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Empresa privada ya inició geoingeniería, sin estudios suficientes de impacto ambiental

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Por Adán Salgado Andrade

La geoingeniería es un absurdo intento para alterar “favorablemente” el clima planetario. En lugar de disminuir las emisiones contaminantes, haciendo radicales cambios en el capitalismo salvaje que nos domina, como consumir menos, no sobreproducir, no hacer guerras, practicar una agricultura sustentable, más transporte público, ciudades más pequeñas, reforestación de bosques… ahora, mediante tonterías, se pretende manipular el clima.

Sobre todo, el calentamiento global, está llevando  a algunos “geoingenieros” a casi imponer que se lancen bloqueadores solares a la atmósfera, como partículas de azufre, para que recibamos menos radiación solar, pero son aberraciones que ni siquiera han sido probadas y sus consecuencias pueden provocar peores problemas que los que tratan de “resolver”. Y se teme que muchos países actúen unilateralmente – como China – para comenzar a experimentar con esas tonterías, que ni bases científicas tienen (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/12/en-cualquier-momento-se-aplicara.html).  

Pero resulta que no fue un país, sino una mezquina empresa, la que ya comenzó a experimentar, sin estudios suficientes, “cómo enfriar al planeta”. Y no lo hace por una cuestión ambiental, sino, simplemente, como negocio. Es lo que expone el artículo del portal Gizmodo, titulado “Empresa nueva está enviando azufre a la atmósfera, para combatir el cambio climático”, firmado por Lauren Leffer, quien nos introduce a su trabajo diciendo que “Make Sunsets, vende ‘créditos enfriadores’ por diez dólares y sostiene que un gramo de partículas de azufre, neutraliza el impacto de una tonelada de emisiones de CO2” (ver: https://gizmodo.com/make-sunsets-solar-geoengineering-sulfur-climate-change-1849931460).

Es una acción, como dije, sin fundamento científico. “Make Sunsets (Hacer puestas de sol), clama que ha lanzado dos globos aerostáticos de partículas de azufre a la atmósfera. Es parte de una estrategia no probada, divisiva y peligrosa para ‘combatir’ el cambio climático. Cobra diez dólares por sus ‘créditos enfriadores’, pero lo hace para llenar sus cofres, no por la salud ambiental. Es lo que ha reportado el MIT sobre tal empresa”.

Explica Leffer que la idea de geoingeniería ya existe desde hace 50 años, inspirada por erupciones volcánicas que han provocado un opacamiento del sol, como en 1816, que estallaron dos volcanes, el Monte Tambora, en lo que hoy es Indonesia, que terminó de “exacerbar el estallido, en 1814, del volcán Mayon, en las Filipinas. Tantas cenizas emitidas, ocasionaron una baja de las temperaturas globales de entre 0.4º a 0.7º C. Por ello, ese año fue conocido como el año sin verano” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Year_Without_a_Summer).

Claro que esos son procesos naturales, con cenizas volcánicas, que una vez que se asientan en suelos o mares, terminan. Pero nada que ver con lanzar sustancias químicas, cuyos efectos, ni siquiera se han probado.

“Prácticamente nadie ha realizado experimentos reales en el planeta, debido a los riesgos asociados, como acelerados cambios en los ciclos de precipitaciones pluviales, daño a la capa de ozono, así como problemas geopolíticos, de naciones que estuvieran en contra de esas aberraciones”.

Como es costumbre, esa inmoral empresa, no le quiso comentar nada a Leffer sobre sus frankenstenianos experimentos para “arreglar” el clima. Claro, sabe la mezquindad en que está incurriendo.

Y expone Leffer todos los problemas que, señalan estudios, provocaría la inyección de azufre en la atmósfera. Por ejemplo, si se hace en el hemisferio norte, “afectaría la selva amazónica, el  Sahel (la región de sabanas que transide hacia el Sahara) y otras partes”. Si se inyectara azufre en el hemisferio sur, “incrementaría dramáticamente los huracanes que se forman en el Atlántico, en el hemisferio norte”.

Además, si se iniciara ese ciclo de inyección de azufre, ya no se podría dejar, pues como esas partículas no duran mucho, entre algunos días o un par de años, cuando mucho, si desaparecieran, el efecto rebote sería peor, pues tanto metano y COque se habrían seguido produciendo, jalarían, de sopetón, calor, incrementando más la temperatura que la que había antes de la inyección. Es como si se fuera cargando una cuerda más y más, rebasando su resistencia y, de repente, se reventara. Tanta carga, al caer, afectaría más que la inicial.

Los ecosistemas se afectarían tremendamente, ante ese súbito, brutal incremento de calor. “La acidez oceánica, se aceleraría. Todo se alteraría instantáneamente y mucho peor”.

Por ello, es que esos aberrantes “experimentos” no deben de hacerse. Pero siempre hay una empresa o individuo que antepone sus expectativas de enriquecimiento a las necesidades humanas y ambientales.

Luke Iseman, el tipo sin escrúpulos que es CEO de Make Sunsets, “comenzó ya a colocarnos en esos potenciales problemas, sin estudios previos, ni bases científicas. Hasta el Pentágono ha realizado estudios para que la geoingeniería no se aplique si va a provocar más daños que beneficios”.

Habría que averiguar, cómo es que se permitió a esa empresa que se fundara, haciendo esas tonterías.

Iseman dice que lanzó dos globos aerostáticos con aerosoles de azufre. Y lo hizo nada menos que en Baja California, aquí, en México. ¡Miren cómo se entera uno de las estupideces que hacen extranjeros en nuestro país! Me pregunto si alguna “autoridad” involucrada, sabrá de lo que ese tipo está haciendo.

“No tiene forma de rastrearlos, así que no sabrá si regaron su carga. Ya se han hecho intentos anteriores, pero científicos están alarmados por ese irresponsable intento”.

Janos Pastzor, jefe de la Iniciativa Gubernamental Climática Carnegie e ingeniero nuclear con mucha experiencia, citado por Leffer, dice que “es una muy mala idea hacer esos experimentos, pues los actuales avances de la ciencia, no son lo suficientes, como para predecir lo que sucederá”.

Aun así, Iseman, sin bases científicas que lo prueben, dice que “un gramo de aerosoles de azufre, contrarresta los efectos de una tonelada de CO2. Shuchi Talati, investigador de la geoingeniería, dice que no hay base en las aserciones de Iseman, así que los diez dólares que está cobrando por los ‘créditos enfriadores’, son pura charlatanería”.

David Keith, también citado por Leffer, “es uno de los más renombrados investigadores de la geoingeniería y parte de un equipo serio de Harvard que estudia los efectos del azufre en la atmósfera. Y señala que ‘el que los haga una empresa privada, es una idea terrible, pues sólo está guiada por motivos financieros’”.

Como dije arriba, es lo que lleva a Make Sunsets a experimentar irresponsablemente – ¡y, peor, en nuestro país! – como muchas empresas hacen, sólo para enriquecerse rápidamente.

Dice Leffer que quizá la geoingeniería “vaya a aplicarse en el futuro, ante los graves problemas que hemos ocasionado, pero no sin antes haber estudiado perfectamente sus consecuencias”.

Y, en mi opinión, si se aplica, agravará tales problemas, como esa metáfora de barrer un cuarto y meter toda la basura acumulada bajo la alfombra. Al final, se notará y no podrá contenerse más así.

Pero Make Sunsets insiste en que su irresponsable método funcionará. “Ya ha juntado 750,000 dólares de entusiasmados inversionistas. Y clama en que por sólo ’29,250,000 dólares por año’, acabará con el calentamiento global”.

Muy seguramente en poco tiempo, Iseman, el CEO de esa “empresa”, estará en los encabezados, acusado de fraude – como tantos otros, Elizabeth Holmes, entre ellos, fundadora de la fraudulenta Theranos – o, peor, de haber enfriado irreversiblemente al planeta con sus aberraciones.

Contacto: studillac@hotmail.com 

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