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Presentación del libro «La sociedad neoliberal en tiempos del bicentenario: 2010-2018. Tomo II»

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por Juan Carlos Gómez Leyton

En mayo de 2023 la Editorial Escaparate y CIPPSA hicieron un gran esfuerzo de realizar la segunda edición del libro de nuestra autoría; Política, Democracia y Ciudadanía en una Sociedad Neoliberal, Chile 1990-2010, editado por UARCIS y CLACSO en el año 2010; quebrando con ello la tradicional tendencia de las empresas editoriales nacionales, grandes, medianas o pequeñas, de no realizar segundas ediciones de libros de las ciencias sociales y humanidades. vender caro) sin generar ningún beneficio para las y los autores.                              Por esa razón, la apuesta de la Editorial Escaparate y CIPPSAL fue arriesgada y, al cabo de un año, podemos decir que ha sido exitosa. Ese éxito, por cierto, no lo establecemos por haber aparecido en algún ranking de libros más vendidos, sino, esencialmente, por el alto interés que concitó en diversos públicos tanto nacionales como regionales (latinoamericanos) y de otras latitudes para leerlo y consultarlo. Al igual que la primera edición, de hace 14 años, el libro no pasó desapercibido, generando polémica o alguna opinión, ya sea, positiva o negativa, pero, lo cierto, es que no deja indiferente a nadie, Y, tal como dijo, un lector, “hace pensar” y “cuestionar lo existente desde otra mirada crítica”. Ese es nuestro mayor logro.

Anunciábamos, también, que la reedición constituía el Tomo I, de una trilogía destinada al análisis y descripción de la sociedad neoliberal chilena desde 1990-2023, y señalábamos que pronto vendría un segundo Tomo dedicado al periodo 2010-2018. El lector tiene, justamente, en sus manos, el Tomo II.

La Sociedad Neoliberal en los Tiempos del Bicentenario, Chile 2010-2018, Tomo II, mantiene la estructura y la fisonomía del Tomo I como también los objetivos centrales de nuestro programa de investigación y análisis de la formación social chilena en su fase neoliberal. Esta organizado en seis apartados y una conclusión, destinados a dar cuenta de aspectos específicos de la sociedad neoliberal en el periodo que va entre 2010 y 2018. La perspectiva analítica expuesta en los distintos apartados es, fundamentalmente, la politológica entrelazada con la histórica y la sociológica en un análisis sincrónico y diacrónico del proceso político de la historia reciente de Chile de los últimos 50 años.

La fisonomía histórica de la sociedad chilena tiene una impronta que emerge y se constituye no sólo en su historia reciente sino también en el curso del largo plazo y hunde sus raíces tanto en los tres siglos coloniales como en las primeras décadas del siglo XIX. Son justamente, en las primeras décadas del siglo XIX, donde se moldea y se consolida el poder social, económico y, sobre todo, político de la clase dominante “nacional”. La cual, en 1810, hace 200 años, se apodera del poder político colonial con el objeto de construir una Nación, un Estado y un regimen político acorde a sus intereses sociales específicos, imponiendo su forma, estilo y concepción histórica al resto de los habitantes del territorio, sin respetar nada y a nadie.

1.- La revolución trunca, la expropiación de la soberanía popular y la postergación de la Democracia

En razón de lo anterior, la Primera Parte, está dedicada analizar las raíces históricas y políticas del Estado, la Nación y el regimen político nacional establecido, luego de lograda la ruptura relativa con el orden colonial en 1810. El primer ensayo expone la forma cómo los sectores políticos que dirigieron el establecimiento del Estado-nación como del regimen político republicano postergaron la instalación de la democracia a través de la expropiación del principio, fundamental y central de la modernidad política, la soberanía popular, excluyendo de toda participación política a la mayoría de la ciudadanía nacional. El nuevo orden político fue excluyente, elitista y autoritario, tres rasgos que se van a mantener de distintas maneras a lo largo de los 200 años de vida, supuestamente, independiente del Estado nacional.

La postergación y expropiación de la soberanía la explicamos, principalmente, porque el proceso de emancipación colonial no fue una revolución social sino, básicamente, una limitada revolución política. Esta revolución parcial dejó intacta o con marginales cambios la estructura del poder social y económico colonial, reforzando o remozando la estructura del poder de las elites de poder, especialmente, de las oligarquías terratenientes, mercantiles y financieras en las diversas sociedad latinoamericanas.

El carácter de la revolución y la forma como ese proceso político se ha presentado en la historia de la sociedad latinoamericana, lo analizamos en el segundo ensayo de esta primera parte. Destacando en el que la única revolución social acontecida en América Latina y el Caribe ha sido la Revolución cubana de 1959. En todos los demás países de la región la revolución ha tenido un carácter parcial, específicamente, política, tales como la Revolución mexicana de 1910; la Revolución de 1952 en Bolivia, la Revolución nicaragüense de 1979, para nombrar las “triunfantes”.

Cerramos, esta Primera Parte, con un ensayo escrito con motivo del Bicentenario nacional. En el hacemos una suerte balance histórico, exponiendo los cuatro macro-problemas que arrastra la Republica y la sociedad nacional desde su constitución como Estado-Nación en el siglo XIX, los cuales, hasta ahora, 200 años más tarde, no han sido resueltos. Estos problemas de carácter social, económico, cultural y político permanecen y, al parecer, así continuarán por largo tiempo luego del fracasado primer proceso constitucional de 2022. Proceso que analizamos en el tomo III, pero estos macro-problemas los habíamos identificado y discutido tempranamente en el año 2004. Han pasado 24 años y ellos siguen siendo una marca indeleble en historia de la Republica.

2.- La sociedad neoliberal una sociedad corrupta

En la Segunda Parte, identificamos a la sociedad neoliberal como una sociedad corrupta. Este es un rasgo que la sociedad chilena comienza a desarrollar y adquirir desde los tiempos de la dictadura cívico-militar, siendo el propio dictador General Augusto Pinochet (1973-1990) la mayor expresión de un gobierno cleptocrático.

La sociedad chilena hasta la instalación del patrón de acumulación neoliberal no era una sociedad corrupta, lo cual no significa que la corrupción en distintas dimensiones de la sociedad no estuviera presente ni fuera practicada por las elites del poder o en el poder, pero

no era lo habitual. Sin embargo, desde los años ochenta del siglo pasado, la corrupción pasó a ser una praxis constante y frecuente de parte de las elites del poder y en el poder vinculadas a la dictadura cívico-militar. Praxis que no se vio interrumpida con el cambio de régimen político en 1990. Durante el regimen democrático protegido y bajo los gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia (CPD) fueron develados y denunciados un conjunto de “escándalos de corrupción” que comprometían a las autoridades tanto del gobierno central, regional como comunal ya sean oficialistas (concertacionistas) u opositoras (derecha)

En los tiempos del Bicentenario los escándalos de corrupción se multiplican comprometiendo a toda la sociedad. La corrupción se constituye en el principal mecanismo de financiamiento de la política de todos los partidos del orden. Los empresarios, que eran considerados los principales artífices del “exitoso” modelo neoliberal nacional se ven envueltos en oscuros negocios y en una extensa red de corrupción política y económica. A tal punto que dos ellos Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Delano, los dueños de empresas PENTA son recluidos en prisión preventiva, por ser considerados “un peligro para la sociedad” por estar involucrados en una serie actos corruptivos. Más tarde en 2016 es desaforado un reconocido parlamentario de la Unión Demócrata Independiente, UDI; el senador Jaime Orpis, condenado por fraude al fisco y cohecho a cinco años de presidio efectivo. Los ejemplos y los casos de corrupción seguirán develándose durante los tiempos del Bicentenario como en la actualidad. Por esa razón, no dudamos en caracterizar a la sociedad neoliberal como una sociedad cleptocrática. Y, con el objeto de abordar teóricamente el rol político del fenómeno de la corrupción abrimos esta Segunda Parte con un ensayo teórico y analítico de los qué es y no es la corrupción.

3.- La Democracia neoliberal: una democracia sin electores.

La Tercera Parte lo dedicamos al análisis de la democracia neoliberal en los tiempos de Bicentenario. Nuestra principal tesis en esta sección es que la democracia protegida es una “democracia sin electores”. Esta tesis se sostiene en el constante vaciamiento y alejamiento de las ciudadanías neoliberales de los procesos electorales. Analizamos como consecuencia de ese vaciamiento la conformación del Partido de las y los No electores. Ratificando nuestra tesis expuesta en 1998 de que son éstos, las y los ciudadanos que “sin votar”, van a determinar o influir en los resultados electorales y en la conformación de la mayorías o minorías electorales del sistema político, siendo, al mismo tiempo la expresión de la forma cómo se practica la política en una sociedad neoliberal.

Como hemos expuesto en el Tomo I, estas sociedades se caracterizan por su acentuado apoliticismo, despolitización y conservadurismo político de amplias masas ciudadanas. Estimamos, que la formación del Partido de las y los No electores, es la manifestación de esa forma de actuar. No obstante, la observación analítica de la abstención electoral (estadística) como de las y los ciudadanos abstencionista (comportamiento) nos permite distinguir al interior de ese conglomerado tres grupos, a saber: los abstencionistas flexibles, que entran y salen de los procesos electorales; los abstencionistas subpolíticos, que son sectores políticos radícales que buscan, en su praxis social y política en los márgenes del sistema político establecido, construir otra forma de hacer política; y,  por último, los ciudadanos “no políticos” este grupo renuncia voluntariamente a la política, a la democracia y a los procesos electorales, tienen un posición anti-política. Éste es el grupo más numeroso en relación a los otros dos, e incluso, en algunos momentos se sitúa inmediatamente después de las y los ciudadanos electores habituales.

Las y los “no electores” en los tiempos del Bicentenario, especialmente, desde el año 2012, año en que se estableció el voto voluntario y la inscripción automática en los registros electorales, es el sector político mayoritario y fundamental de la democracia protegida. Ellos son la expresión directa de la democracia protegida neoliberal, pero en un sentido negativo, profundizando la crisis política de este régimen político, donde las autoridades políticas, desde las y los presidentes, las y los parlamentarios, alcaldes y alcaldesas y concejales, entre otros y otras; son electos con menguadas y mezquinas votaciones. Aunque, la ficción aritmética establecida por el Servicio Electoral (SERVEL), dice lo contrario, entregando porcentajes de votación que ocultan la verdadera fuerza y apoyo electoral de los actores políticos. Las y los electos son legales, pero, con bajos niveles de legitimidad.

El régimen político entre 2010-2018, la democracia protegida, el cual era considerado por las ciencias sociales institucionales como por actores políticos principales, es decir, por la clase política y los partidos del orden como una “ejemplar democracia” entró durante este periodo en una soterrada, oscura y prolongada crisis de legitimidad, credibilidad y confiabilidad.

No solo la democracia protegida comenzó, en los tiempos del Bicentenario, a experimentar una crisis que haría temblar toda la estructura política-institucional establecida por los gobiernos neoliberales pos-dictadura, sino, también a la dominación y hegemonía neoliberal. Esta comenzó a ser agrietada significativamente por la activa movilización social de las ciudadanías que impugnaban al neoliberalismo.

4.- agrietando la dominación y la hegemonía neoliberal

La forma como la movilización social fue agrietando la dominación y la hegemonía neoliberal la abordamos en la Cuarta Parte. Para tal efecto, nos concentramos en dos movimientos emblemáticos del largo ciclo de protestas iniciado en el año 2006. Por un lado, analizamos la lucha social de las y los estudiantes tanto secundarios como universitarios por modificar y transformar la educación de mercado. Es decir, poner fin a la educación como un bien de consumo y reestablecerla como un derecho social y humano.

La solución de mercado ofrecida tanto por el gobierno del derechista Sebastián Piñera (2010-2014) como por el gobierno de la socialista de Michelle Bachelet (2014-2018) no van a modificar ni transformar el mercado de la educación ni tampoco poner fin al lucro menos aún mejorar la calidad de la educación, todo lo contrario, consolidaron y potenciaron el mercado de la educación.

El ciclo de impugnación del neoliberalismo se incrementa en los tiempos del Bicentenario con el surgimiento en el año 2016 del Movimiento NO + AFP, movimiento social liderado por el sindicalista Luis Mesina que pone en cuestión el sistema previsión social establecido desde 1982 por la dictadura cívico-militar a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) de la cotización individual que realizan  las y los trabajadores en su fondo de pensiones para mantenerse una vez que se retiran o son retirados de la fuerza de trabajo activa. Luego de 35 años de funcionamiento el sistema, ideado y establecido por el exministro del Trabajo José Piñera Echeñique, no había generado los beneficios previsionales prometidos al momento de establecerse. Las pensiones que pagaban las AFP a sus afiliados eran “pensiones de hambre”, que no permitían a los jubilados y pensionados vivir con dignidad. El Movimiento No + AFP logró movilizar a millones de ciudadanos, especialmente, adultos mayores demandando el fin del sistema. La marcha del 26 de marzo de 2016 convocada por el Movimiento sacó a la calle más 3 millones de ciudadanos en todo Chile, llegando solo en Santiago, la capital del país, a cerca de un 1 millón personas que exigían al gobierno de la Presidenta Bachelet impulsar una profunda reforma al sistema previsional. La respuesta del gobierno socialista neoliberal fue ambigua y evasiva, a tal punto que transcurrido 8 años el sistema previsional en base a la cotización individual de las y los trabajadores sigue siendo uno de los pilares, fundamentales, que sostiene toda la arquitectura de la forma de acumulación neoliberal. Es más, el Movimiento No + AFP ha perdido relevancia o fuerza social frente al contra-movimiento organizado por las ciudadanías neoliberales articulado y conformado al interior de los procesos constituyente (2022-2023) denominado “Con mi Plata NO”. Tal como exponemos en los tres ensayos en donde analizamos esta “grieta” la cuestión de la previsión social es la expresión directa de la lucha de clases entre el capital y el trabajo en tiempos del Bicentenario.

Una de las características centrales de las sociedades neoliberales lo constituye un binomio muy presente en la historia de la formación social chilena desde sus orígenes hasta la actualidad. Nos referimos al binomio violencia-miedo.

Como se sabe tanto la sociedad chilena colonial, nacional, oligárquica, nacional-desarrollista como la neoliberal fueron productos de violentos procesos políticos. Por esa razón, Chile siempre ha sido una tierra de guerra tal como fue sostenido tanto por historiadores como Álvaro Jara, Luis Vitale y Mario Góngora. La violencia guerrera tanto de las y los conquistadores (dominadores) como la de las y los conquistados (dominados) de los distintos periodos que hemos nombrado ha configurado a la sociedad respectiva.

La violencia entendida en su amplio espectro desde la física a la simbólica ha sido acompañada por el miedo de todos contra todos. El miedo ha sido un factor político que gatilla reacciones violentas. Ambos factores los analizamos en la Quista Parte para mostrar como ellos han configurado la actual sociedad neoliberal, nacida en la violencia y el miedo, de las clases capitalistas a la revolución social de los “de abajo”.

Uno de los factores sociales y políticos que activa la violencia como el miedo, en las sociedad capitalistas, es la protesta social y política y la acción colectiva de los sectores subalternos, especialmente, de los sectores populares. Todos los sectores sociales, unos más que otros, expresan esos miedos, pero estimamos que son la clase dominante la que expresa con mayor fuerza y de distintas formas el miedo, el terror o el temor que les genera la protesta social y política popular. Se trata de un miedo tanto a la “acción de la sociedad civil como al Estado” así lo manifestó en su momento el sociólogo Javier Martínez, en la década de los años ochenta del siglo XX. Pero, en una sociedad neoliberal, el miedo no solo se manifiesta por las ciudadanía hacia la sociedad civil o al Estado, sino, también, al Mercado.

Al analizar diversos momentos de la protesta política y social en los tiempos del Bicentenario es posible advertir como este binomio está presente tanto en la protesta de los pescadores de Chiloé, en el conflicto mapuche, en los encapuchados, en el asesinato de dos estudiantes porteños por un propietario temeroso y activo en defender la propiedad privada y en el temor de las y los ciudadanos al cambio político e histórico.

Así como la violencia y el miedo han configurado el comportamiento político, social y cultura tanto de los grupos dominantes como de los dominados en la sociedad chilena a lo largo de su historia, ambos permanecen, ya sea latente como manifiestos, en la consciencia como en la memoria nacional. Este otro binomio, consciencia y memoria, tienen un rol esencial en la forma como las y los ciudadanos nacionales han concebido la violencia como el miedo en distintos momentos y etapas de la historia.

6.- La Memoria Histórica reciente 

En la Sexta Parte nos adentramos en el complejo proceso de hacer presente la memoria histórica corta en los tiempos del Bicentenario. Abrimos el capítulo con el análisis del momento político e histórico que inaugurará uno de los periodos más conflictivos de la historia nacional, en el cual la violencia y el miedo de las clases propietarias se hará presente con toda su fuerza histórica. Este periodo es el de mayor democratización de la sociedad chilena, al modificar el derecho de propiedad.

La conmemoración de los 50 años de la promulgación de la Ley 16.640 (1967) que posibilitó iniciar la Reforma Agraria, o sea, al proceso histórico, social, económico y cultural de transformación de la estructura agraria y la disolución del poder de la oligarquía terrateniente conformada en los siglos coloniales. Los “señores de la tierra” tuvieron miedo no solo a la acción de las y los campesinos e inquilinos sino, también, al Estado.

El proceso de reforma agraria fue conducido, primero, por el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y luego, por el gobierno popular y revolucionario de Salvador Allende Gossens (1970-1973), entre ambos gobiernos expropiaron la gran propiedad agraria. Durante seis años, entre 1967-1973, la violencia política y el miedo recorrieron los campos. La cual continuó con la instalación de la dictadura cívico-militar en 1973. En esos seis años, la democracia liberal en Chile se profundizó al máximo.

La revolución social que impulsaba el gobierno de la Unidad Popular se verificaba en la transformación de la propiedad privada de los medios de producción y la construcción del Área Social de la Producción, revolucionando a la democracia como al capitalismo, provocando la violenta reacción del capital nacional como internacional en septiembre de 1973. Por esa razón, nos preguntamos en el ensayo “Memoria, historia y conflicto político”. Cuál es el lugar de “El Once” en la consciencia histórica nacional Tenemos la impresión de que la historia de la Unidad Popular recién comienza a ocupar un lugar en la memoria y en la consciencia nacional de la ciudadanía nacional. Lo predominante es la memoria de la dictadura cívico-militar y sus atrocidades.

El avance inexorable del tiempo va arrastrando a hombres y mujeres que en distintas maneras contribuyeron a construir el siglo XX chileno. En los tiempos del Bicentenario partieron tres que tuvieron complejos roles políticos e históricos. En esta sección entregamos semblanzas de ellos, a saber: Patricio Aylwin Azocar, que fue un demócrata en la medida de lo posible. Utilizamos de manera irónica su famosa sentencia para referirse, durante su gobierno, el primero de la consolidación de la democracia protegida, que la “justicia (para los asesinados, torturados, exiliados y desaparecidos durante la dictadura) sería en la medida de lo posible”. Él fue uno de los principales opositores al Gobierno de Salvador Allende, su acción política, al mando de la Democracia Cristiana contribuyó decisivamente a forjar las condiciones generales para el Golpe Militar de las Fuerzas Armadas y de Orden en 1973; en otras, palabras fue un instigador de la violencia reaccionaria y antidemocrática. Si bien, durante la dictadura asumió una postura opositora a ella, aceptó la institucionalidad política y el modelo económico establecido por la dictadura y el capital neoliberal.

Otro político crítico de la forma como se construía el siglo XX chileno y que desde la década sesenta de ese siglo luchó por cambiar el rumbo e impulsar la revolución social no solo chilena sino continental fue el exSecretario General del Partido Socialista de Chile, Carlos Altamirano Orrego, quien falleció el año 2019. La semblanza que hacemos de él es la de un revolucionario, un socialista contradictorio que tuvo una importante figuración histórica y política en el periodo de la Unidad Popular. Señalado por todos como uno de los “responsables” del Golpe de Estado de 1973. Cuestión que, justamente, discutimos en un breve opúsculo sobre el tema.

El silencio historiográfico y político sobre el rol de la Justicia y su complicidad con los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura cívico-militar como de la ausencia de Justicia, Verdad y Reparación durante la vigencia de la democracia protegida es, sin lugar a dudas, uno de los aspectos más oscuros del periodo. A pesar de los informes Rettig (1991) y de Valech (2011) que buscaron establecer una “verdad oficial o Estatal” acotada y consensuada sobre la violación sistemática a los derechos humanos, la justicia sigue siendo un tema pendiente en la sociedad chilena hasta el día de hoy. Por esa razón, escribimos dos artículos referidos al tema.

La lucha por la Justicia no solo se realiza en los Tribunales ni está a cargo de hombres probos como fue el caso de Don Andrés Aylwin, sino también de revolucionarios que entregaron su vida en esa lucha como fue la entrega consecuente del joven socialista Carlos Godoy Echegoyen, muerto en la tortura por personal de Carabineros de Chile, en 1985. Por cierto, la consecuencia política es una de las virtudes más difíciles de sobrellevar en las sociedades neoliberales, en las cuales la renuncia a los principios revolucionarios es una constante, por tanto, el ejemplo de vida de Carlos Godoy traspasa el olvido y permanece vivo en la memoria de muchos y muchas actuales luchadores sociales por la justicia.

7.- La Academia Neoliberal

El último apartado de este volumen abordamos a aspectos de la academia o del capitalismo académico, especialmente, a los procesos de selección y contratación en los tiempos neoliberales y del Bicentenario de académicos/as o de investigadores en las instituciones universitarias nacionales como de aquellas instituciones que entregan fondos (dinero) para la realización de investigaciones en los diversos campos de los saberes académicos y científicos. Estos procesos, en lo general, son pocos transparentes y con un conjunto de criterios que apuntan más bien a excluir que incluir, pues la mayoría de los concursos tienen como dicen en México, “retratos hablados”, es decir, la selección ya está realizada con anticipación, donde los concurso solo sirven para “legitimar” un proceso viciado desde su origen.

Cerramos este apartado dedicado a la academia neoliberal, al análisis del pensamiento y trayectoria de un intelectual y cientista social que se ubica en las antípodas, justamente, de ese tipo de academia, el sociólogo Tomás Moulian, quién recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades en el año 2015.

El pensamiento político y el análisis crítico de Moulian, -el “último rebelde con causa” de la década de los años 60”- tanto de la historia nacional como de la sociedad actual, ha sido muy influyente tanto en el campo disciplinario (la sociología política como la historia) como en el ámbito político.

A modo de conclusión presentamos un ensayo intitulado Estado, Hegemonía y crisis política en una sociedad neoliberal en los tiempos del Bicentenario Chile 1990-2018 en este planteamos varias hipótesis y reflexiones sobre el proceso político y social que toma la formación socioeconómica chilena bajo la hegemonía neoliberal desde la instalación de la “democracia protegida” hasta el primer año del gobierno del segundo gobierno de Sebastián Piñera, y un año antes del inicio de la gran coyuntura critica en octubre de 2019.

El ensayo establece una serie de relaciones entre la crisis política de la democracia protegida, el surgimiento del “partido de las y los No electores”, la extensa y prolifera corrupción política y económica con el conjunto de grietas que las distintas movilizaciones sociales comienzan desde el ciclo de impugnación neoliberal iniciado en el año 2006 y continuado durante los años de la década del Bicentenario, especialmente, en el año 2011, con la gran rebelión de los estudiantes universitarios, secundarios y ciudadanía subpolítica  e incluso ciudadanía neoliberal tradicional.

La rebelión estudiantil y ciudadana administrada tanto por el primer gobierno del presidente S. Piñera (2010-2014) como el segundo gobierno de la presidenta M. Bachelet (20142018) provocó la primera gran grieta en el muro de la hegemonía neoliberal. La segunda grieta fue generada en el año 2017 por el movimiento social NO+ AFP que puso en jaque y amenazó al dominio del capital financiero al cuestionar radicalmente la forma como operaban las Administradoras de Fondos de Pensiones y demandó su fin.

Los logros políticos alcanzados por ambos movimientos fueron dispares y contradictorios. Ninguna de las dos grietas consiguió afectar las sólidas estructuras del patrón de acumulación como el funcionamiento de los mercados involucrados. Sin embargo, agrietó la hegemonía, es decir, el muro neoliberal se trizó. Los gobiernos tanto de la derecha como de la Nueva Mayoría, entre 2010-2018, en los tiempos del bicentenario, se apresuraron y esforzaron en reparar las fallas y a recomponer el orden neoliberal.

Sin embargo, a lo largo del año 2017 se estaba gestando al interior de las profundas estructuras de dominación de la sociedad chilena un movimiento social y cultural que provocaría un terremoto tan intenso como el que abrió el año del bicentenario, en febrero de 2010, que se manifestó en mayo de 2018. Ese mes, millones de mujeres protagonizaron la mayor rebelión contra el patriarcado acontecida en Chile. Estremeciendo todo.

Esta rebelión no fue en contra del orden neoliberal, sino contra la mayor y más larga dominación histórica: la masculina sobre las mujeres.  La rebelión introdujo grandes tensiones y grietas en todo el orden social, político y cultural de la sociedad chilena estructurada, desde siglos, en el patriarcalismo, es decir, en la dominación masculina.

El mayo feminista transformó a Chile. En un cambio, tan importante como fue el político de 1810 que abrió la ruta para la emancipación colonial y la constitución del Estado-Nación el mayo 2018 abrió la ruta para la emancipación de las mujeres y la configuración de una nueva forma estatal. La rebelión de la mujeres de 2018 fue la mayor grieta producida en la historia de Chile, en sus 200 años de su vida independiente, pues abrió una estructuras de oportunidades políticas e históricas para modificar todo lo establecido en 500 años de historia de la formación social chilena. Los cambios introducidos por el movimiento de mujeres desde 2018 son más que notorios en diversos ámbitos de la vida cotidiana y de las relaciones entre hombres y mujeres. Si bien, en el presente volumen no abordamos de manera directa dicha grieta la mencionamos, fundamentalmente, porque las mujeres y los feminismos van a estar activamente presente en la gran rebelión social popular y ciudadana en contra de la dominación neoliberal de octubre de 2019. Temática y problemática que será tratada y analizada en el Tomo III de esta trilogía.

Este libro es una invitación para todas y todos aquellos ciudadanos que hoy a meses de cerrada la coyuntura critica de octubre 2019 – diciembre 2023, se preguntan el por qué la dominación neoliberal sigue vigente en Chile. Pienso que, en este libro van a encontrar algunas pistas, hipótesis y antecedentes históricos, políticos y sociológicos que explican y responden, tal vez, a esa interrogante y, al mismo tiempo, ayudan a comprender el proceso acontecido no solo entre 2019-2023, sino, en los últimos 50 años. Por esa razón, consideramos que su lectura -complementaria, por cierto, con la del Tomo I- es central para dibujar o trazar los lineamientos políticos del presente. Consideramos que la lectura atenta y reflexiva de los tres tomos (el tercero por venir) nos proporcionan herramientas y materiales para comenzar a construir el proyecto político e histórico que nos permita salir de este agobiante y miserable presente.

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