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Pat Barker: escritora inglesa

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Pat Barker

(8 de mayo de 1943, Thornaby-on-Tees, Yorkshire, Reino Unido)

Escritora y novelista inglesa. Su ficción se centra en temas de memoria, trauma, supervivencia y recuperación. Escogiendo los márgenes del cuerpo social de Inglaterra o los oscuros recovecos de la memoria colectiva, Pat Barker ha desarrollado una compleja escritura realista. Al tiempo que intenta comprender los mecanismos de la formación ideológica y las formas específicas en que la psique privada se resiste a ellos, su visión realista también lleva las fórmulas de representación a un punto de ruptura. Al enfrentarse a lo que desafía el lenguaje, abre paradójicamente el camino a una forma renovada de agencia discursiva, en los propios huecos que dejan abiertos los traumas colectivos reprimidos.

Barker se ha mantenido fiel a su urgente deseo de indagar en los recovecos más oscuros de la memoria colectiva de Inglaterra. A medida que su abanico referencial se ha ido ampliando para incluir no sólo a las mujeres de la clase trabajadora del norte de Inglaterra, sino también a los soldados silenciados de la Primera Guerra Mundial o a las lejanas tribus de la Melanesia inglesa, Barker ha tratado implacablemente de comprender el proceso por el que una determinada sociedad y sus miembros luchan por alcanzar un sentido de identidad propia a través del tiempo, frente al cambio, el caos, la perturbación, la oscuridad.

Aunque, en su obra, la experimentación formal y la autorreflexividad se encauzan hacia la agenda mimética, incluso cuando redefine su material, su trabajo comparte con la «metaficción historiográfica» una misma preocupación por las voces reprimidas de la Historia, por aquellas que durante mucho tiempo han sido privadas de agencia discursiva por no pertenecer a la clase, el sexo, la raza o la cultura dominantes, sino más bien a la franja social, sexual, racial o cultural.

En este sentido, la visión paradójica del realismo de Barker es fundamental para su trabajo de duelo histórico, para su relectura alternativa del pasado y su redefinición de la agenda hermenéutica de la ficción contemporánea. Deshacer la lógica discursiva del paradigma histórico dominante podría parecer un gesto estético utópico que, al estilo modernista, desfigurara las falsas apariencias del pasado y desvelara el verdadero rostro de la historia; sin embargo, Barker opta no tanto por renegar de las propias fórmulas instrumentales de la narrativización de la historia, en las que la visión realista ha tenido una importancia paralela, como por trabajar dentro de ellas, para mostrar el proceso de creación de significado en funcionamiento, para dejar al descubierto el propio tejido de nuestra imaginación histórica.

El realismo reducido de Barker está hecho de esas brutales y reveladoras inversiones de perspectivas, cuando un mundo de sufrimiento es capturado en un grano de arena y el más intangible y trivial de los fragmentos se despliega de repente para encajar como la más compleja de las evocaciones. Lejos de ser intrascendente, lo fragmentario abre un atajo al pasado, funciona como la taquigrafía arcana de la memoria. Sin embargo, lejos de remitirnos a un pasado pacífico, señala un trasfondo de violencia que se resiste a ser narrado e historiado.

Sin duda, en su interpretación del tiempo psicológico, Barker sigue los pasos de Woolf. Sin embargo, como también han señalado los críticos, su enfoque realista se combina con un deseo apremiante de trazar el proceso por el que la cronología del pasado se reconstruye minuciosamente a partir de las ruinas destrozadas del recuerdo activo: Barker establece la cronología mediante la construcción de «momentos del ser» presentes, atravesados por recuerdos, fabulaciones» y asociaciones personales. Barker sondea las regiones castradas y anestesiadas de la memoria, esta tierra sin memoria que se extiende en lugar de la tierra de nadie del trauma inicial entre corchetes.

En toda la obra de Barker, pero lógicamente con mayor efecto en las novelas centradas en la Gran Guerra, el cuerpo en guerra con la sociedad, con él mismo y con las propias leyes de la representación, se convierte en un complejo ilegible de signos. En la misma medida en que dan testimonio de la compleja lógica del duelo, de la opaca dialéctica del olvido y del recuerdo, las novelas de Barker exploran los bordes exteriores de la abyección, cuando ésta se convierte paradójicamente en un instrumento de contranegación, en una forma de acto performativo de oposición. Lo «sublime» de la abyección reside en su capacidad de llevar la representación a sus límites, de llevarla al borde del discurso y de descubrir en la narrativa su innombrable negativo en forma de lo que la desafía.

Si la tarea de la narrativa y, más aún, del arte es la expresión de lo indecible de forma utópica, entonces la obra de Barker también reconoce que la representación, para seguir siendo paradójicamente fiel a sí misma, debe «asomarse a la oscuridad», debe también enfrentarse a lo que desafía el re-conocimiento lingüístico. Sólo si explora sus propios límites, si reconoce el poder crítico de la literalización –a este lado de la poética–, el realismo puede permanecer abierto a la «diferencia» que lo escinde desde dentro, que lo desmiembra incluso cuando la narrativa hace gestos obstinados hacia el significado.

Pat Barker nació en una pequeña ciudad de Stockton-on-Tees, Inglaterra en el seno de una familia monoparental (no conoció a su madre) de clase obrera y creció con sus abuelos.

Estudió historia en el London School of Economics and Political Science, graduándose en 1965. Entre esa fecha y 1970 trabajó de profesora, primero de un colegio y luego de su alma máter a la vez que cuidaba de su abuela enferma, que murió en 1971.

Su apellido lo tomó del conocido zoólogo británico David Barker, con quien se casó en 1978 —cuando este obtiene el divorcio—, después de haber convivido con él desde 1969. Enviudó en 2009.

Pat Barker entra con fuerza en la literatura en 1982 con su novela Union Street, obra de gran éxito, que fue adaptada al cine en 1990 y protagonizada por Jane Fonda. A este le siguieron dos libros que, como el primero, ponen el foco de atención en los problemas de las mujeres obreras de clase media-baja, y sus relaciones con sus parejas y el alcohol: Tira tu casa (1984) y La hija del siglo (1986).

En 1989, Pat Barker cambia de temática al bucear en la mente masculina en El hombre que no estuvo allí. Gracias a esta novela logró quitarse la injusta etiqueta de escritora solo para mujeres.

A esta obra le seguirá una trilogía capital en su carrera literaria, compuesta por Regeneración (1991), El ojo en la puerta (1993) y El camino fantasma (1995), y protagonizada por el médico William Rivers durante la Primera Guerra Mundial. Por la última de ellas obtuvo el Premio Booker. En mayo de 1997, Barker recibió un título honorífico de la Open University como Doctor de la Universidad. En 2000, fue nombrada Comandante de la Orden del Imperio Británico (CBE).

https://es.wikipedia.org/wiki/Pat_Barker

https://www.cairn.info/revue-etudes-anglaises-2007-2-page-173.htm?ref=doi

Regeneración: Julio de 1917, el poeta Siegfried Sassoon, soldado en activo en el ejército británico, escribe una carta abierta para denunciar la insensatez de proseguir la Primera Guerra Mundial y acusa a los mandos militares de enviar inútilmente a la muerte a millones de jóvenes. La carta puede minar la moral de las tropas y la retaguardia británicas y por ello su autor se arriesga a un consejo de guerra. Pero gracias a la intervención del también poeta Robert Graves, amigo de Sassoon, las autoridades militares deciden internarlo en el Hospital de Guerra de Craiglockhart, especializado en enfermedades mentales y en traumas de guerra. Una vez allí, Sassoon entrará en el universo del doctor Rivers, un reputado psiquiatra escindido entre la comprensión hacia el sufrimiento de los que pelean en el frente y la obligación de devolverlos restablecidos a la batalla. Transitando a través de la delgada línea que separa la locura de la sensatez, Sassoon encontrará en Craiglockhart otros pacientes afectados por los horrores de la guerra, entre ellos el también poeta Wilfred Owen. A través de los destinos de todos ellos Regeneración describe cómo la guerra devastó a toda una generación de europeos, sin olvidar los dilemas de la ciencia entre el servicio a la humanidad o al poder y la denuncia de la obtusa voluntad militar para quien cada soldado no es más que una cifra irrelevante.

El ojo en la puerta: Londres 1918. La Primera Guerra Mundial parece no tener fin. Los soldados siguen muriendo por centenares de miles en las trincheras. Y mientras cada vez son más los que se rebelan y optan por el pacifismo, mayor es también la represión y el rechazo social hacia los que apuestan por la paz y en contra de un patriotismo ciego que sólo acepta la destrucción del enemigo. Billy Prior trabaja para el Servicio de Inteligencia del Ministerio de Municiones. Pero sus encuentros en privado con mujeres y hombres –pacifistas, objetores de conciencia, homosexuales– entran en conflicto con sus obligaciones como soldado. Incapaz de hacer frente a sus contradicciones, Billy sufre un colapso y visita al hombre que le ayudó en otra ocasión, el psiquiatra militar William Rivers. Prior tiene que hacer frente a su incapacidad para ser el soldado que sus superiores esperan de él y a la complejidad de los intereses y sentimientos que siempre entran en juego en una guerra.

El camino fantasma: Esta novela, que cierra la trilogía de Pat Barker sobre la Primera Guerra Mundial, mereció el Premio Booker en 1997, y conforma junto a las otras dos novelas de la trilogía, Regeneración y El ojo en la puerta, la obra más importante de la autora. El camino fantasma está ambientada en los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, cuando millones de hombres que participan en una brutal guerra de trincheras ya no son más que «fantasmas en ciernes». Uno de los protagonistas es el psicólogo William Rivers, quien en Inglaterra lucha con sus problemas de conciencia por el hecho de tratar a los soldados con traumas de guerra y curarlos para que sean de nuevo aptos para el combate. Uno de ellos, Billy Prior, valeroso y sardónico, decide regresar a Francia con su compañero, el poeta Wilfred Owen, para pelear en una guerra en la que ya no cree. Mientras tanto, Rivers revive mentalmente su experiencia con una tribu del Pacífico Sur a la que estudió años atrás en una expedición antropológica cuya cultura se basaba en la idea de la muerte. A través del abismo entre esa sociedad y la suya propia, que ejemplificaba la cima de la civilización que la guerra ha venido a desmontar, Rivers empieza a formar conexiones que arrojan nueva luz sobre su comprensión del absurdo de la guerra, de la lucha entre naciones e individuos en favor de la propia existencia.

La doble mirada: La incursión en las contradicciones de la conducta humana, la exploración de los recovecos más oscuros e inquietantes que habitan en todos nosotros es un territorio que pone a prueba la solvencia de los escritores más osados. La aclamada escritora británica Pat Barker, ganadora del Premio Booker, está unánimemente reconocida en su país como una autora de punzante lucidez, capaz de aproximarnos a los enigmas de la maldad con una sensibilidad y realismo subyugantes. El reportero Stephen Sharkey, personaje central de esta novela de Barker, encarna como nunca esa tensión narrativa que caracteriza a la autora. En un cottage rodeado de bosques de abetos, huyendo tanto de la realidad cotidiana de la guerra como de la desintegración de su matrimonio, Stephen escribe un libro sobre cómo la violencia se refleja en los medios de comunicación. Mientras disfruta de este ansiado periodo de descanso, conoce sucesivamente a Kate, viuda de su amigo Ben, muerto en Afganistán, a Justine, una estudiante veinte años más joven que él, y al misterioso Peter, que causa un inexplicable desasosiego en quienes lo tratan. Entre la perplejidad y la confusión, Stephen irá descubriendo que, pese a haberse alejado de las atrocidades del frente, también en este apacible rincón del universo nadie vive a salvo del sufrimiento ni de las devastadoras consecuencias de la crueldad. Barker plantea múltiples interrogantes sobre las repercusiones morales de nuestros actos, sugiriendo que la violencia es una amenaza latente que en el momento menos pensado puede inmiscuirse en la vida de cualquiera y corroer su sistema de valores.

El silencio de las mujeres: Pat Barker ahonda en la leyenda intemporal de la Ilíada y narra las últimas semanas de la guerra de Troya desde la perspectiva de las no combatientes; una novela poderosa y memorable sobre el más grande de los mitos griegos. La milenaria ciudad de Troya lleva una década soportando el sitio de los poderosos ejércitos aqueos, que continúan en guerra por una mujer raptada: Elena. En el campamento griego, otra mujer lo ve todo mientras espera a que la contienda se decante por uno u otro bando: Briseida. Aquiles, el guerrero más grande entre los griegos, saqueó su ciudad y mató a su marido y a sus hermanos, y la convirtió en su concubina. Botín de guerra, la joven deberá adaptarse para sobrevivir a una vida distinta a la que había llevado hasta entonces, la de las mujeres cautivas que sirven al ejército griego. Cuando Agamenón, el rey que aglutina el mando de las tropas griegas, exige que le den a Briseida, la joven se ve atrapada entre los dos aqueos más poderosos. A modo de protesta, Aquiles se niega a luchar y los griegos empiezan a perder terreno frente al enemigo troyano. Briseida no se arredra ante los horrores cotidianos de la guerra. Desde esa posición privilegiada que nadie ha tenido antes, observa a los dos hombres al frente de las tropas griegas en lo que será su enfrentamiento final, que decidirá el destino no solo de Briseida, sino de lo que acabará siendo el mundo antiguo. Pat Barker nos ofrece una obra maestra de dimensiones colosales, ambientada en el epicentro de la guerra más famosa de la literatura. El silencio de las mujeres se erige sobre su estudio de la guerra, al que ha dedicado décadas, y el impacto que tiene en la vida de las personas.

«Sabes que vas por ahí con una máscara puesta y quieres quitártela desesperadamente, y no puedes porque todo el mundo piensa que ésa es tu cara.» – Pat Barker

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