Task Force. Este grupo de estudio incluyó representantes de muchas de las principales compañías petroleras, con el fin de monitorear y discutir, de forma confidencial, los últimos avances en ciencia climática.

En 1980, el grupo de estudio invitó a un científico de la Universidad de Stanford, John Laurmann, a informarles sobre el estado de la ciencia climática. Hoy tenemos una copia de la presentación de Laurmann, que advierte que, si se siguen utilizando combustibles fósiles, el calentamiento global será «apenas perceptible» en 2005, pero que tendrá «efectos catastróficos a escala global» en la década de 2060. Ese mismo año, el American Petroleum Institute invitó a los gobiernos a triplicar la producción de carbón en el mundo, insistiendo en que no habría consecuencias negativas, a pesar de lo que sabía.

Exxon también tenía un programa de investigación secreto. En 1981, uno de sus directores, Roger Cohen, envió un memorando interno observando que los planes operativos a largo plazo de la compañía podrían «producir efectos que serán efectivamente catastróficos (al menos para una fracción sustancial de la población de la Tierra)».

Al año siguiente, Exxon escribió un informe interno completo de 40 páginas sobre el cambio climático, que predijo casi exactamente la magnitud del calentamiento global que hemos observado, así como el aumento del nivel del mar, la sequía, etc. Según la primera página del informe, se «distribuyó ampliamente a la dirección de Exxon», pero no debería «distribuirse externamente».

Exxon lo mantuvo en secreto: solo conocemos la existencia del informe porque los periodistas de investigación de Inside Climate News lo descubrieron en 2015.

Otras compañías petroleras también conocían los efectos de su producción sobre el planeta. En 1986, la compañía petrolera holandesa Shell completó un informe interno de casi 100 páginas, prediciendo que el calentamiento global debido a los combustibles fósiles causaría cambios que serían «los más importantes de la historia», incluyendo «inundaciones destructivas», el abandono de países enteros e incluso migraciones forzadas en todo el mundo. Este informe fue marcado como «CONFIDENCIAL» y solo fue sacado a la luz en 2018 por Jelmer Mommers, un periodista neerlandés.

En octubre de 2021, publiqué con dos colegas franceses (Christophe Bonneuil y Pierre Louis Choquet, “Early warnings and emerging accountability: Total’s responses to global warming, 1971–2021”, Ed. Elsevier, Global Environmental Change,19 October 2021. Advertencias tempranas y responsabilidad emergente: respuestas de Total al calentamiento global, 1971-2021″) otro estudio que muestra, utilizando documentos corporativos y entrevistas, cómo la gran empresa petrolera Total, con sede en París, también era consciente, ya en la década de 1970, del potencial catastrófico del calentamiento global. A pesar de esta toma de conciencia, descubrimos que Total luego colaboró con Exxon para sembrar dudas sobre el cambio climático.

El punto de inflexión en su comunicación de las grandes empresas petroleras

Estas empresas podrían elegir. Ya en 1979, Exxon había estudiado, de forma confidencial, las posibilidades de evitar el calentamiento global. Descubrió que, con una acción inmediata, si la industria abandonaba los combustibles fósiles y se centraba en las energías renovables, la contaminación por combustibles fósiles podría comenzar a disminuir en la década de 1990 y se podría evitar una gran crisis climática.

Pero las grandes compañías petroleras no siguieron este camino. En cambio, mis colegas y yo descubrimos recientemente que a finales de la década de 1980 [ver estudio mencionado anteriormente, Global Environmental Change, Cambio Ambiental Global] Exxon y otras compañías petroleras coordinaron un esfuerzo mundial para desafiar la ciencia climática, bloquear los controles de combustibles fósiles y garantizar que sus productos continuaran siendo distribuidos.

Supimos esto a través de documentos internos y comentarios internos de la industria, que ahora están empezando a compartir con el público lo que sabían. También sabemos que, en 1989, la industria de los combustibles fósiles creó una organización llamada Global Climate Coalition, Coalición Global por el Clima, pero que no era un grupo ambiental como su nombre sugiere. Por el contrario, la Coalición Mundial por el Clima trabajó para sembrar dudas sobre el cambio climático y presionó a las y los electos para que bloquearan la legislación sobre energía limpia y los tratados climáticos a lo largo de la década de 1990.

Por ejemplo, en 1997, el presidente de la Coalición Global por el Clima, William O’Keefe, que también fue vicepresidente ejecutivo del Instituto Americano del Petróleo, escribió en el Washington Post que «los científicos del clima no dicen que la combustión de petróleo, gas y carbón caliente regularmente la tierra», contradiciendo así lo que la industria sabía desde hacía décadas. La industria de los combustibles fósiles también ha financiado grupos de reflexión y estudios sesgados que han ayudado a ralentizar los progresos.

El incremento del dióxido de carbono desde la revolución industrial

En 1965, los científicos advirtieron al presidente Lyndon Johnson de los riesgos para el clima asociados al aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. Los niveles anuales de CO2 han aumentado desde entonces.

Hoy, la mayoría de las compañías petroleras evitan negar categóricamente las ciencias climáticas, pero continúan luchando contra los controles de combustibles fósiles y se presentan como líderes en energía limpia, incluso si todavía invierten la gran mayoría de sus fondos en combustibles fósiles. En el momento de escribir este artículo, la legislación climática está bloqueada nuevamente en el Congreso de los Estados Unidos por un congresista (Joe Manchin, senador demócrata por Virginia Occidental, presidente del Comité Senatorial de Energía y Recursos Naturales) con estrechos vínculos con la industria de los combustibles fósiles.

Mientras tanto, en todo el mundo, la gente siente los efectos del calentamiento global: clima extraño, estaciones cambiantes, olas de calor extremas e incluso incendios forestales como nunca antes habían visto.

¿Experimentará el mundo la catástrofe planetaria que las compañías petroleras predijeron años antes de mi nacimiento? Depende de lo que hagamos ahora, con nuestro conocimiento de la historia. [Artículo publicado en The Conversation, versión del 28 de octubre de 2021].

* Benjamin Franta ha trabajado como consultor en demandas judiciales ligadas al cambio climático en los Estados Unidos y en todo el mundo. Su trabajo ha sido apoyado por la Beca Interdisciplinaria de Posgrado de la Universidad de Stanford, la Climate Social Science Network et el Center for Climate Integrity.

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