Por Adán Salgado Andrade
Douglas Rushkoff (Nueva York, 1961), es un teórico de la media, así como activista, opuesto al control de las corporaciones, quien ha escrito varios libros sobre lo que el internet significa y cómo se ha transformado, de haber sido un sitio libre, usado por la comunidad, ahora, está dominado por las corporaciones. Es muy influyente su opinión y da conferencias en varios países, además de conducir programas en donde vierte sus puntos de vista (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Douglas_Rushkoff).
Recientemente fue invitado por cinco “súper ricos”, para que los aconsejara sobre la mejor forma de sobrevivir a los futuros cataclismos, ocasionados por el irracional sistema capitalista salvaje, que ha depredado y contaminado buena parte del planeta y lo sigue haciendo con lo que queda.
Se sorprendió de que esos hombres quisieran platicar con él, un “ teórico marxista de la media”, para pedirle consejos sobre técnicas para librar el negro futuro que le espera a la humanidad.
Esa experiencia, la escribió en el artículo “Los súper ricos preparacionistas, están planeando cómo salvarse del Apocalipsis”, en el que agrega que “los billonarios de las empresas tecnológicas, están comprando bunkers lujosos y contratando militares para sobrevivir un colapso social que ellos ayudaron a crear, pero como todo lo que ellos hacen, tiene consecuencias imprevistas” (ver: https://www.theguardian.com/news/2022/sep/04/super-rich-prepper-bunkers-apocalypse-survival-richest-rushkoff).
Inicia el artículo sobre cómo fue contactado y que una limusina lo estaba esperando al llegar al aeropuerto (no menciona quiénes fueron los súper ricos o en dónde estuvo).
“Me preguntaron qué era mejor, bitcoin o Ethereum, quién conseguiría primero la computadora cuántica, China o Google, qué era más seguro para vivir en el futuro, Nueva Zelanda o Alaska o cómo podían mantener autoridad sobre sus subordinados cuando se dé el evento. Ese ‘evento’ es el eufemismo que usan para referirse al colapso ambiental, revueltas sociales, tormentas solares, virus imparables, o un malicioso hackeo computacional, que tire todo”.
En efecto, todos esos problemas que temen enfrentar esos “súper ricos” y los de su especie, ellos mismos los han ocasionado, al seguir alentando un nefasto sistema económico que no sólo ha depredado y contaminado a este pobre planeta, sino que ha concentrado la riqueza en unas pocas manos. Por eso, ese modelo ha llevado a la insurrección de las masas, deseosas de poseer todo lo que esos ricos y súper ricos tienen, a como sea, sin importar que sea legal o no, a lo que se dediquen aquéllas masas. Si trabajan como maestros o narcos, es lo de menos. Lo importante es volverse ricos, pues es lo que impone este sistema de brutal competencia.
“También, me dijeron que hasta estaban contratando guardias privados, para enfrentar lo que se viniera. Uno, ya hasta aseguró mariners, para que sean su seguridad privada. Otro fue más allá, sugiriendo que quizá robots podrían hacer un mejor trabajo”. Se ve que esos tipos tienen muchos miedos, como todos los de su especie, cuyos problemas psicológicos provienen del temor a que los maten por su riqueza (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/11/los-ricos-con-sus-envidias-y-problemas.html).
Muy egoísta su actitud, así como el hecho de que varias de sus acciones, en lugar de ayudar a disminuir los problemas ambientales, los empeoran. Es el caso de los elitistas vuelos turísticos espaciales, que Jeff Bezos, sobre todo, está impulsando, exclusivamente para ricos que puedan pagar unos cien mil dólares por un viajecito en la atmósfera, que no toma más de veinte minutos en realizarse (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/07/los-elitistas-contaminantes-viajes.html).
Esos vuelos, son muy contaminantes pues, además de los gases que expelen, están de nuevo destruyendo la capa de ozono. Pero no les importa a sus impulsores, sólo que sean un buen negocio (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/06/los-contaminantes-vuelos-espaciales.html).
Dice Rushkoff que trató de razonar con ellos, sobre que la mejor manera de sortear esos problemas sería que mostraran una solidaridad social, ayudar más a la gente, incluso, que sus guardias, los cuidarían mejor si los trataban bien. “Sólo movían sus ojos, como si se tratara de la filosofía que un hippy les estuviera proponiendo”.
Es claro que esos tipos, nada saben de humanidad. Elon Musk, se presenta como “el salvador de la humanidad”, pero es un tipo sólo guiado por sus negocios y porque quiere “colonizar” Marte (seguramente debe de haber sido uno de los súper ricos que consultó a Rushkoff). Mientras pueda seguir con el engaño de que el uso masivo de autos eléctricos, acabará con la contaminación, seguirá ganando mucho dinero (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/elon-musk-falso-salvador-de-la-humanidad.html).
Jeff Bezos, es otro súper rico que antepone sus negocios y deseos de ser el primer súper millonario, a la seguridad y bienestar de sus trabajadores. Durante lo peor de la pandemia, varios fallecieron en sus bodegas de Amazon, pues escatimó en equipos de seguridad, que pudieron haber evitado o disminuido los contagios y que muchos de aquellos empleados, fallecieron a consecuencia de ellos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/04/negligencia-de-amazon-con-sus.html).
Por esos motivos, se le quedaron viendo como a “animal raro”, cuando les habló de la solidaridad social.
“No les interesa hacer un mejor mundo. Su extrema riqueza y privilegios, sólo les han servido para obsesionarse en que deben de aislarse del real y presente peligro del cambio climático, elevación del nivel del mar, migraciones masivas, pandemias globales, pánico contra los migrantes y recursos que se acaban. Para ellos, el futuro de la tecnología se reduce a una sola cosa: escapar del resto de nosotros”.
Sí, no podía esperarse más de esos mezquinos, quienes, antes que alimentar a la población mundial, prefieren hasta que muera de hambre, con tal de seguir ganando mucho dinero. Durante la pandemia eso se mostró más evidentemente. Los despidos masivos, por falta de demanda, se hicieron fríamente, sin importar el destino de tantos millones que perdieron sus empleos. Y también, oportunistamente, aprovecharon las oportunidades de volverse más ricos muchos de ellos, explotando el “encierro”, como hizo Amazon, al incrementar sus ventas por línea (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-mezquino-capitalismo-salvaje.html).
O las farmacéuticas, muy beneficiadas por tantos millones de vacunas que han hecho, pero que se niegan a soltar sus patentes, para que países pobres pudieran elaborar más económicamente esos biológicos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/las-mezquinas-farmaceuticas-no-quieren.html).
Continúa sus reproches Rushkoff, diciendo que esos tipos se creían la punta del desarrollo tecnológico, “pero ahora se reducen a jugar un video juego en el que gana el que halla la salida. Se presentaban como los supuestos ganadores der la economía digital, los campeones del mejor negocio, pero no son más que unos catastrofistas, que han ocasionado esto de lo que huyen. Son en realidad perdedores. Esos súper millonarios que me pidieron consejo sobre si están bien sus bunkers, no son ganadores, sino víctimas de lo que han provocado con sus perversas reglas de control. Han sucumbido a lo que llaman el estado mental, ganar suficiente dinero para aislarse del daño que han creado al ganar dinero de esa forma. Es como si un auto que viajara a toda velocidad, quisiera huir del humo de su escape”.
Muy buena analogía la empleada por Rushkoff, no se puede huir del pasado, de los remordimientos, de las malas acciones. Siempre estarán allí, así como lo bueno que hagamos.
“Es un escapismo a la Silicon Valley, piensan que con sus adelantos, que sólo han servido para dominarnos y ocasionar el presente caos climático, económico y social, podrán salir ellos adelante. Que podrán ganarnos cuando la hora llegue, que pueden lograr leyes que desafíen la física, la economía y la moral, no para salvar al mundo, sino salvarse ellos”.
Una foto muestra a un Bezos, que se carcajea, a bordo de su Blue Origin, como si previera que él, en caso de que el planeta se colapse, ya tiene su ruta de escape. Como dice Rushkoff, son idiotas que creen que escaparán al cataclismo.
Luego, Rushkoff, refiere cómo, a su regreso, enteradas varias empresas de que había ido a “aconsejar” a los súper ricos para que se salven, le ofrecieron todo tipo de “salvaciones”. JC Cole, le mostró granjas autosustentables, “en donde se pueden criar hasta polluelos de huevos”. “Visité sus granjas, para constatar lo que me dijo Cole, que además son hechas para que sus habitantes cooperen entre sí. Pero nadie se ha animado a invertir los 3 millones de dólares que costaría tener una granja así, pues los súper ricos prefieren esquemas que los aíslen, no que los pongan a trabajar entre todos. Lo que menos quieren es socializar. Prefieren perderse de vista”.
La empresa Rising S Company, de Texas, construye bunkers que van desde los básicos, que cuestan $40,000 dólares, de 3.2 metros por 3.6 metros, hasta sus muy lujosos Aristocrat, “que tienen piscina y una cancha. Pero su logo, que tiene tres crucifijos, sugiere que sus servicios son más para evangelistas preparacionistas, que para billonarios que especulan con escenarios de ciencia ficción”. Digamos que prefiere esa empresa a creyentes, como elemento adicional de sus instalaciones, para que puedan salvarse los que las adquieran. Sería el elemento divino extra (“Si creemos en Diosito y le rezamos, más oportunidad tendremos de salvarnos”, han de clamar los dueños de la empresa)
Otra compañía, Vivos, vende departamentos de lujo subterráneos, hechos en instalaciones y fuertes militares de la era de la Guerra Fría, ya abandonadas. “Como una especie de clubes deportivos, ofrecen suites individuales y para familias, así como grandes áreas comunes, con albercas, juegos, películas y restaurantes”.
Como se ve, los ricos que eligieran vivir subterráneamente, en apariencia, no la pasarían mal, pero un mundo así, tan repetitivo, todos los días la misma gente, las mismas “diversiones”, terminarían por aburrir a esos “inquietos” personajes y a sus familias, seguramente.
En la república checa, en donde también ya hay muchos ricos, Oppidium, “preocupada por la salud mental a largo plazo de los millonarios, ofrece luz artificial, como en albercas, para que parezcan que están iluminadas por el sol, así como jardines y una bodega de vino, para que esos ricos se sientan como en casa”.
Pero analiza Rushkoff que, pensándolo bien, todos esos sistemas cerrados, serían muy vulnerables, pues si en un jardín hermético se diera una infección, acabaría con todo. Eso fue lo que mostraron los experimentos Biósfera 1 y Biósfera 2, que fracasaron rotundamente, pues no pudieron ser sustentables, los vegetales comenzaron a morir y tampoco se crearon las condiciones, como agua u oxígeno suficientes, para que sus moradores sobrevivieran, sin contacto con el exterior. Todos salieron antes del tiempo programado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-fallido-experimento-biosfera-2.html).
También, dice que durante la pandemia, los súper ricos subieron su demanda por islas privadas, “que tampoco son autosustentables y hasta dependen más de una organización social que en tierra firme, pues todo se les debe de proveer.
“Estoy seguro que los súper ricos que me pidieron consejo, deben de saber todo esto. Quizá sólo se trató de un juego. A lo mejor quieren saber si pueden, realmente, escapar al apocalipsis que han creado, estar encima de todos nosotros, cuando eso suceda”.
Absurdo, pues cuando este planeta se colapse, ni sus bunkers lujosos, ni sus departamentos subterráneos, con albercas, los salvarán de la segura aniquilación (he escrito cuentos al respecto, como el siguiente: http://www.artemiorevista.com/index.php/articulos/category-list/29-poesia-ensayo-poema-literatura/224-watertrading-com-cuento-por-adan-salgado).
Hay un proverbio popular, que indica muy bien, finalmente, la igualdad que nos espera, al ser todos mortales. Dice ese proverbio: “El rico se viste de seda y el pobre, de manta rala. El consuelo que me queda es que la muerte, nos iguala”.
No puede quedar más claro.
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