En su nuevo y aclamado libro, Gaza ante la historia, el historiador
Enzo Traverso pone en tela de juicio las perspectivas de Occidente
ante el genocidio que Israel está cometiendo en Gaza, al tomar en
consideración el contexto histórico más general del holocausto y la
“Nakba”, término que en árabe significa “catástrofe” y que se utiliza
para describir las matanzas, la expulsión y el desplazamiento forzado
que sufrió el pueblo palestino en el período previo a 1948 y a lo
largo de ese año.
Traverso explica cómo el hecho de conmemorar el holocausto se
convirtió en una especie de “religión civil” que honraba los DDHH y
los valores de las democracias liberales occidentales después de la II
Guerra Mundial. Sin embargo, Traverso advierte que, en las últimas
décadas, “la memoria del holocausto ha sufrido una metamorfosis
paradójica, ya que ha sido manipulada por Israel y por la mayoría de
las potencias occidentales para convertirla en una política de apoyo
incondicional a la ocupación israelí de los territorios palestinos”.
“Me ha sorprendido la forma en que se han malentendido y se ha abusado
de muchas palabras y conceptos”, afirma Traverso sobre esta distorsión
de la Historia. “Hoy nos enfrentamos a una situación paradójica en la
que Hamás y el pueblo palestino son los perpetradores y las víctimas
son los israelíes, lo cual significa darle la vuelta a la realidad”.
Su campo de estudio se ha centrado en el fascismo, en los nazis.
Cuéntenos por qué se ocupa ahora de Gaza.
Sí, yo soy historiador de la historia europea moderna. Como a todo el
mundo, me ha afectado profundamente lo que está ocurriendo en Gaza,
pero no soy un estudioso de Oriente Medio. Y en un principio no
pensaba escribir un libro sobre esta guerra y este genocidio. Pero
enseguida me di cuenta de que la historia, e incluso muchas palabras,
la semántica, guardan relación con la historia de las guerras, la
historia de la violencia y los genocidios, y que la propia historia
europea se ha movilizado enormemente para interpretar la guerra de
Gaza. Y me impactó la forma en que se había abusado de muchas
palabras, de muchos conceptos, y cómo se habían malinterpretado, y
confundido, conceptos como pogromo, holocausto, antisemitismo,
sionismo. Y así, ante tal malentendido de la realidad, pensé que era
importante aclarar el significado de dichos conceptos.
Comienza usted su libro citando la extraordinaria obra de Sebald,
Sobre la historia natural de la destrucción [Anagrama, 2003], en la
que trata de entender, en parte, por qué tras los devastadores
bombardeos aéreos de las ciudades alemanas al final de la II Guerra
Mundial, apenas dijeron una palabra los supervivientes alemanes de
esos ataques aéreos. ¿Podría hablarnos de cómo recurre a esto como una
suerte de premisa y de cómo se debe interpretar lo que ha sucedido
después del 7 de octubre a través de esa lente, la forma en que las
víctimas y los perpetradores han representado y se han visto
representados en el conflicto?
Sí. Mi libro se abre citando a este gran escritor alemán, W. G.
Sebald, que señalaba cómo al final de la II Guerra Mundial los
alemanes guardaban silencio sobre sus propios sufrimientos, que eran
incontestables. Así, la sociedad civil alemana había quedado destruida
por los bombardeos aliados. Pero este silencio estaba relacionado con
la conciencia de que, mientras los alemanes sufrían estos crímenes de
guerra, la Alemania nazi estaba perpetrando el holocausto y crímenes
peores en Europa, especialmente en el Frente Oriental. Y, bueno, al
final de la II Guerra Mundial, el proceso de Núremberg sometió a
juicio los crímenes nazis. Y sólo muchas décadas después se
reconocieron los sufrimientos alemanes durante la II Guerra, sin que
ello pareciera una especie de exculpación o relativización de los
crímenes nazis.
Ahora nos enfrentamos a una situación paradójica en la que
supuestamente el perpetrador es Hamás y los palestinos, y las víctimas
son los israelíes. Y esto supone darle la vuelta a la realidad. Es
como un juicio de Nuremberg en el que, en lugar de los crímenes nazis,
se juzgaran las atrocidades aliadas perpetradas por la aviación
norteamericana y británica.
¿Podría explicar por qué cree usted que esta memoria del holocausto,
la forma en que se ha exhibido el holocausto desde el 7 de octubre,
supone en realidad una profanación del propio holocausto? ¿Podría
explicar con más detalle este punto y por qué cree que se ha utilizado
con este propósito por pate de tantas personas?
Sí. La memoria del holocausto fue subterránea y clandestina, una
memoria oculta a lo largo de décadas después de la II Guerra Mundial.
Pero a través de un proceso muy difícil y doloroso de superación del
pasado, la memoria del holocausto se convirtió en un elemento central,
en un pilar del paisaje conmemorativo, no sólo occidental, sino
mundial. No podemos pensar en el siglo XX sin situar el holocausto en
el centro de este panorama. Y la memoria del holocausto se convirtió,
como escribo en mi libro, en una especie de religión civil de nuestras
democracias liberales y se utilizó para celebrar los DDHH y algunos
valores fundamentales de nuestras democracias. La memoria del
holocausto ha sido extremadamente importante como paradigma para
elaborar la memoria de otras formas de violencia y genocidio.
Pero durante las últimas décadas -yo diría dos últimas décadas- la
memoria del holocausto experimentó una metamorfosis paradójica, y fue
militarizada por Israel y por la mayoría de las potencias occidentales
para convertirse en una política de apoyo incondicional a la ocupación
israelí de los territorios palestinos. Y esto tiene consecuencias
extremadamente peligrosas, porque hoy nos enfrentamos a una situación
dramática, trágica, en la que la memoria del holocausto es invocada y
reivindicada para justificar una guerra en Gaza que está adquiriendo
tintes genocidas. Y esto significa que la memoria del holocausto está
completamente pervertida.
Y piensen ustedes en las posibles consecuencias de ello. Quienes
protestan contra esta guerra genocida se ven acusados de
antisemitismo. Pero si la memoria del holocausto se moviliza para
defender incondicionalmente una política genocida, quizás la gente
podría acabar pensando que la memoria del holocausto es
intrínsecamente mala. Si criticar un genocidio es antisemitismo, mucha
gente pensaría que el antisemitismo no es tan malo. Y por último,
mucha gente empezaría a pensar que el propio holocausto es un mito
inventado por Israel para justificar su política de ocupación de los
territorios palestinos y de opresión. Así que me temo, me preocupa
que, a largo plazo, quizá no inmediatamente, pero la gente que está
reclamando una defensa incondicional de la ocupación y la guerra
israelíes en nombre de la lucha contra el antisemitismo y en nombre de
la memoria del holocausto, está preparando una nueva ola de antisemitismo.
Quería preguntarle por la victoria de Trump. Usted ha dicho que lo que
le asombró no fue que ganara, sino el alcance de su victoria. Uno de
sus libros anteriores se titula Las nuevas caras de la derecha.
¿Podría explicarlo con más detalle?
Sí, en este libro proponía la categoría de postfascismo para describir
esta constelación tan grande y heterogénea de movimientos y partidos
de derecha radical, extrema derecha, fascistas y nacionalistas
radicales, que están surgiendo a escala global. Y Trump no es una
excepción. Trump forma parte de este fenómeno global. Y he utilizado
este concepto de postfascismo, pues, por razones evidentes, vivimos en
un contexto diferente con respecto a la época del fascismo clásico, y
porque hay muchas diferencias incontestables entre Donald Trump, o
Milei en Argentina, o Marine Le Pen en Francia, o Giorgia Meloni en
Italia, y el fascismo clásico, desde este punto de vista, por lo que
es algo diferente con respecto al fascismo. Pero al mismo tiempo, no
podemos abordar e interpretar este nuevo fenómeno político sin
compararlo con el fascismo clásico. Es algo de transición entre el
fascismo y algo desconocido eso que está surgiendo. Bueno, hay un
debate en los EEUU sobre…
No tengo problema en describir a Trump como fascista. Ha demostrado
que está dispuesto a transgredir las características básicas de la
democracia, impugnando el resultado de las elecciones. Pero este tipo
de fascismo no es un meteorito que caiga de repente…
Enzo Traverso es Doctor por la Escuela de Estudios Superiores en
Ciencias Sociales de París, ocupa actualmente la cátedra Susan y
Barton Winokur de Humanidades en la Universidad Cornell, EEUU.
Traducción: Lucas Antón para Sinpermiso.
Fuente: La Haine
enzo-traverso-israel-utiliza- la-memoria-del-holocausto- para-justificar
-el-genocidio-en-gaza-2/
Ya lo dije. Israel está condenado a desaparecer.