Alfredo Armando Repetto Saieg
Bufones
Cuando me refiero a estos seres perversos, a los dirigentes de la Concertación o de la Alianza, a Lagos, Bachelet, a Frei, Aylwin, a Fulvio Rossi, a Escalona o a Golborne, al deprimido de Longueira, al pedófilo que en algún momento fue senador, a Pinochet, a Lavín, Guzmán o Piñera, a Matthei y su prepotencia y violencia, a los genocidas y demás, a sus cómplices, a los que de una u otra forma apoyan y hasta justifican las muertes, los asesinatos y los detenidos que no aparecen, cuando me refiero a Manuel Contreras, a Pedro Espinoza y un largo etcétera, los llamo “bufones” porque es lo que son: personajes al servicio de la monarquía de la acumulación privada del capital, de una clase dominante nacional que además y por lo mismo es servidora y empleada de los centros globales del poder, de esos que realmente son los dueños del mundo.
Lo hago en esos términos, los llamo “bufones” y no “payasos” porque este último es un personaje de lo más noble y la clase de políticos y de militares que supimos conseguir en todos estos años de falaz transición a la democracia no merecen denominarse de esta manera.
Un “payaso” es un trabajador noble, como cualquiera de nosotros, que vive de hacer reir a otros, de una habilidad y vocación que no posee cualquiera y que en la mayor parte de las veces lo condena a una vida de austeridad máxima. Ríndamosle entonces a los payasos el merecido reconocimiento sin compararlos con los verdugos de Chile.