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Dos Grandes

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Por Gustavo Espinoza M.

Dos grandes figuras de América nacieron un día como hoy, 13 de agosto. Fidel Castro Ruz y Tomás Borge Martínez, en 1927 y 1934, respectivamente, vieron la luz en este fragoroso territorio que fuera liberado por San Martín y Bolívar en el siglo XIX.

Ambos tuvieron muchas similitudes: asomaron al mundo al Sur del río Bravo en la América indómita que conociera de pueblos, culturas y leyendas. Los dos habitaron estas tierras en el siglo XX,  y llegaron incluso al siglo XXI. Ambos, fueron revolucionarios, fundaron sus propios movimientos, buscaron caminos independientes y construyeron nuevos modelos de desarrollo para sus pueblos. Uno y otro, pasaron a la posteridad, recogiendo la voluntad de lucha de millones ,y la satisfacción del deber cumplido.

Son tan grandes, y se perfilan con tal luz en el escenario, que tan solo sus nombres escarapelan el cuerpo de los opresores; y suscitan anhelos y esperanzas para los oprimidos.

Fidel Castro Ruz nació en Birán, una pequeña localidad situada en las cercanías de Holguín en el oriente cubano. Tuvo una educación en cierto modo privilegiada y eso le permitió graduarse como abogado en la Universidad de la Habana. Pero desde un inicio, vio comprometida su vida con la lucha de su pueblo.

En 1952, a poco del golpe siniestro de Batista ocurrido el 10 de marzo, llegó hasta el palacio judicial de la capital cubana para interponer una denuncia constitucional contra el dictador. Después, el 26 de julio del 53’s atacó el Cuartel Moncada –la principal fortaleza militar del régimen- y declaró fundado el “Movimiento 26 de julio”.

Años más tarde, desde México ejecutó la operación del Granma, que diera  inicio a la histórica guerrilla de Sierra Maestra con la que triunfara al amanecer del 1 de enero de 1959.

Después de la victoria, su vida sería una sucesión de batallas. Todas, emprendidas en el afán supremo de servir los intereses de su pueblo. Por eso Fidel, se enfrentó a los enemigos más poderosos y crueles: las Grandes Corporaciones y el Imperio.

Desde un inicio, el gobierno de los Estados Unidos le declaró la guerra. Por eso, el bloqueo a Cuba, que lleva más de 60 años; la Crisis de los Misiles, que puso al mundo al borde de la extinción; y por eso los más de 600 atentados terroristas organizados por los servicios secretos yanquis y la Casa Blanca.

Por eso también, el heroísmo de su pueblo; la identificación de millones con la causa del socialismo cubano; el sacrificio inmenso de muchas generaciones empeñadas en forjar la dignidad ,y construir la justicia.

Fidel alcanzó, uno a uno todos sus objetivos de vida. Incluso la libertad de los 5 héroes cubanos encarcelados por el gobierno norteamericano, y liberados finalmente luego de más de 15 años de prisión.

Fidel, pasó a la historia como un ideólogo, un revolucionario, un estadista, un combatiente ejemplar, una figura de leyenda. Por eso, su vida se proyecta en el suelo americano y sus grandes objetivos se encarnan en el combate de millones de personas.

Tomás Borge Martínez, nació en Matagalpa cuando su país se hallaba aún hollado por la siniestra dictadura de los Somoza. Pareciera que sólo al nacer, tomó en sus manos la bandera de otro grande: Agusto C. Sandino, asesinado en ese mismo periodo de la historia.

A inicio de los años 60, con Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y otros compañeros, fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Fue una guerrilla que operó victoriosamente durante casi 19 años hasta alcanzar la victoria en julio de 1979.

Fue esa una larga cadena de horror y de violencia, de lucha infatigable pero también de muerte y de torturas. En ella, Tomás fue un sobreviviente. Estuvo largo tiempo en la prisión, encapuchado y engrilletado. Pero jamás de se dejó someter, ni doblegar.

Con la bandera de Sandino enhiesta, asumió funciones de gobierno con ejemplar honradez y desprendimiento. Y su mayor venganza, fue alimentar y dar educación a los hijos de sus verdugos.

Tomás Borge fue ministro, escritor, político y diplomático. Pero, sobre todo, fue un hombre de combate abierto, de ideas definidas, perfiles propios. Supo encontrar en cada persona los elementos más valiosos que le permitieran contribuir a la victoria de su patria.

 Pero, básicamente, fue un hombre de principios nobles,  elevados proyectos, arraigadas convicciones. Por eso supo enhebrar su vida tejiéndola con el destino de su patria. Y por eso, también, mientras él vigila a la distancia, Nicaragua se yergue victoriosa.

Nuestra América fue cuna de hombres notables: José Martí, José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella,  Augusto Sandino, Farabundo Martí, Luis Emilio Recavarren, Aníbal Ponce, Luis Carlos Prestes, para citar algunos. Todos ellos se proyectan hoy en nuestro tiempo y construyen la grandeza de un movimiento indestructible.

La lucha de nuestros pueblos por la defensa de la soberanía, la concreción de la independencia, la recuperación de las riquezas básicas, la protección del patrimonio nacional y la construcción de una nueva sociedad más humana y más justa; forman parte de un legado de futuro, en el los nombres de Fidel Castro y Tomás Borge, habrán de alumbrar con brillo propio.

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