Inicio Historia y Teoria  PATRICIO AYLWIN, “¿HÉROE DE LA PAZ?”

 PATRICIO AYLWIN, “¿HÉROE DE LA PAZ?”

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Arturo Alejandro Muñoz (escrito y publicado el año 2008)

Michelle Bachelet, Presidenta de Chile, militante del Partido Socialista (el  mismo de Allende), hija de un leal militar asesinado a manos de la dictadura, víctima también de la tortura y el exilio, dio un paso en falso al homenajear públicamente a un representante de los grupos ultramontanos que derribaron el gobierno de la Unidad Popular y  cercenaron el sistema democrático abriendo las puertas a los golpistas que desencadenaron el terror, la masacre y la más larga y oscura noche vivida por Chile en su Historia.

Ese representante del golpismo y de la sedición es Patricio Aylwin Azócar.

A Michelle   Bachelet –en este nuevo traspié político- sólo le faltó nominarlo oficialmente ante la Academia sueca para un premio mayor, pues le entregó una condecoración en calidad de ‘Héroe de la Paz’,   cruel bofetada para millones de ciudadanos que recuerdan perfectamente el recorrido público de este sempiterno dirigente democratacristiano que, desde fines de la década de 1960, ha mostrado un doble y un triple estándar político que supera incluso el zigzagueante camino de su tienda partidista.

En la ceremonia en que el gobierno concertacionista le condecoró como “Héroe de la Paz”, un emocionado Patricio Aylwin   agradeció al ex ministro del Interior de la dictadura, Sergio Onofre Jarpa, por su “generoso patriotismo y aporte en la transición a la democracia”. Si Jarpa es demócrata, entonces en Chile hablamos mandarín, pues Onofre Jarpa se desempeñó como Ministro del Interior de la dictadura pinochetista entre agosto de 1983 y febrero de 1985, período de fuertes protestas sociales en todo el país, las que fueron violentamente reprimidas a balazos y torturas. Además, Jarpa es acusado de enviar a numerosos detenidos a los centros de ‘interrogación’ de la CNI.

¿Quién es, realmente, Patricio Aylwin? 

Ex senador y ex Presidente de la República (1990-1994), le correspondió dirigir los destinos de la nación en el período conocido como “transicional”. 

No existe altercado ni contubernio político en el cual no haya estado presente. A nombre de la democracia institucional, el señor Aylwin participó en cuanto ”chamullo legal”  pueda encontrarse en los anales de nuestra historia política de los últimos treinta y ocho años.    

En 1970, luego del triunfo electoral de Salvador Allende, fue uno de los gestores del “Estatuto de Garantías”, medio por el cual su partido (Demócrata Cristiano) negoció los votos de sus parlamentarios para dirimir en el Congreso la elección del doctor socialista frente a su competidor, el ingeniero y empresario derechista Jorge Alessandri. 

Argumentó que lo hacía “en defensa del sistema republicano”, aunque la verdad desnuda era más bien una bofetada a los miembros de la derecha por haber negado apoyo al gobierno de Frei Montalva y luego al PDC en la campaña presidencial de 1970. Decía lo que no pensaba y hacía lo que no decía. 

Durante el período 1970-1973,  bajo el argumento de ‘luchar contra el marxismo’, apoyó sin desmayos la defensa de intereses norteamericanos, como los de la ITT, la Anaconda y otros, escribiendo el prolegómeno de lo que muchos años más tarde realizaría desde La Moneda, siempre a nombre ‘’del bienestar de Chile’’. Desde el Senado formó parte de los grupos que intentaron revertir la nacionalización del cobre, proyecto que Salvador Allende logró concretar y que hoy, 38 años más tarde, asegura al Fisco chileno un ingreso económico más que respetable, gracias al cual el gobierno de Bachelet puede enfrentar la actual crisis financiera mundial. 

 

Camaradas golpistas: el fascista y el ‘héroe’.

La relación golpista de Aylwin con Onofre Jarpa comenzó durante el verano de 1972, en el complot de Chiñigüe, llamado también “Complot de las Humitas”. Fue allí donde el sector más derechista del PDC, conformado, entre otros, por Aylwin, Frei Montalva, Juan de Dios Carmona y Silva Bascuñán, junto al Partido Nacional y al Partido Democracia Radical, se formó la  golpista CODE, a la que posteriormente se incorporaron  los radicales traidores del PIR (Partido de Izquierda Radical) que, en el decisivo acuerdo golpista del 23 de agosto de 1973 tenían la segunda vicepresidencia de la Cámara de Diputados en manos del hoy senador PPD Roberto Muñoz Barra.

Aylwin empujó sin pausas la resolución de la Cámara de Diputados que caratuló de “inconstitucional” al gobierno de Allende, entregando argumentos a los fascistas  que aguardaban, armas en mano, en los pasillos aledaños. 

Fue uno de los pioneros en arrimarse a los cuarteles solicitando a los militares el golpe de estado, y primero también en negarse al acuerdo con Allende que propiciaba el cardenal Raúl Silva Henríquez, lo que habría evitado el baño de sangre que cayó sobre el país. Pero –disociador y ególatra como es- primero, y durante un mes, simuló negociar para salvar su imagen futura y al mismo tiempo hacer patente el deterioro de la situación política en función de la “salida militar y violenta” que propiciaba en las sombras. 

A escasos días previos al golpe de estado, Aylwin le dio patente de veracidad a la fantasiosa creación derechista del Plan Zeta. En youtube.com hay varios videos que demuestran este aserto. En palabras entendibles y directas, nuestro ‘héroe’ apoyó conscientemente la tragedia que cayó sobre los chilenos a partir del 11 de septiembre’73.  

Años después de haberse producido “el pronunciamiento militar” (como gustaba a Pinochet y Merino que la prensa dijese), al que había coadyuvado de manera sibilina y solapada, inició los ataques verbales contra la dictadura -al constatar que los militares no iban a traspasar el poder mediante un llamado a elecciones en las que el PDC confiaba obtener pingües dividendos políticos- insuflando aires de democracia a un territorio que la había perdido, precisamente, por la negativa a defenderla, propiciada por gente como él. 

Cuando los trabajadores organizados en el Comando Nacional lograron que Pinochet y sus íntimos subiesen a un helicóptero para abandonar momentáneamente un Santiago encendido, nuestro “héroe” surgió desde las sombras encabezando el equipo de políticos que arrinconó a los dirigentes sindicales democratacristianos en la reunión de Punta de Tralca (litoral de la V Región), obligándoles a entregar las riendas del movimiento de protesta  a la llamada “Alianza Democrática”, organización política parida entre gallos y medianoche cuyo único objetivo real era birlarle a las  Confederaciones Sindicales el “poder de la calle y de convocatoria”, para negociar con su socio político, el entonces flamante Ministro del Interior del gobierno militar, Sergio Onofre Jarpa Reyes. 

Ascendido a la Presidencia de la República en 1990, Aylwin borró con el codo lo prometido por la naciente Concertación al afirmar que “procuraría justicia en la medida de lo posible”, echando agua sobre las brasas que comenzaban a consumir las podredumbres sitas en algunos cuarteles, salvando de esa manera el acuerdo alcanzado puertas adentro con los representantes pinochetistas en la reunión “secreta” que el PDC y el PPD sostuvieron con ellos en octubre de 1988, una vez que el pueblo concertacionista fue mandado a paseo a las pocas horas del triunfo del NO en el plebiscito del 05 de octubre de ese mismo año. En aquella reunión estuvieron presentes, entre otros, René Cortázar y Juan Pablo Arellano, los entonces juveniles nuevos “cerebros económicos” del régimen que iba reemplazar a los uniformados. 

En el Estadio Nacional, ante 70.000 chilenos, anunció sin sonrojarse que su gobierno representaría también a los asesinos que ensangrentaron la patria. Y lo cumplió a cabalidad. Fue quizás la única vez que a lo largo de su recorrido político hizo lo que dijo. Por ello puede entenderse su  bajada de pantalones cuando Pinochet efectuó el ‘ejercicio de enlace’, movimiento de tropas destinado a salvarle el pellejo al hijo del dictador (y al dictador mismo) por el asunto de los ‘pinocheques’ que nunca se castigó judicialmente. 

Además, se negó a mover sus oficios de primer mandatario para que los tribunales juzgaran al tirano, y aún más,  desde las sombras del poder presidencial extendió un manto de cobijo para que el dictador continuara dirigiendo –siempre desde la comandancia en jefe del ejército (hecho inédito en cualquier país medianamente democrático)- las huestes del fascismo criollo. 

¿Lo hizo porque las ‘condiciones’ eran desfavorables, pese a que contaba con un amplio apoyo nacional e internacional? No, simplemente conjugó dos elementos que son característicos tanto de él como de su propia tienda partidista: miedo personal y conveniencia económica de la Concertación, conglomerado político ya transformado en ‘mayordomo’ de los patrones derechistas. 

Ello se sospechaba tempranamente, pues en las negociaciones sostenidas con el dictador el año 1988-89, junto a Edgardo Boenninger, Enrique Correa, Enrique Krauss, Ricardo Lagos y Enrique Silva Cimma, se pactó el Plebiscito de julio de 1989,  que fue la tapadera de la Concertación para auto amarrarse de manos e ir a ocupar las poltronas de La Moneda, del Parlamento  y de los ministerios con la excusa de no poder hacer nada por falta de votos parlamentarios. Así, voluntariamente, renunciaron a la mayoría parlamentaria que pensaba usar Pinochet si hubiese ganado el plebiscito del SÍ y del NO, como también renunciaron a la facultad  presidencial de llamar a Plebiscitos Constitucionales.

Durante su presidencia, este ‘héroe de la paz’, a través de los operadores políticos que tenía en el segundo piso de La Moneda (Enrique Correa, Eugenio Tironi y Edgardo Boenninger), se encargó de destruir la prensa antidictatorial, la que no era obsecuente a su férula y podía tornarse molesta debido a su independencia y honestidad. 

Fueron políticos como Aylwin quienes –durante los primeros años de la dictadura- pavimentaron los patios de fusilamiento y llenaron de gasolina el estanque del helicóptero “Puma”, y permitieron ya en la transición’ una cómoda y enriquecida existencia política a los responsables civiles de la masacre, defraudaron completamente a quienes escucharon sus peroratas demagógicas, esculpieron la democracia según sus intereses coyunturales y hoy extienden sus manos para recibir pecuniariamente la gratitud de sus antiguos adversarios, asociados financieramente en la misma empresa, así como alzan los brazos en respuesta a las ovaciones de otros pusilánimes como ellos, entre quienes se encuentran distinguidos miembros de partidos ex izquierdistas –ahora renovados y convertidos a la fe neoliberal- que demuestran cuán poco les importaron los miles de muertos y millones de decepcionados. 

“Total -piensan esos seudo-progresistas-, los muertos y desaparecidos pertenecían al pueblo”. Claro, a ese mismo pueblo que sobrevivió a otras masacres en la Historia de Chile (Santa María en Iquique, Ranquil, San Gregorio, El Salvador, Puerto Montt, etc.); y es a ese pueblo al que exigen entregar su voto, su esfuerzo y a veces su propia vida, en beneficio exclusivo de los mismos hombres que actuaron como verdugos morales para cercenar la trayectoria republicana del país. 

Hoy, tales políticos, cual renacidos y falsos libertarios, han regalado nuestra tierra a intereses extranjeros. Hoy, estos mismos fariseos solicitan al pueblo que siga confiando en ellos entregándoles las riendas de la nación. Hoy, estos ‘pelajeanos’ (término usado por Diego Portales para referirse a los corruptos y disociadores que actuaban en política) quieren que se les honre como continuadores perfeccionados de la sangría económica y traición al pueblo comenzadas ‘democráticamente’ el año 1990.  

Patricio Aylwin fue el primero de ellos. ¿Quién, sin estar contaminado por el fanatismo sectario, puede dudarlo? Duela a quien duela, esta es parte de la verdad. Y lo peor que podemos hacer es silenciarla y olvidar.  

¿Aylwin, ‘Héroe de la Paz’? Dios  salve a Chile, y el diablo se haga el sordo.              

 

Comentarios (11)

  1. Aylwin;Heroe por la paz

Sara De Witt|09-10-2008 15:49

Excelente articulo que deja claramente expuesto a los politicos de la concertacion.

 

  1. Qué ocultaba la eterna sonrisa de don Patricio? (I)

JP Moreno, RM, Chile|09-10-2008 23:12

Buen recuento el de Arturo A. Muñoz pero el historial de don Patricio es largo y complejo, por lo que difiero de la frase sobre el que don Patricio se haya arrimado a los cuarteles solicitando el golpe de Estado. No, don Patricio, entonces senador y Presidente del  PDC,   fue mucho más sutil y mandó a otros, a los diputados PDC-PN-PIR-DR, a entregar la llave-permiso del golpe    (la trampa del acuerdo del 23 de agosto del 73 en la Cámara de Diputados fue tan bien armada que en ella cayeron hasta probados demócratas como Bernardo Leighton y Andrés Aylwin, hermano de don Patricio, que después se distinguiría en la lucha por los DDHH).

El acuerdo Partido Transversal  de la Concertación con la derecha y el equipo pinochetista-dictatorial fue bastante completo pero no excento de algunos tropiezos y pasos de comedia, como los de Pinochet bramando en la Escuela Militar contra el Informe Rettig-CVR que no daba nombres de  ningún culpable directo de violaciones de los DDHH, que no daba cuenta de la enormidad de los torturas  y que dejó sin considerar más de 2.400  casos de muerte y desaparición, de los cuales sólo unos 900 se resolvieron positivamente en la CNRR de 1994-96.

 

  1. Qué ocultaba y oculta  la eterna sonrisa adormecedora de don Patricio? (II)

JP Moreno, RM, Chile|09-10-2008 23:15

Pinochet le recordaba siempre a don Patricio, que siempre ha hecho artículo de fe del asunto, que él era el que mejor le podía cuidar las espaldas desde la Comandancia en Jefe del Ejército. Cuando el ministro de Defensa de don Patricio, algún grupo de parlamentarios concertacionistas o algún alto funcionario  (La Nación, CDE) olvidaba algo Pinochet se encargaba de recordárselos con algún movimiento que mezclaba bien la hipocresía con la amenaza de la brutalidad: así se dieron el  ejercicio de enlace (dic.1990), el boinazo (mayo 1993)  y  el peucazo (julio 1995). 

Pero sin lugar a dudas  los mayores pecados político-económicos del gobierno de Aylwin fueron la sinuosa, acelerada y disfrazada desnacionalización del cobre, iniciada por la dictadura y su activo  Ministro José Piñera Echenique en 1981,  que han continuado hasta la fecha todos los gobiernos concertacionistas y la no revisión de las privatizaciones brujas y corruptas de la dictadura.  Hoy el 70% del cobre está desnacionalizado o privatizado y esas privatizaciones quedaron a firme, generando hasta hoy unas pérdidas para Chile superiores a los US$300.000 millones.

 

  1. Qué ocultaba y oculta  la eterna sonrisa adormecedora de don Patricio? (III)

JPM|09-10-2008 23:17

En cuanto al título de Héroe de la Paz está muy bien dado a don Pato: lo hizo perfecto para mantener lo esencial de la obra económico-institucional de la dictadura adormeciendo a una ciudadanía que creía que estabamos saliendo de ella. 

La eliminación de la prensa antidictatorial y crítica fue clave para ese trabajo de gatopardismo con control de riesgos diseñado por los Boenningers, Correas y Tironis. 
El título debería haber sido Héroe del Adormecimiento Ciudadano.

PS:  Nota de errata: donde dice a  escasos días previos al golpe de estado debería decir posteriores al golpe de estado.

Hay muchos videos sobre ese pecado político-ético cometido inmediatamente después del golpe de 1973  por don Pato, coloco dos para ilustrar.

 

  1. Me duele Chile

Sandra M.V.|10-10-2008 01:25

El artículo es clarísimo y contundente, y el lector JPM entrega los vídeos de youtube donde se confirma lo dicho por Muñoz. Lo que nadie entiende es por qué los chilenos han soportado que los transformaran en lo mismo que Pinochet siempre quiso: esclavos sin voz ni opinión.

Pobre Chile. 

 

  1. Un político más

Fco|10-10-2008 03:49

Es la fiel expresion de un hombre ansioso de poder politico. Las direcciones web antes señaladas, son la demostracion clara de lo falso que es la politica. Seria bueno conocer video similares de muchos que decian apoyar a Allende, hablaban de revolucion, esos mismos que envalentonaron al pueblo para que ejerciera sus derechos y para que perdiera los miedos al capital, pero que a las horas del golpe, estaban arrancando del pais. Me refiero a muchos socialistas que arrancaron y olvidaron todo lo que predicaron. Esos politicos no tienen nada que envidiarles al señor Aylwin y  a los golpistas de derecha.

 

  1. Patricio Aylwin «heroe de la paz»

Héctor Felipe Ortega V.|10-10-2008 20:03

Patricio Aylwin «heroe de la paz»…? 

De la paz de los sepulcros…

 

  1. ¿Héroe de la paz o traidor? I

Paulina Muñoz|12-10-2008 20:45

A mi también me duele Chile.   Era muy joven al tiempo del golpe, pero sabía lo que estaba pasando, era un dolor espantoso saber que tantos compatriotas eran asesinados, desaparecidos, torturados, perseguidos… todo porque algunos querían las ganancias para ellos, les molestaba que los trabajadores se organizaran para tener vidas más dignas… ellos no querían otra cosa más que esclavos que engrosaran sus billeteras.   Cuando Salvador Allende comenzó a darle leche a los niños, beneficios a quienes que nunca habían tenido, a dejar en manos de la patria el cobre, … ya no les gustó, y le hicieron la guerra, atemorizaron al pueblo, mintieron y secretamente se confabularon para derrocarlo.

 

  1. ¿Héroe de la paz o traidor?

Paulina Muñoz|12-10-2008 20:56

Me da mucha pena cuando pienso en la inocencia de Salvador cuando pensó que suicidándose iba a evitar el derramamiento de sangre, cuánto valor requirió de su parte el dar la vida por sus amigos, todo lo cual fue casi en vano.   Porque pese a todo el esfuerzo desplegado por los asesinos, lograron matar, desaparecer, torturar a miles de chilenos y también a extranjeros, no nos exterminaron, por el contrario nuestros hijos, quienes ni siquiera habían nacido, seguirán nuestras huellas.

El gigante de los pies de barro está cayendo, y todos los traidores están quedando en evidencia. 

 

  1. ¿Héroe de la paz o traidor?

Paulina Muñoz|12-10-2008 21:12

Necesitamos personas como Arturo Muñoz (no somos parientes).   Personas instruidas y que se nota con mucha información, que puedan instruir al pueblo chileno, que salga de la ignorancia, de la indolencia, del cómodo puesto frente al TV, con sus mentes adormecidas por la farándula, el fútbol, teleseries, etc.   Todo lo que los empresarios ricos quieren que nos «embolen la perdiz».  El señor Edwards, no deja que en sus publicaciones haya cabida para alguna opinión de ellos, obvio.   Pero me parece que hay otras publicaciones, como el Ciudadano, El siglo, The Clinic,… Me gustaría mucho que publicaran algún artículo escrito por el señor Muñoz y por el señor Moreno.   Es una pérdida muy grande que no se les de la debida tribuna.   Recuerden que la gloria de Dios es la inteligencia, entonces necesitamos el conocimiento que ellos pueden compartir con los que no sabemos los detalles de lo ocurrido en nuestro país.

  1. Patricio Aylwin «heroe de la paz»

Héctor Felipe Ortega V.|13-10-2008 01:57

Adjunto a mi anterior comentario.En mi calidad de dirigente nacional del Partido Radical de Chile,luego del plesbicito de octubre de 1988 fuí invitado a una asamblea de dirigentes al local del partido.En la tribuna estaba el sr.E.Silva Cimma acompañado de Patricio Aylwin y Ricardo Nuñez.Un viejo amigo patriarca del partido manifestó a viva voz,»esta constitución de 1980 es una aberración juridica»….y más dije.Nos retiramos de esa reunión.Solamente me acompañaron tres correligionarios.Al dia siguiente presenté por escrito mi renuncia indeclinable a ese partido.Que no era al cual habiái ingresado el año 1955 (Grupo Universitario Radical)

Jamás prescindiré de lo que aprendí de Salvador Allende.

Patricio Aylwin A. es el típico politiquero que contribuye junto con sus amigos a destruir el concepto claro que debe tener la `politica, como era Salvador Allende
Ese sujeto, conjuntamente con sus secuaces engañaron a la ciudadanía chilena,al igual como hicieron en Venezuela en la famosa reunión del «Punto Fijo».
Salvador Allende aparte de su gran capacidad politica y sensibilidad en mi concepto era muy demasiado confiado.Y demasiado bueno. Aylwin, Pinochet y los demás mataron la bondad y se implantó en Chile la maldad.

 

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