Ha habido muchos suicidios para protestar por la hogra, es decir, la enraizada tradición del Estado marroquí sostenido por las grandes familias capitalistas por humillar de mil formas a la mayoría de la población. Una de las víctimas de la hogra se quemó a lo bonzo. Pero esta vez ha provocado una reacción airada que recuerda mucho al suicidio de Mohamed Bouzini, hecho que hizo explotar la insurrección que acabó en Túnez con la dictadura y que inició la Primavera árabe.
Clima social contra el régimen
Poco después de este asesinato empezaron las protestas. Los pescadores de la ciudad se declararon en huelga y otros sectores como los taxistas también. El sábado y sobre todo el domingo hubo manifestaciones en muchas ciudades de todo Marruecos, mientras 40.000 personas asistían al funeral de Mouhcine en su pueblo natal. Ese mismo día hubo huelga general en Taghzut. El lunes se repitieron manifestaciones en ésta y otras localidades. En todas, que se han desarrollado sin apenas incidentes, predominaba la rabia y las consignas contra la policía, la hogra y el rey, que es el déspota que se esconde con dificultad detrás de un gobierno y un parlamento superficialmente democráticos.
Hay un clima social proclive a que este movimiento pueda ir a más, a corto o medio plazo, retomando así el hilo de lo que fue el Movimiento 20 de Febrero. Las condiciones de vida empeoran continuamente, un motivo reciente de indignación popular fue el inicio del curso escolar, que conllevó el establecimiento de clases de 60 y 70 alumnos, donde muchos no pueden siquiera sentarse en sillas. La impunidad hacia la violencia machista también ha sido motivo reciente de movilizaciones. El cazo lleva tiempo a fuego…
El régimen tiene miedo a la extensión de la lucha
El miedo del régimen a que la explosión social vaya a más es evidente. Han tenido, de momento, tiento de no reprimirla para no avivar la lucha. También han abierto una investigación y han detenido a ocho personas, entre ellas directivos de la Delegación de Pesca y policías, aunque acusados de falsedad documental y homicidio involuntario, y no de asesinato. Y el propio Mohamed VI ha tenido que volver precipitadamente de Etiopía ante el riesgo de desbordamiento. Sin embargo, estas maniobras no van a cambiar nada. La dictadura marroquí puede permitirse sacrificar ocho peones, pero no va a aceptar que la lucha vaya a más, ni reformas serias.
Este crimen reciente coincide con la disposición pública del rey a defender, utilizando todo el peso de sus buenas relaciones públicas con el Estado francés, al cantante Saad Lamjarred, acusado de violación en Francia. Impunidad con los criminales, represión con los trabajadores, éste es el mensaje de Su Majestad, ese amigo de la familia real española y de tantos gobiernos “democráticos”.
Los sindicatos, las organizaciones de izquierda, deben alzar la voz en solidaridad con los trabajadores y jóvenes marroquíes, y denunciar la dictadura monárquica y oligárquica que sufren, de manos de los mismos que ocupan y colonizan salvajemente el Sáhara Occidental, conectados por miles de hilos con los capitalistas franceses, estadounidenses, españoles…. ¡Solidaridad con la lucha! ¡Abajo el régimen! ¡Acabar con el capitalismo que encadena a las masas, por un Marruecos socialista, por un Magreb socialista!