Juan Carlos Gómez Leyton
POLITICA, DEMO CRACIA Y CIUDADANIA
EN UNA SOCIEDAD NEOLIBERAL,
CHILE, 1990-2010. Tomo 1, 2° Ed.
Editorial ESCAPARATE/CIPPSAL, SANTIAGO, 2023, 507 págs.
Textos escogidos del Prólogo
Este libro es parte de una tríada destinada a analizar política e históricamente la sociedad neoliberal chilena de las últimas tres décadas (1990-2022). El primero analiza la sociedad neoliberal en el periodo 1990-2010, durante los Gobiernos de la Concertación; el segundo, el periodo que va de 2010 a 2019 está marcado por el regreso “democrático” de la derecha, en dos oportunidades, a la dirección política de la sociedad neoliberal y el tercero, analiza la rebelión popular y ciudadana que acontece en octubre de 2019 y que se cierra con el plebiscito de salida constitucional de septiembre en 2022.
El principal interés de esta trilogía ha sido construir y proponer una reflexión politológica, histórica y crítica de la trayectoria de la política, la democracia y de la ciudadanía en una sociedad neoliberal. Como hemos sostenido en los últimos años consideramos que el patrón de acumulación capitalista en su forma neoliberal que impuso la dictadura cívico-militar desde 1973 en adelante transformó radical y profundamente a la formación social chilena. Para algunos analistas la sociedad nacional experimentó hace 50 años una: revolución capitalista.
Tanto Tomás Moulian (1997) como Manuel Gárate (2012), entre otros, sostienen esta tesis[1]. En verdad, el Golpe de Estado, fue una contrarrevolución. Para que fuera exitosa el capital debió asumir una radicalidad extrema y destruir todo lo que se había construido en el Chile del siglo XX (1920-1973). El Golpe de Estado no se realizó con el objetivo de restaurar lo que el gobierno popular había modificado.
En efecto, con el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende Gossens en septiembre de 1973, hace ya 50 años, a través de un dramático y genocida Golpe de Estado de parte de las Fuerzas Armadas nacionales, se inició una reestructuración integral del capitalismo nacional. Entre sus objetivos estratégicos, estuvo el destruir y reemplazar el regimen político existente, la democracia liberal, por otro impedir que en el futuro la izquierda anticapitalista pudiera volver a utilizar los procedimientos electorales -el sufragio, por ejemplo- para obtener el gobierno y desde allí impulsar el tránsito a la sociedad socialista; como era el objetivo político e histórico del gobierno popular. No obstante, para las fuerzas reaccionarias del capital no bastaba con el derrocamiento del gobierno de Allende y la destrucción de la democracia liberal, sino que también había que neutralizar, proscribir, suprimir, eliminar y hacer desaparecer de la sociedad chilena: el poder social, político e histórico del movimiento popular y de las y los trabajadores como de los partidos políticos populares habían construido a lo largo del siglo XX.
El Golpe de Estado de septiembre de 1973 como la posterior dictadura cívico-militar (1973-1990) contó con un amplio apoyo social, político y económico no solo del imperialismo estadounidense (especialmente la administración del presidente Richard Nixon y su Canciller Henry Kissinger) sino también del capital nacional como de los partidos políticos de la derecha, Partido Nacional, y de la Democracia Cristiana; además recibió el apoyo de importantes sectores de las capas medias (Colegios profesionales, por ejemplo) y de no pocos sectores populares e incluso de trabajadores.[2]
A objeto de concretizar los propósitos históricos y políticos antes señalados la dictadura cívico-militar conducida con mano de hierro por el General Augusto Pinochet Ugarte (1973-1990) debía procurar una drástica solución a la histórica crisis de realización del capitalismo nacional, impulsando su reestructuración integral. Para esos efectos llevo a cabo la modificación la forma de acumulación y del padrón de desarrollo capitalista nacional. Desde 1975 instaló -con escasas resistencias políticas y múltiples consecuencias sociales para los sectores subalternos- la forma de acumulación neoliberal. Siendo el primer país capitalista a nivel mundial en poner en práctica dicho modelo económico concebido y pensado teóricamente en la academia estadounidense. La instalación e imposición autoritaria de esta forma de acumulación posibilitó en las décadas ulteriores la constitución de una nueva forma societal: la sociedad neoliberal.
Conocido es que en la forma de acumulación neoliberal el poder hegemónico lo ejercen tanto el capital financiero-mercantil especulativo y el capital extractivista. Éstos requieren para su consolidación y expansión la constitución de un Estado fuerte capaz de disciplinar y obligar tanto a los sectores dominantes como a los dominados a someterse a la nueva razón y forma de acumulación capitalista.
Uno de los primeros cambios experimentados por Chile a fines de los años setenta del siglo XX fue la transformación de la forma de Estado. Se paso del Estado social y empresario, propio de la época industrialista (1930-1975), al Estado subsidiario, o sea, a un Estado que abandona las funciones sociales, económicas y culturales en la sociedad y se retira de ella y se constituye en un poderoso Estado guardián del capital y del mercado. Se trata de un Estado protector del capital. En razón de ello, la dictadura privatiza todo lo estatal y público, menos aquello que consideró estratégico para su propia continuidad material en el poder, por ejemplo, la no privatización de CODELCO-Chile, la principal empresa de cobre nacional, herencia del gobierno de la Unidad Popular, reservándose durante décadas el 10% de la utilidades generadas por la empresa estatal.
El Leviathan neoliberal fundado asumió, al contrario del Leviathan hobbesiano, la exclusiva protección de la propiedad privada del capital tanto nacional como internacional, entregando la “protección y el cuidado” de la vida de las y los ciudadanos, al mercado. La vida humana como también la naturaleza sin protección estatal quedaron a merced del mercado. La vida en todos sus aspectos se mercantilizó. La Dictadura neoliberal se encargó, a través, de la dictación e imposición de un nuevo ordenamiento jurídico-político: la Constitución Política de 1980 de reorganizar integralmente la sociedad chilena.
Así, Chile, entre 1975-1990, cambió radicalmente. Una vez disipada la oscura niebla dictatorial producto de la derrota política del dictador en el plebiscito sucesorio de octubre de 1988, la luminosidad del arco iris primaveral de la Concertación por el NO dejó ver al Chile refundado por el capital en los últimos 17 años.
En realidad, existían dos países. El Chile, habitado por las y los “winners”, las y los ganadores, y otro, el de las y los “losers”, las y los perdedores. Según los datos aportados por los economistas de CIEPLAN en la incipiente sociedad neoliberal de fines de la década de los años ochenta del siglo XX, cinco millones de personas vivían en la pobreza, o sea, aproximadamente, el 38.6% de la población nacional. Este grupo eran las y los perdedores, los condenados por el neoliberalismo. Los costos sociales, económicos y humanos de la reestructuración capitalista neoliberal la habían pagado con creces las y los trabajadores y sectores populares nacionales. Esos costos, nombrados y resignificados como la “deuda social” debían ser asumidos y resueltos por las nuevas autoridades que se hicieron cargo de la conducción política de la emergente sociedad neoliberal en 1990.
Esta trilogía de libros centrados en analizar la política, la democracia y la ciudadanía en la sociedad neoliberal no tendría razón de ser si la política gubernamental de la Concertación de Partidos Políticos por la Democracia hubiera sido distinta a la desarrollada por la dictadura.
En efecto, la Concertación, desde el gobierno de Patricio Aylwin Azócar (1990-1994) hasta el primer gobierno de Michele Bachelet (2006-2010), puso en marcha una estrategia tanto económica, política como social de continuidad estructural, con mínimos cambios, de la forma de acumulación neoliberal. En otras palabras, la Concertación, como lo han señalado diversos autores y analistas nacionales e internacionales de la historia reciente de Chile, institucionalizó, expandió, profundizó y consolidó, el neoliberalismo en el país. Con sus políticas e iniciativas gubernamentales a lo largo 20 años (1990-2010) hizo posible la consolidación de la sociedad neoliberal.
En consecuencia, la emergencia y consolidación de la sociedad neoliberal en Chile se explica fundamentalmente no solo por la acción del capital durante la dictadura cívico-militar (1973-1990) sino, también, por la decisión política e histórica adoptada por la dirigencia política de Concertación en 1990 de darle continuidad al denominado “modelo neoliberal”.
No se trata como señala el sociólogo Manuel Antonio Garretón (2013) que estamos ante un tipo sociedad dual, es decir, de la “coexistencia de principios estructuradores tanto neoliberales como progresistas”. Lo cual generaría la existencia, en su opinión, de una sociedad postpinochetista, híbrida.[3]
El análisis del proceso político del período 2010-2022, analizado en los tomos II y III de esta trilogía, que se abre con el primer gobierno de la derecha neoliberal del presidente Sebastián Piñera (2010-2014) y que se cierra con la derrota de la revuelta popular y ciudadana de octubre de 2019 con el triunfo en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022, confirman, sin ninguna duda, que Manuel Antonio Garretón yerra completamente, Chile no es una sociedad híbrida, sino una sólida y hegemónica sociedad neoliberal.
Para comprender política, sociológica e históricamente lo ocurrido el 4 de septiembre de 2022, en el plebiscito de salida es necesario entender y, sobre todo, conocer: cómo es una sociedad neoliberal.
A través de diversos artículos y ensayos tanto académicos, políticos como de difusión elaborados a lo largo de los últimos 23 años (2000-2023) destinados a pensar, analizar y describir los principales procesos políticos y sociales que se han desarrollado en la sociedad neoliberal nacional. Especialmente, nos ha interesado estudiar y analizar el comportamiento de los sujetos sociales, especialmente, del ciudadano neoliberal y su conducta política-electoral como también las actividades políticas de las y los ciudadanos que han resistido y combatido a las distintas formas de dominación y control desplegadas por los gobiernos neoliberales tanto concertacionistas como de la derecha. Hemos analizado fundamentalmente la forma como se practica la política y lo político en la democracia protegida vigente desde 1990 hasta a la actualidad. Nos interesa mostrar y dar conocer que esa forma está dominada y hegemonizada por la lógica de la maximización de las utilidades. La razón de ser del neoliberalismo.
La sociedad neoliberal sigue siendo una sociedad, por cierto, dividida y estructurada entre “winners” y “losers”. Pero, contradictoriamente a lo que suponen muchos analistas, hoy a 48 años de su fundación[4], los primeros son los grupos mayoritarios y los segundos, los menos. A treinta años de inicio de la fase “democrática” de la dominación neoliberal los “losers” son entre el 15% y 20% de la población, mientras que los grupos “winners”, están conformados por una ancha, extensa y heterogénea franja de nuevos grupos sociales, asimiladas a las nuevas capas medias neoliberales. Éstas, nombradas por la literatura especializada como sectores medios aspiracionistas, son, en nuestra opinión, el núcleo social duro de la sociedad neoliberal. Este conglomerado social está integrado también por numerosos sectores populares neoliberalizados, los cuales se fueron incorporando e integrándose a la sociedad de mercado, “volviéndose” las y los nuevos ganadores de la sociedad neoliberal.
En los primeros años del siglo XXI Chile se convirtió en la principal y paradigmática sociedad neoliberal de América Latina y el Caribe, un modelo sociedad, admirada internacionalmente, un modelo a imitar.[5]
Sin embargo, en octubre de 2019, la sociedad neoliberal, fue estremecida por la furia y la ira de varios millones de ciudadanos que gritaron a los cuatro vientos que el “neoliberalismo nacido en Chile, muere en Chile”. La sorpresa tanto nacional como internacional fue mayúscula. Nadie lo podía creer. En poco menos de cuatro meses (entre octubre 2019 a marzo 2020) la ira popular y ciudadana amenazaba por derrumbar todo lo sólidamente construido por el capital en los últimos 45 años (1975-2020).[6]
Si la sorpresa había sido mayúscula de octubre de 2019, la segunda sorpresa fue sideral, el 4 de septiembre de 2022. Algunas fuerzas sociales y políticas populares y ciudadanas que habían protagonizado la revuelta de 2019 fueron derrotadas por las y los ciudadanos neoliberales que “rechazaron” categóricamente la propuesta Constitucional elaborada por la Convención Constitucional, que buscaba poner fin a la Constitución Política impuesta por la dictadura cívico-militar en 1988 y mantenida durante 32 años por los gobiernos democráticos. El schok político que provocó entre los partidarios del cambio constitucional ha sido total. Muchas preguntas y muy pocas respuestas, hasta ahora.
¿Que había ocurrido? ¿Qué pasó? ¿Cuáles son las razones y motivaciones que tuvieron un poco menos de 8 millones de ciudadanes para votar en contra de un proyecto constitucional que, si bien, no era totalmente antineoliberal, introducía cambios profundos en algunas áreas y dimensiones del capitalismo neoliberal sigue siendo un misterio y una gran interrogante histórica y política por resolver?
Nuestra intención, por cierto, no es resolver esa interrogante, pero en el tercer libro de esta triada, cuyo título es “Chile: Una sociedad Neoliberal en Rebeldía 2019-2022. Trayectoria de una frustración y derrota política” consideramos que el triunfo de la opción Rechazo en el plebiscito con el 61,89% de las preferencias ciudadanas, fue la expresión mayoritaria de la ciudadanía neoliberal y la contundente ratificación de la existencia sociedad neoliberal. Lo que implica, lamentablemente, que el neoliberalismo aún no ha muerto en Chile. Está agrietado, golpeado, pero, no derrumbado. Esa sigue siendo la tarea principal y desafío del movimiento social y político anticapitalista nacional.
Esto último explica la iniciativa del Centro de Investigación en Procesos Políticos y Sociales de América Latina (CIPPSAL) juntamente con Ediciones Escaparate de realizar una segunda Edición de este libro, que publicamos hace 12 años, bajo el sello de la Editorial UARCIS-CLACSO, en el año 2010; durante el primer semestre de este año (2023), serán editados los tres tomos. Pues, pensamos que la vigencia de la sociedad neoliberal obliga a las ciencias sociales críticas a indagar sus características y dimensiones para comprender su movimiento y sus contradicciones históricas en función de construir -científicamente- el proyecto histórico-político que sea capaz de sustituirla más temprano que tarde.
Nos asiste la convicción y la impresión de que la derrota política de la Revuelta de octubre 2019 se produjo cuando fue firmado, por los principales actores políticos de la democracia protegida y del orden neoliberal, el Acuerdo de Paz y Nueva Constitución, el 15 de noviembre de ese año, y fue ratificada con el triunfo electoral del 4 de septiembre 2022, de la opción Rechazo; tienen como fondo explicativo la existencia mayoritaria de la ciudadanía neoliberal. Escasamente estudiadas y analizada por las ciencias sociales nacionales, ya sea, críticas o vinculadas al orden neoliberal.
El texto que Ediciones Escaparate/CIPPSAL ponen a disposición de las y los lectores contiene algunos cambios en relación a la edición anterior (2010), se han retirado algunos artículos por razones de estilo como también de redundancia con otros insertos en él. Tan solo uno fue retirado por lógica de exposición temática y analítica,
Invitamos a todas, todos y todes a leer este libro que rompe con las actuales explicaciones que se han elaborado para explicar lo acontecido en los años recientes de la convulsionada sociedad neoliberal chilena.
Este libro es un acto de rebeldía antineoliberal, por esa razón, se distribuye por los circuitos informales del mercado, en sus márgenes, directamente con sus productores, su autor y editorial Escaparate. Si usted le interesa: escríbale a un email a: jcgomezleyton@gmail.com , y le entregaremos las coordenadas para su adquisición. En el precio de distribución, predomina el valor de uso por encima del valor de cambio.
[1] Cfr. Tomás Moulian: Chile Actual. Anatomía de un mito, Ediciones LOM/ARCIS, 1997 y Manuel Garate: La Revolución Capitalista en Chile (1973-2003), Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2012
[2] Marcelo Casals A.: Contrarrevolución, colaboracionismo y protesta. La clase media chilena y la dictadura militar. FCE, Chile, 2023.
[3] Cfr. Manuel Antonio Garretón M.: Neoliberalismo corregido y Progresismo limitado. Los gobiernos de la Concertación en Chile, 1990-2010. Editorial ARCIS/CLACSO, Santiago, 2012.
[4] Fechamos la “fundación” de la sociedad neoliberal en 1975, cuando se pone en marcha “la política de schok” neoliberal.
[5] Cfr. Maite de Cea, Paola Díaz, Géraldine Kerneur: Chile: ¿De país modelo a país modelo? Una mirada desde la política, lo social y la economía. GRESCH/ICSO/UB, Chile, 2008.
[6] Cfr. Juan Carlos Gómez Leyton: Chile, una sociedad neoliberal en rebelión (2019). Raigal, (6), págs. 8–15. Recuperado a partir de https://raigal.unvm.edu.ar/ojs/index.php/raigal/article/view/360
“¡Evade! El grito, que agrieto a la sociedad neoliberal chilena” en El Rodriguista, Diciembre de 2020, págs, 5-8.
“Rebelión Social, violencia, miedo y pandemia: ¿Hacía el fin de la sociedad neoliberal chilena” en Revista Historia en Movimiento, Año V| # 5|Octubre 2020, págs. 138-145