Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | EL CIUDADANO 25.10.2021| Imagen referencial Banco Central / Agencia Uno
Los beneficios que los grandes conglomerados están repartiendo entre sus accionistas ascienden a 12.200 millones de dólares, un monto que, según los economistas, es inusual en el reparto de dividendos. Según los economistas, esta decisión de los grandes grupos económicos tendrá un impacto en la inflación y, además, en el contexto macroeconómico y social del país.
Hace semanas que los efectos del cuarto retiro que se discute actualmente en el Senado acapara titulares de prensa y horas de televisión. Sin embargo, expertos y economistas han alertado de otro retiro que, si bien está pasando más desapercibido e invisibilizado en los medios, podría tener efectos también relevantes para la economía del país. Se trata del retiro de utilidades que los grandes conglomerados del país están repartiendo entre sus accionistas, aparentemente, motivados por la incertidumbre y la alta liquidez.
Las empresas pueden distribuir sus utilidades o retenerlas. En Chile, la Ley de Sociedades Anónimas establece que la distribución de utilidades debe ser de al menos un 30% para los accionistas de este tipo de empresas. Sin embargo, a menudo, tienden a reinvertir parte de sus ganancias en las propias compañías. Si no reinvierten, se puede repartir el 100% de los beneficios, un monto superior al que habitualmente se entrega o incluso ganancias acumuladas de años anteriores. Este es el escenario actual.
La cifra que ha trascendido, por ahora, asciende a los 12.200 millones de dólares, un monto que, según los economistas, es inusual en el reparto de dividendos. “Este retiro es entre el 75 y el 80% más alto respecto a los retiros de 2020”, asegura el economista Andrés Solimano. El experto, que esta semana escribió una carta en La Tercera alertando de los efectos de este retiro, explica que esta inyección de liquidez en la economía “será más alta que la del 4º retiro de las AFP, que no debiera ser de más de 8.000 millones, según las estimaciones”.
Según Solimano, hasta ahora, el promedio de distribución de las utilidades totales se situaba entre el 8 y el 12%, mientras que el resto se reinvertía en las empresas. “Este año se está repartiendo cerca del 21%, es decir, antes se retenía el 90% y ahora se retiene el 80%”, dice. Una diferencia “considerable” en solo un año y “sobre todo teniendo en cuenta que son empresas con muy buenas utilidades, a pesar de la crisis económica y pandemia”, indica.
«Financiados por las cotizaciones de los trabajadores»
El economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda Chile) Manuel Riesco sostiene que el factor principal de este retiro “no es coyuntural”, sino que las grandes empresas “pueden hacerlo porque son financiadas por los ahorros forzosos de los trabajadores”. Para él, el grueso de las cotizaciones de los trabajadores es, precisamente, “el que financia los negocios de los empresarios porque se desvía a un fondo gigantesco que usan para financiar sus propias empresas”. Si bien, normalmente, los grandes empresarios retiran una parte de las utilidades –el 30%– y el resto lo invierte en su misma empresa, en el caso chileno grupos como Matte, Hurtado-Vicuña, la Cámara Chilena de la Construcción y Penta , subraya Riesco, “pueden darse el lujo de retirar todas las utilidades a la vez (y llevársela al extranjero o a un paraíso fiscal) porque son los mismos empresarios que se quedan con la plata de las pensiones y esa es la que invierten en sus empresas, mientras que el resto lo pueden retirar”. El economista arroja cifras del Banco Central que revelan que el sistema de AFP financia el 70% de la deuda de las empresas nacionales, el 20% del capital bursátil de las empresas de Ipsa y el 10% de la deuda de los bancos.
Solimano menciona algunas diferencias entre el “otro retiro”, como él mismo lo bautizó en su carta, y el de las AFP. Dice que, a diferencia del retiro del 10%, el de los accionistas se destina a un grupo menor de gente y que el impacto en el consumo “probablemente sea menor”. Sin embargo recalca que “tendrá efecto porque mucha de la gente que va a recibir los dividendos está comprando dólares para hacer inversión extranjera y eso presiona el tipo de cambio hacia arriba y contribuye en el aumento de precios (de las importaciones) y en la expresión inflacionaria”.
¿Impacto en la inflación?
La economista Lysette Henríquez considera que en el 5,3% que se proyecta ahora como inflación “hay un aporte significativo de la depreciación del peso”. En los últimos cuatro meses, la proyección ha aumentado en 0,9 puntos. Para ella la cuestión pasa por que eso “no se transforme en un flujo más permanente, de más semestres seguidos”. En la misma línea se expresa Solimano: “Hay que ver si es inflación y aumento sostenido de los precios o es un ajuste de los precios que se produce porque está más caro el petróleo, el flete marítimo (por las restricciones del Covid), la devaluación de la moneda, etc.” Sea como sea, según él, “no estamos en presencia de una inflación como la que había en Chile en los 50-60-70, que fue sostenida y desatada”.
Para Manuel Riesco, en cambio, la inflación es un fenómeno que “ocurre en todo el mundo porque salimos de una pandemia feroz que cortó cadenas de abastecimiento”. Aunque considera que la compra de dólares sí afecta a la inflación “transitoriamente” porque sube el precio del dólar y, como consecuencia, aumenta el costo de las importaciones y de los precios, el analista se remite a las palabras del ex presidente del Banco Central Roberto Zahler y sostiene que “es un error levantar el espantazgo de la inflación para impedir el cuarto retiro”. Y resume: “Hay una alza de precios transitoria por la compra de dólares, pero el grueso de la inflación es importada”.
Sin proyectos de inversiones
Los tres expertos consultados coinciden que este “otro retiro” está pasando muy inadvertido a pesar del impacto que puede tener. “El Banco Central está muy preocupado del cuarto retiro, pero no hace nada con el de los accionistas aún cuando tiene un efecto inflacionario importante para el mercado cambiario”, apunta Solimano. El economista pone énfasis también en el impacto de la postergación de los proyectos de inversión: “En este país la economía está muy concentrada en grandes empresas que toman decisiones con criterios de rentabilidad económica individual que tienen un efecto macroeconómico y social importante”. Y añade: “Si hay menos inversión, hay menos crecimiento en los próximos años, menos empleo, menos demanda”.
Lysette Henríquez destaca que el miedo a la incertidumbre por el momento que atraviesa el país procede, básicamente, del empresariado nacional que «es más conservador» que las compañías extranjeras, las que –dice– “tienen bastante más confianza» en la economía chilena. Por eso, según ella, “será importante que los temas que generan más incertidumbre como las AFP, los recursos naturales, el agua o la propiedad, sean abordados tempranamente tanto en la Convención como por los candidatos presidenciales”. La alternativa al escenario actual pasa por reinvertir en el país, dicen ambos, lo que dependerá de los cambios institucionales que se vienen en el país en los próximos meses.