(recordando las lecciones del embajador Eugenio Anguiano)
Saúl Escobar Toledo, México
A partir de ayer, 13 de mayo, en Beijing, se lleva a cabo la IV Reunión Ministerial del Foro
China-CELAC, una cumbre en la que participan los principales socios comerciales
latinoamericanos del gigante asiático. A dicho evento asistieron los presidentes de Brasil,
Colombia y Chile, además de 17 cancilleres de los gobiernos de la región. México estuvo
representado por el secretario de Relaciones Exteriores. China le ha dado una singular
importancia a esta reunión para fortalecer su influencia en la región. El presidente XI
Jinping estuvo presente y pronunció un discurso notable.
Casi al mismo tiempo se anunció un acuerdo provisional entre esa potencia y Estados
Unidos en materia comercial, lo que ha disminuido las turbulencias financieras y
comerciales en el mundo. Esta noticia opacó la reunión con los latinoamericanos y se la ha
dado menor difusión.
Sin embargo, hay que destacar que China ha estado intentando reunir una coalición
mundial contra lo que ha calificado “abusos arancelarios” por parte de Estados Unidos.
Sus esfuerzos no sólo incluyen América Latina y el Caribe (ALC): también se ha dirigido a
las naciones del Sudeste Asiático y Asia Central. Igualmente, mantiene pláticas con la
Unión Europea acerca de los vehículos eléctricos que exporta a esa región.
En el discurso inaugural de la reunión China-CELAC, el presidente Xi dijo que apoya
“firmemente a los países de la región para seguir el camino de desarrollo acorde con sus
realidades nacionales, defender su soberanía e independencia, y rechazar las injerencias
externas”.
Asimismo, propuso una cooperación económica con “ganancias compartidas” y señaló
que en los últimos años “hemos llevado a cabo más de 200 proyectos en infraestructura y
se crearon millones de puestos de trabajo”. Agregó que China ya tiene firmados Tratados
de Libre Comercio con Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua. Subrayó que el año
pasado, el volumen comercial entre su país y la región superó por primera vez los 500 mil
millones de dólares, 40 veces más voluminosa que a comienzo del siglo presente. Una
cifra importante, aunque por ejemplo el comercio entre Estados Unidos y México
(importaciones y exportaciones) fue en 2024 un poco superior.
No obstante, la relevancia de China es innegable: es el principal comprador de materias
primas de América Latina, como cobre, mineral de hierro y minerales. Sobresale el caso de
Brasil, ya que las compras de soya han sido cuantiosas: el año pasado se elevaron a 37.000
millones de dólares. Y hay que recordar que en Perú se construyó el puerto de Chancay
para mejorar la conectividad marítima entre China y Sudamérica, el cual se inauguró hace
medio año como parte de una estrategia mundial diseñada por el gobierno de Beijing
llamada Franja y Ruta (Belt and Road Iniative).
Ante las representaciones de ALC, el presidente Xi no perdió la oportunidad de criticar las
políticas del gobierno de Trump advirtiendo que : “No hay ganadores en las guerras
arancelarias y comerciales, y practicar conductas intimidatorias y prepotentes no sirve
sino para aislarse a sí mismo”.
Finalmente, propuso cinco programas para “planificar juntos el desarrollo”. Entre lo más
destacado, se comprometió a profundizar la cooperación en áreas tradicionales como
infraestructura; agricultura y alimentos; y energía y minería; pero también a “ensanchar la
cooperación en terrenos emergentes como energías limpias, comunicaciones 5G,
economía digital e inteligencia artificial”. Y aseguró que “para apoyar el desarrollo de los
países de la región, su administración proporcionará una línea de crédito valorada en 66
mil millones de yuanes RMB a ALC” (poco más de 9 mil millones de dólares
estadounidenses).
Igualmente, se comprometió a fortalecer los lazos culturales y en concreto, “reforzar los
intercambios y las cooperaciones en ámbitos relacionados con el patrimonio cultural, tales
como la excavación arqueológica, la protección y restauración de monumentos, y
combatir el tráfico ilegal de bienes culturales”.
Xi apoyó subrayó que China está dispuesta a trabajar con ALC para fortalecer “la
cooperación en las áreas de gestión de desastres, ciberseguridad, y lucha contra
terrorismo, corrupción, droga y crimen organizado transnacional, con el objetivo de
contribuir a la defensa de la seguridad y la estabilidad regionales”.
Otro anuncio destacado consistió en que “China ha decidido aplicar la política de exención
de visas para cinco países de ALC como un primer paso para incluir posteriormente a otras
naciones de la región”.
Los gobiernos latinoamericanos, sobre todo los de América del Sur y el Caribe (con algunas
excepciones) acudieron a Beijing con el propósito de reducir su dependencia de
Washington y entablar un comercio más diversificado y, asimismo, con la esperanza de
que se pacte una relación más equilibrada. Existe la preocupación, particularmente de
Brasil, de que los exportadores chinos excluidos del mercado estadounidense inunden su
país con productos baratos, desplazando a los fabricantes locales.
Por su parte, México, la segunda mayor economía latinoamericana después de Brasil, ha
adoptado hasta ahora un enfoque más cauteloso. Sin embargo, “México representa
actualmente alrededor del 2,4% de las exportaciones totales de China, incluso por delante
de Brasil, que tiene una población mayor y absorbe sólo el 1,7%, por lo que se ha
convertido en el mercado de exportación más importante de en América Latina” (según el
NYT, con datos del profesor mexicano Enrique Dussel).
Dada la influencia económica cada vez mayor del gigante asiático, vale la pena citar los
resultados de una encuesta elaborada por la Universidad limeña de San Martín de Porres,
el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China y la Universidad de
Santiago de Chile.
La encuesta abarcó diez países: Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Honduras, Panamá,
Nicaragua, El Salvador y la República Dominicana. Los resultados mostraron que el 94,8%
de las personas encuestadas consideran que China es una nación próspera y reconocen
que tiene un gran poder económico. De la misma manera, el 82,9% cree que su modelo
de desarrollo es relevante para América Latina y un porcentaje similar reconoce su
influencia cultural. Los jóvenes fueron los más entusiastas: el 92,2% de las personas entre
25 y 34 años tienen una opinión favorable de esa potencia asiática. Finalmente, las
personas opinaron que la influencia de China en ALC se ha concentrado en tres áreas: la
innovación tecnológica, el desarrollo de infraestructuras y la economía digital.
En resumen, la reunión ministerial en Beijing adquiere en estos momentos una gran
importancia frente a los chantajes estadounidenses y la reconfiguración de la economía y
el poder mundial. Mientras Sudamérica y el Caribe están dispuestas a acercarse a China,
en términos comerciales y políticos, aunque con ciertas prevenciones, México ha
mostrado una conducta un tanto ambigua. El asunto no es sencillo: por un lado,
representa un mercado atractivo para la venta de productos chinos. Sin embargo, el
gobierno mexicano ha tratado de frenar ese comercio para complacer a Trump y para
intentar sustituir algunas importaciones según el Plan México. Además, sus exportaciones
a ese país están condicionadas por su integración con Estados Unidos. En estas
condiciones, mayores inversiones chinas en infraestructura o proyectos de gran
envergadura como el puerto peruano parecen imposibles de aceptar ya que llevaría a un
grave enfrentamiento con su vecino del norte. No se olvide además que las grandes
compañías exportadoras de manufacturas que se producen en México son
estadounidenses.
Así las cosas, de acuerdo con los planes de nuestro gobierno, México tendrá que navegar
en la naciente configuración del comercio mundial más cerca de Estados Unidos. Al mismo
tiempo, no podrá descartar las oportunidades que ofrece la potencia asiática sobre todo
porque la renegociación del TMEC anunciada ya para iniciarse este año puede traer
mayores obstáculos a nuestro desarrollo. Por lo pronto, China está jugando un papel cada
vez más decisivo en América Latina como lo demuestra la reunión en Beijing.
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