por Pepe Gutiérrez-Álvarez
122 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE ENGELS.
Inseparable de su amigo Karl Marx, Fredéric Engels (Barmen, 1825-Londres, 1895). El militante y teórico socialista que creó con Marx el «socialismo científico» o marxismo. Engels no solamente encontró en Marx el mejor amigo que pudo imaginar, también como autor fue su «alter ego» hasta el punto que resulta poco menos que imposible disociar la obra de ambos.
Después de la muerte de Marx continuó representando su obra aunque se suele criticar el reduccionismo y los errores de su última etapa estrechamente vinculada a los inicios de la socialdemocracia alemana e internacional.
Engels nació en el seno de una familia burguesa, su destino inicial era el de convertirse en un empresario, enviado por sus padres a Manchester a trabajar en un establecimiento. En Gran Bretaña observó los fenómenos sociales creados por el manchesterismo y escribió “La situación de la clase obrera en Inglaterra“ (1845; Júcar, Madrid, 1980), que además de resultar un vigoroso retrato de la explotación capitalista desarrolla muchas ideas propias que luego formaron parte del acervo marxista, en la que analiza con maestría las condiciones sociales del obrero, el nuevo «agente revolucionario».. Sus primeros años también son muy paralelos a los de Marx. Actuó siendo muy joven en el movimiento literario democrático radical, “La joven Alemania“, afiliándose después al movimiento de los Jóvenes Hegelianos. Crece y estudia en un ambiente burgués, conservador y pietista.
Sin embargo en el liceo de Elberfeld conecta con las corrientes románticas y liberales. Engels se expresará en esta época mediante la poesía –al parecer, sin demasiada fortuna–, escribe versos sobre héroes antiguos en los que intenta simbolizar sus deseos juveniles de emancipación. Un año antes de acabar sus estudios su padre decide emplearlo en el comercio, empezando a estudiar para ello en 1838. Lo hace en Bremen donde descubre la miseria de la clase trabajadora, y comienza a colaborar con el movimiento de la Joven Alemania de carácter liberal y literario. Un año más tarde lee “La vida de Jesús“ de Straus e inicia con gran entusiasmo el estudio de Hegel, en pleno proceso de radicalización se aproxima a los Jóvenes Hegelianos, asumiendo ideales socialistas todavía no claramente definidos. En 1841 se traslada a Berlín donde entra en relación con el Doktorkulb, un círculo de la izquierda hegeliana, escribiendo un ensayo contra Schelling que resulta ser su carta de presentación en los medios avanzados.
Enviado por su padre a Inglaterra donde tenía negocios, Engels entra en contacto con las luchas y el movimiento obrero organizado lo que significará un cambio cualitativo en su evolución, escribiendo su primer ensayo sobre materialismo histórico, con su “Esbozo para una crítica de la economía política“. A su regreso, pasa por París y hace amistad con Marx con el cual escribe “La sagrada familia“ (1845), primer eslabón de una colaboración sólo interrumpida con la muerte.
Con Marx colabora primero con los Fraternals Democrats, después con la Liga de los Justos, a la que convierten en Liga de los Comunistas para la que escriben El manifiesto comunista (1848), obra cumbre del panfleto político y del materialismo histórico. De vuelta a Alemania, Engels participa en primera fila en la revolución de 1848 y colabora intensamente con la “Nueva Gaceta Renana“ hasta su secuestro en 1851. Sus esfuerzos se concentrarán desde esta época en organizar y orientar el naciente movimiento obrero y en profundizar el campo de la teoría revolucionaria.
Establecido en Manchester se une con la revolucionaria irlandesa Mary Burns –capítulo sobre el que Marx no quiere saber nada, incluso aún después de la muerte de ella, ocasionando la única sombra de la amistad entre ambos– y estudia técnicas militares, fisiología y etnología. Sus libros, artículos y ensayos sobre los temas más diversos forman extensísimo catálogo durante estos cincuenta en los que la estrella de los acontecimientos resulta muy tenue. Con una buena fortuna heredada tras la muerte de su padre, Engels sostiene la economía casera de Marx metido en sus tareas de investigador. Establece contacto con el nuevo movimiento obrero alemán y desarrolla una intensa actividad dentro de la AIT como miembro del Consejo General. Interviene decisivamente en el debate contra los bakuninistas, contra los que escribe Los bakuninistas en acción, en la que tiene como trasfondo la insurrección cantonal española del verano de 1873 y en la que, por falta de información seria, desmenuza la importancia de los anarquistas. Escribe contra ellos: «…Los antiautoritarios exigen qué el Estado político autoritario sea abolido de un plumazo, aún antes de haber sido destruidas las condiciones sociales que lo hicieron nacer. Exigen que el primer acto de la revolución social sea la abolición de la autoridad. ¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe…».
Comienza su trabajo de acompañamiento de la joven socialdemocracia alemana –a la que criticará junto con Marx en diversas ocasiones–, desarrollando una intensa tarea en criticar otras corrientes políticas e ideológicas –muestra de ello es su impresionante “Anti-Dühring“–, estudiando nuevos aspectos de la teoría, cuidando la edición de diversas obras de Marx que muere en 1883, dejándolo hasta su muerte como el mentor de la continuidad marxista. Mantiene una amplísima correspondencia con los principales dirigentes de la socialdemocracia clásica internacional.
Durante la época de la II Internacional se creyó que Engels consideraba que los progresos de la democracia, el reforzamiento de las organizaciones obreras y las transformaciones que la evolución de la tecnología militar introducían en los conflictos callejeros hacían definitivamente imposible e inútiles los métodos de acción directa, y que el socialismo debería lograrse por la vía pacífica y por lo tanto gradualista y parlamentaria. Esta idea –reasumida ulteriormente por el eurocomunismo–, se fundamenta como decimos más atrás en una manipulación de su texto original. Manipulación que denunció Engels en una carta a Lafargue diciendo: «Liebknecht acaba de jugarme una mala pasada. Ha tomado de mi introducción a los artículos de Marx sobre la Francia de 1848-1850 todo lo que podía servirle para sostener la táctica apacible y antiviolenta a ultranza que hace algún tiempo se dedica a predicar, espe¬cialmente ahora que están preparándose leyes coercitivas en Berlín. Pero dicha táctica únicamente la predicó para la Alemania de hoy, y además con muchas reservas. Por lo que respecta a Francia, Bélgica, Italia y Austria, no puede se¬guirse esa táctica en su conjunto, y es muy posible que en el futuro sea inaplicable para Alemania».
Su legado fue utilizado por revisionistas y eurocomunistas para justificar sus planteamientos gradualistas. De ahí que sus últimos posicionamientos fuesen objeto de debates del mayor interés.