Zarigüeya
“El poder tiene formas muy diferentes de manifestación.
La más indirecta e inmediata se exterioriza como
negación de la libertad. Esta capacita a los poderosos
a imponer su voluntad también por medio de la violencia
contra la voluntad de los sometidos al poder.”
Byung-Chul Han
El paro indígena que comenzó el 21 de septiembre y terminó el 22 de
octubre del presente año, se desarrolló de una manera bastante peculiar,
que ya explicaremos. Este paro tuvo como motivación el anuncio del
presidente de la república Daniel Noboa Azin de quitar el subsidio al diésel
mediante el decreto 126. Esta medida golpea duramente a los sectores
más empobrecidos, ya que la elevación de este combustible se conecta
con una serie de encadenamientos productivos que trae consigo la
elevación del precio de un sinnúmero de productos, por los efectos reales
del alza y por los inevitables efectos especulativos.
El Ecuador está viviendo uno de sus peores momentos en materia de
seguridad ciudadana, la ola de violencia producto de la acción de las
bandas delictivas sigue fuera de control, con la paradoja de que el
gobierno se muestra muy eficaz en materia de reprimir manifestaciones
de la gente y bastante menos eficaz en la “guerra” que declaró a la
delincuencia. El Ecuador ocupa los primeros lugares entre los países más
violentos de América Latina.
Se está viviendo en Ecuador una situación compleja en lo político, social,
cultural y económico. El deterioro de las condiciones de vida para
importantes sectores de la población se revela en los siguientes
indicadores que señala el economista Alberto Acosta:
“Cinco millones de habitantes tienen apenas un ingreso mensual de 90 dólares. Dos
millones de habitantes sobreviven con 50 dólares al mes. Para tener un punto de
referencia, el costo de la canasta básica es de más de 830 dólares y el ingreso mínimo
es de 470 dólares.
Con estos elementos, sumamos la dura realidad del desempleo: más del 65% de la
población económicamente activa no tiene empleo adecuado y la mayoría apenas
llega al salario mínimo. Adicionalmente tenemos el impacto provocado por la ausencia
de medicinas e incluso alimentación en los hospitales públicos.” 1
1) Artículo de: Acosta Alberto, “Ecuador: el miedo como política de Estado”,
Amazonía Latitude 16/10/2025. Ecuador.
La política de los “golpes de efecto”, – que son maniobras de distracción-,
a las que acostumbra el gobierno de Noboa está dejando de dar los frutos
esperados y se ha vuelto contraproducente. Ocurrió con la denuncia de la
ministra de energía la abogada Inés Manzano quien salió a la prensa a
denunciar un intento de asesinato al presidente Daniel Noboa, cuya
comitiva presidencial habría sufrido unos ataques con balas de parte de
manifestantes de la etnia cañaris, cuestión que se fue diluyendo hasta
quedar en nada, puesto que la propia policía certificó que no encontraron
impactos de bala en ningún vehículo de la comitiva y los 5 manifestantes
detenidos fueron puestos en libertad por un juez al no contar con
evidencia alguna del magnicidio denunciado. Se sospecha que dos
atentados de bombas y un intento de envenamiento al presidente son
parte de esta política de distracción que se ha hecho parte de su agenda.
El gobierno de Noboa se ha presentado como un fiel seguidor de las
políticas de Donald Trump y Benjamín Netanyahu, el Ecuador recibió, hace
poco tiempo, la visita del Secretario de Estado norteamericano Marco
Rubio y pretende modificar la Constitución para autorizar a la potencia del
norte a instalar una base norteamericana en las Islas Galápagos. En las
nuevas formas de represión de las manifestaciones se ha notado el
asesoramiento norteamericano-israelí. El Ecuador se encuentra con muy
malas relaciones con la mayoría de los países latinoamericanos a
excepción de la Argentina de Milei.
El Gobierno y la Represión
Este gobierno de derecha neoliberal enfrentó el paro indígena de una
forma prepotente, agresiva y provocadora, en ningún momento estuvo
dispuesto a un diálogo racional, el autoritarismo y la represión salvaje fue
la lógica con que el gobierno confrontó a las nacionalidades, a
trabajadores, a ciudadanos, a estudiantes y otros sectores de la población
que adhirieron conscientemente y solidariamente al paro. La técnica
empleada la militarización del país, la imposición de un clima de guerra, el
amedrentamiento para generar miedo; cuando decimos provocadora
hacemos alusión al hecho de que inmediatamente comenzada la
movilización indígena el gobierno instaló su sede en Latacunga, -en la
provincia de Cotopaxi-, ciudad ubicada al sur de Quito de alta densidad
poblacional indígena y provincia donde reside un destacado líder indígena
como es Leonidas Iza, ex presidente de la CONAIE. En Cotopaxi provincia
donde también existen fuertes destacamentos militares, los indígenas no
cayeron en la provocación y realizaron sus movilizaciones contenidas. En
cambio, en Otavalo donde el pequeño “rey” mandó a su vicepresidenta,
María José Pinto, esta tuvo que ser rescatada en helicóptero. La señora es
una empresaria que no tiene “buena prensa” entre los trabajadores de la
zona que trabajaron en las empresas de su familia.
La represión del gobierno se basó en impedir con grandes despliegues
policiales las concentraciones de gente en la ciudad de Quito con nuevas
técnicas de copamiento y una abundancia impresionante de gases
lacrimógenos, uso de gas pimienta, granadas aturdidoras y otros
implementos represivos. Envío de convoyes militares fuertemente
armados a las zonas álgidas del conflicto como fue la provincia de
Imbabura y la ciudad de Otavalo en particular. Los militares una vez
llegados a las comunidades indígenas o puntos determinados de las
ciudades o carreteras procedían con violencia inusitada a detener
arbitrariamente manifestantes dándoles un trato abusivo y degradante;
asaltaban inclusive casas y sacaban a los jóvenes a golpes a patadas y
culatazos. La práctica de utilizar infiltrados que delatan y usan fuegos
artificiales en contra de militares y policías para justificar despiadados
ataques represivos se ha vuelto frecuente. También cortaban el Internet
en determinados pueblos como el caso de Cotacachi y otras zonas.
También bloquearon las cuentas bancarias de las organizaciones indígenas
y de sus dirigentes. Como resultado de todo esto resultaron muertos tres
miembros de las comunidades indígenas que participaban en las protestas
ellos fueron: Efraín Fuerez en Cotacachi, José Guamán en Otavalo, y Rosa
Elena Paqui, en Saraguro en la provincia de Loja. En un posteo en redes
sociales podía leerse lo siguiente: “Se fueron tres vidas, tres historias, tres
sabidurías, tres valentías…” y queda un gobierno manchado con la sangre
de nuestros pueblos originarios.
El irrespeto a los derechos humanos y al derecho a la resistencia
consagrados en la Constitución es la tónica de la intervención policial
militar.
La otra arista populista, demagógica y oligarca de enfrentar el paro, por
parte del gobierno fue tratando de comprar a la población indígena a
través de un verdadero festival de bonos y otra serie de canonjías
destinadas a neutralizar o cooptar a sectores del mundo de los pueblos
originarios. Cuestión que lamentablemente tuvo efectos en algunas
provincias de la sierra central como Chimborazo, Cotopaxi y Tungurahua.
Como se puede apreciar la vieja política del garrote y la zanahoria al
servicio de la dominación y aplastamiento del justo y democrático reclamo
de mejores condiciones de vida para la mayoría del pueblo ecuatoriano.
El otro aspecto que satura las políticas de este gobierno son la abultada
presencia comunicacional que comprende todos los medios y redes
sociales con verdaderos ejércitos de trolls y bots. Nada imaginativo ni muy
creativo sino la repetición simplista del discurso gubernamental.
Ahora bien, la motivación interior que guía las actuaciones del presidente
no puede ser más grotesca: es la del machista patriarcal pletórico de
energía testicular, que junto con hacer uso de la fuerza que dispone,
impone a como tenga lugar sus medidas; se jacta de no ser un presidente
“blando” como Moreno y Lasso. Tomar la decisión de imponer la medida
de eliminar el subsidio al diésel, afecte a quien afecte, mediante la feroz
represión, es el talante de la “hombría” que quiere legitimar el
gobernante, lo cual se parece demasiado a la tiranía. Esta actitud firme
contra los manifestantes contrasta bastante con la actitud no tan firme,
que tienen con las pandillas delincuenciales. La respuesta parece obvia,
los delincuentes también se encuentran bien armados y tienen nexos
entre los policías y los militares.
Un gobierno, que en realidad es el gobierno del grupo económico Noboa,
además de ser respaldado por el bloque dominante, especialmente el
capital bancario a quien ha favorecido con una serie de medidas, junto a
sectores de las clases medias ligados a sus inversiones o ideológicamente,
además se sostiene en base a las redes clientelares que su padre formó
durante 5 campañas presidenciales y las redes que ha ido generando en su
propia gestión de gobierno que ha penetrado incluso a sectores del
movimiento indígena, se agrega a esta base social, estos grupos
aspiracionales denominados: “pobres de derecha” cooptados por la
hegemonía ideológica dominante que pertenecen a las clases medias
empobrecidas o a sectores francamente populares caracterizados por su
bajo nivel educativo y llenos de temores, odio y miedos que provienen de
las culturas mediáticas que se han apoderado de sus conciencias.
El Paro Indígena
La respuesta de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuador, (CONAIE) al decreto presidencial emitido por el gobierno fue
rápida y ya para el 22 de septiembre la dirigencia del movimiento indígena
había declarado un paro nacional indefinido, solicitando la derogatoria del
decreto 126 que quitaba el subsidio al diésel, lo cual desató por parte de
los adherentes, periodistas y analistas partidarios del gobierno una ola de
ataques contra el movimiento indígena caracterizado por abiertas y
solapadas invectivas racistas. A partir de allí el paro fue desplegándose
progresivamente sobre todo en la provincia de Imbabura, adquiriendo
especial intensidad en la ciudad de Otavalo, las comunidades Kichwas de
esta zona comenzaron a demostrar altos niveles de conciencia y
organización que lograron mantener totalmente paralizadas durante casi
los 30 días que duró el paro con movilizaciones y cierres de carreteras en
todos los cantones de esta provincia, otro refuerzo importante fue el
norte de Quito donde así mismo las comunidades Kichwas Kitu Caras de
San Miguel del Común lograron mantener también cierres viales durante
los 30 días que duró la movilización aún con la bestial represión que
recibieron. Lo mismo podemos decir de lo ocurrido en la zona de Cayambe
donde se mostraron altos niveles de combatividad y solidaridad.
El gobierno respondió en dos ocasiones enviando convoyes militares
fuertemente armados bajo la denominación de “Convoyes humanitarios”,
que era la manera de disfrazar la violenta represión que iba dejando el
Convoy a su paso y que solo lograba por algunas horas despejar las vías,
pero que luego volvían a ser interrumpidas por las comunidades Kichwas.
La Cruz Roja que fue invitada a participar del último convoy se negó a
participar puesto que este no reunía los protocolos internaciones de la
ayuda humanitaria.
Más adelante se configuró otro importante frente de resistencia en la vía
que va de la ciudad de Cuenca hacia Loja por parte de la comunidad
Kichwa de Saraguro que logró sostener la interrupción de la vía hasta el
final del Paro.
En la provincia del Carchi también hubo unas movilizaciones importantes
que lograron durante varios días interrumpir las vías de esa provincia que
limita al norte con Colombia. También en Quito el 12 de octubre hubo una
importante movilización de apoyo ciudadano que fue reprimida
brutalmente por inmensos contingentes de policías y militares. Lo mismo
ocurrió con las manifestaciones de los estudiantes de la Universidad
Central y de la FLACSO. En el oriente ecuatoriano hubo algunos días de
paro importantes en el Puyo y en Pastaza.
En Guayaquil y Esmeraldas también hubo marchas esporádicas de apoyo
al paro indígena lo mismo en Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo, y en
muchos lugares más, pero ninguna tuvo la profundidad e intensidad que
alcanzó el paro en la Provincia de Imbabura.
El paro del 2025, por las características que tuvo fue distinto a los paros
anteriores tanto el de octubre de 2019 (once días) como el de junio del
2022, (18 días) en el sentido que esos paros fueron enfrentados con un
movimiento indígena relativamente unido y una dirección centralizada y
con legitimidad en sus bases y con el objetivo de marchar hacia la capital
Quito, el paro de septiembre/octubre del presente año, no tenía como
objetivo una marcha hacia Quito y se enfrentó en forma descentralizada y
sin una dirección desde un centro, la dirigencia en este caso no contaba
con la total anuencia de las bases y tuvo una duración más larga. Y se
sostuvo por la acción y las iniciativas desde las bases y las direcciones
locales de las comunidades (treinta días).
Llegó el día 22 de octubre y después del anuncio de una nueva ofensiva
militar por parte del presidente Noboa, unas horas después apareció un
video del presidente de la CONAIE Marlon Vargas quien anunciaba el
levantamiento del paro.
Las características que asumió la suspensión del paro, dejaron un sabor
amargo a quienes estaban dando una esforzada y sacrificada batalla y se
explican por las circunstancias que rodean al paro, veamos: Marlon Vargas
había asumido la presidencia de la CONAIE hace muy poco tiempo y la
había asumido después de una dura batalla con el sector de izquierda de
la Confederación, el sector que lidera Leonidas Iza. En rigor Marlon Vargas
y la mayoría de su consejo de gobierno venían de haberse pronunciado
públicamente a favor de Noboa en las últimas elecciones presidenciales y
el decreto que quitaba el subsidio al diésel les significó a ellos una especie
de traición del presidente Noboa. Los indígenas que apoyaron a Noboa
quedaron de alguna manera neutralizados y sin tener muy claro que hacer
frente a semejantes circunstancias, una parte importante de ellos se
acogieron a los bonos y otras prebendas y tomaron una actitud pasiva
frente al paro y el Consejo de gobierno de la CONAIE a pesar que llamó al
paro y comenzó de alguna manera a impulsar declarativamente la
movilización en realidad no tenían claro una estrategia ni una táctica y
por lo tanto menos podían coordinar acciones, de tal manera que el Paro
empezó asumir unas características rizomáticas, es decir, comenzaron a
manifestarse acciones descentralizadas no jerárquicas, ya que no recibían
ni orientaciones ni coordinaban con ningún centro, esto permitió que una
gran cantidad de liderazgos locales, en cada comunidad, asumieran la
iniciativa de dirección y coordinación de las acciones. Pero en el
desarrollo del Rizoma Comunitario floreció la solidaridad, la cooperación y
la puesta en común. Me cuentan que médicos mestizos se organizaron y
salieron a brindar sus servicios en forma gratuita como así mismo repartir
los medicamentos con los cuales contaban, en la zona de Otavalo.
En esos 30 días que sacudieron al Ecuador las comunidades indígenas con
sus direcciones colectivas y su espíritu comunitario, se autodeterminaron,
se auto gobernaron, formaron sus propias guardias, y tanto en su acción y
coordinaciones de resistencia, como en las formas de otro gobierno para
las ciudades, engendraron experiencias muy ricas de esas otras maneras
de democracia y libertad que genera la rebelión y que serán la memoria
de las luchas que se vienen. El país se encontró en esos días semi
paralizado y semigobernado. Cabe resaltar el proceso ejemplar que le
siguieron a 4 policías capturados que sometieron a un debido proceso de
acuerdo a la justicia indígena y después fueron entregados a las otras
autoridades dando muestras de una sabiduría y una sensatez ancestral.
En síntesis, Marlon Vargas y su consejo de gobierno no estaban en
condiciones de dirigir, menos a esta vanguardia, que se constituyó en
Imbabura, estas bases que se echaron al hombro la lucha de un pueblo y
que en muchos casos sobrepasaron a sus dirigencias se transformaron en
el semillero de nuevas y renovadas dirigencias.
Marlon Vargas y su consejo de gobierno no tenían ni la experiencia, ni la
predisposición psicológica, ni las ideas, planes, estrategias, tácticas,
mentalidad y resolución para dirigir un levantamiento de proporciones
nacionales. El paro les quedó ancho. Como ellos no podían ser dirección,
las propias comunidades cargaron sobre sus hombros estas tareas.
Lamentablemente el proceso que se vivió en Imbabura y particularmente
en Otavalo, no se generalizó y se dio en muy pocos lugares. Imbabura
esperaba, esperaba, y esperaba que las otras provincias de predominio
indígena se levantaran como ellos y el auxilio no vino.
Pero siempre vale la pena luchar, aún si no se logran los objetivos o se
sufre una derrota parcial, puesto que el proceso de oposición al gobierno
continua, solo imaginemos que no hubiera existido ninguna respuesta al
ataque gubernamental contra la ciudadanía.
El movimiento indígena de Imbabura y todos los que se levantaron, nos
han dado una gran lección de dignidad, coraje y valor
A pesar del triunfo parcial del gobierno y la derrota también parcial del
movimiento indígena, el gobierno sale herido y si hay elecciones limpias
en la consulta-referéndum del próximo noviembre eso quedará
demostrado.
El paro indígena se suspendió, eso no significa que haya terminado la
organización comunitaria, esta se encuentra entera y la movilización de
hecho ha continuado, y las comunidades indígenas con sus marchas y
rituales como en Cotacachi y también otras comunidades de las provincias
de Imbabura han hecho cierres organizados de este ciclo.
La suspensión del paro, se está entendiendo como un repliegue táctico,
después de un intenso proceso de movilización, esfuerzo, sacrificios,
entregas, despliegue de energías y sinergias, de los pueblos que se
levantaron. Merece destacarse la organización de turnos para defender las
barricadas mientras unos seguían con sus trabajos para producir
alimentos, otros cuidaban la barricada y así se iban sucediendo. Este
repliegue táctico servirá para recuperar fuerzas, rearticular sus
organizaciones, fortalecerlas aún más, reforzar los tejidos comunitarios y
planificar las futuras acciones de resistencia.
La lucha continúa. Se trata de una resistencia popular y prolongada, se
trata de fortalecer aún más las alianzas con todos los sectores populares:
estudiantes, ciudadanos y las clases medias bajas, lograr una participación
no tan declarativa y más activa de los trabajadores que no se limitara solo
a las marchas, sino pedirles huelgas solidarias. Se trata de construir un
sólido bloque popular. El deterioro de las condiciones de vida de la
población facilitará el éxito del próximo paro, de este gobierno oligárquico
no se puede esperar otra cosa. Se trata de no perder la perspectiva de la
emancipación que apunte a construir el Sumak Kawsay, la sociedad del
buen vivir. La idea general es que esta derrota parcial no significa ningún
cierre definitivo, la madre de todas las batallas está por venir. Las luchas
siempre tienen un sentido de permanencia, continuidad, incluso cuando
se han alcanzado victorias.
Seguramente en estos afanes surgieron amores, amistades,
compañerismos, camaradería, apegos, afectos y aprecios que resultaran
imborrables.
Había un posteo en facebook que decía:
“En Otavalo no solo hubo un paro… hubo lágrimas dolor y valentía de un
pueblo que dio todo por el Ecuador.”
La socióloga Natalia Sierra escribió esto:
Siempre vale la lucha
Aprendimos:
Que no hemos vencido al racismo
Que un pueblo digno sabe resistir
Que un gobierno débil es brutal
Que hay que fortalecer nuestras organizaciones
Que no podemos dejar todo el peso de la lucha en nuestros hermanos
indígenas
Que, si el gobierno quisiera combatir la delincuencia organizada, lo haría,
pero no le interesa
Que la resistencia se sostiene en las mujeres y las comunidades que nos
alimentan
Que si todos defendemos nuestros derechos podemos vivir mejor
Que hay peligrosos fascistas que propagan el odio disfrazado de analistas
y demócratas
Que la prensa empresarial miente y miente
Que vivimos una dictadura
Que en la resistencia se teje alegría, solidaridad, creatividad, amistades,
Compañerismo
Que hay que exigir justicia por nuestros muertos asesinados infamemente
Que vamos a decir un inmenso y fuerte No en la consulta tramposa.











