por Franklin Andrade
Chile no aguanta más recetas viejas. No más rostros intercambiables que, con sonrisa pulida, sirven al mismo poder: el de los que ven pueblos enteros como números en una planilla. Necesitamos algo distinto. Algo honesto.
Un candidato que no hable *desde arriba*, sino desde la rabia y la esperanza de los que luchan. Que no tema a las corporaciones, porque su fuerza viene de las asambleas, los sindicatos, los territorios olvidados. Que no negocie derechos a cambio de favores políticos.
No es un sueño. Es una necesidad histórica. Porque cuando los de abajo no tienen voz en el palacio, el palacio sigue siendo de ellos. Y nosotros seguimos pagando el plato roto.
Es hora de un nombre que no tiemble al decir *»basta»*. Que no le deba nada a los mercados, sino a la gente. **Un candidato que, por fin, no sea de ellos, sino nuestro.**