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Los “Papeles de Pandora”: la impunidad del poder

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Saúl Escobar Toledo

El Sur. México

La filtración de documentos confidenciales pertenecientes a 14 entidades especializadas
en la creación de sociedades en paraísos fiscales ha revelado la existencia de una industria
enfocada a ocultar la riqueza de un grupo de personas: ofrecen anonimato y baja o nula
tributación. Los documentos retratan también a los clientes de esta industria y a los
intermediarios que les sirven de puente para acceder a estos servicios. Como ha señalado
El País (05112021), el desvío de beneficios por parte de empresas y la ocultación de
grandes fortunas generan agujeros millonarios en las haciendas públicas.

La lista de nombres relevantes que aparecen como clientes de estos proveedores en los
documentos filtrados en los “Papeles de Pandora” (PdeP) es larga. Hay 35 jefes y exjefes
de Estado de los cuales 14 son de América Latina, 46 oligarcas rusos, millonarios,
personalidades del mundo de la cultura e incluso congregaciones religiosas.
Como lo demuestran diversas investigaciones, estos paraísos o refugios (havens en inglés),
son parte de la maquinaria de un mundo más desigual. Al evitar el pago de impuestos,
contribuyen a aumentar la disparidad de ingresos, la riqueza y el poder. Brooke
Harrington, autor del libro “Capital Without Borders: Wealth Managers and the One
Percent.” (Capital sin fronteras: los administradores de la riqueza y el uno por ciento),
afirmó recientemente (NYT, 08102021): para que las reglas fiscales puedan cumplirse hay
que atacar el problema de la secrecía: solo se puede gravar al propietario legal de los
bienes, quien no es necesariamente la persona que se beneficia de ellos. Los trusts
(fideicomisos) dividen la propiedad legal del beneficiario de tal manera que un fideicomiso
en las Islas Caimán puede ser el propietario de un Castillo en Francia, pero la persona que
vive en él y lo disfruta plenamente no necesariamente es el dueño legal de ese inmueble.
Los fideicomisos o sociedades registradas en esos refugios producen esa ambigüedad. Se
requiere entonces que las leyes exijan el registro de los verdaderos beneficiarios, para
atacar este problema.

Hay más. La novedad de los Pandora, en comparación con otras filtraciones previas, como
los “Papeles de Panamá”, revela que los Estados Unidos se han convertido en un refugio
fiscal y destino global de riqueza ilícitas (The Nation, 05102021). Albergan muchos
fideicomisos (trusts) secretos u opacos. De esta manera se desmiente la idea tradicional
de que esos paraísos están localizados únicamente “offshore” es decir, fuera de EU.
Estados como Dakota del Sur, Delaware, Texas, Florida y Nevada rivalizan con naciones del
caribe y protectorados europeos. En Dakota del Sur, por ejemplo, hay sociedades de este
tipo que tienen fondos de, al menos, 367 mil millones de dólares.

Por su parte, Nicholas Shaxson autor de varios libros, entre otros, “Las islas del tesoro”
publicado en español por el FCE, señala (NYT, 08102021) que el corazón del sistema de los
refugios fiscales es la Gran Bretaña. La ciudad de Londres se convirtió en “la capital del
lavado de dinero”.

Se trata, dice, Shaxson, de un sistema complejo, con instrumentos opacos y enredados
que incluyen trusts registrados en distintos territorios, lagunas fiscales y compañías
fantasmas o de fachada. Además, el secreto bancario, y una regulación financiera laxa que
da cobertura a la riqueza escondida mediante coberturas aparentemente legales. Un
papel central lo juegan los centros financieros que se encuentran en las Islas Cook, la
Vírgenes Británicas, y Jersey (una de las pequeñas islas situadas en el Canal de la Mancha).
Hay también países europeos como Suiza, Luxemburgo, Irlanda que ofrecen varias rutas
para esconder las riquezas. En Asía, por supuesto, están Hong Kong y Singapur.

Sin embargo, agrega, la red británica es la más grande. El Índice de Opacidad Financiera
(Financial Secrecy Index, disponible en https://fsi.taxjustice.net) muestra que la Gran
Bretaña (GB) y sus satélites se colocan en el primer lugar. Más de dos tercios de las 956
compañías que los PdeP vinculan con funcionarios públicos, fueron establecidas en las
Islas Vírgenes.

La City es el nervio central del sistema global de los paraísos fiscales, un conducto crucial
para que transiten capitales internacionales de todo tipo. Un momento clave para
entender cómo llegó a ocupar este papel, fue cuando el Banco de Inglaterra permitió al

país jugar el papel de huésped del nuevo mercado de los eurodólares. Londres se convirtió
en un espacio financiero casi sin regulaciones y altamente rentable, separado de la
economía británica, en el cual los bancos extranjeros, la mayoría estadounidenses,
podrían realizar operaciones prohibidas en su país.

La riqueza escondida en estos refugios es sorprendente. Las estimaciones van de los 6 a
los 36 billones de dólares. En el caso de la red que incluye a la City de Londres y sus
oficinas de ultramar, representa una pérdida fiscal, solo para las empresas, sin tomar en
cuenta a las personas físicas, de aproximadamente entre 245 y 600 mil millones de
dólares.

La exposición pública de algunos personajes políticos ha dado ya algunos resultados: en
Ecuador, el Congreso votó el domingo pasado en favor de abrir una investigación del
presidente Lasso para averiguar si violó la ley al depositar parte de su riqueza en un
paraíso fiscal. En Chile, la Fiscalía de la nación abrió una investigación contra el presidente
Piñera por la venta de la empresa Minera Dominga. Hay la sospecha de que esta
operación implicó sobornos y evasión fiscal.

En el caso de nuestro país, como ya se ha publicado, hay más de 3.000 mexicanos que
figuran en los PdeP. Figuran (hasta ahora) Julio Scherer; Jorge Arganis; el senador
Armando Guadiana; y Julia Abdala, pareja de Manuel Bartlett, titular de la Comisión
Federal de Electricidad. Incluye también a antiguos aliados del expresidente Enrique Peña
Nieto, Enrique Martínez y Martínez, exgobernador de Coahuila y ex secretario de
Agricultura; Ricardo Pierdant, el empresario que en 2014 pagó el predial de un
departamento en Miami propiedad de la entonces esposa de Peña Nieto, la actriz Angélica
Rivera; Francisco Labastida Gómez de la Torre, hijo del candidato presidencial del PRI en el
2000, Francisco Labastida Ochoa. Hay, asimismo, celebridades y sobre todo
multimillonarios como Germán Larrea y María Asunción Aramburuzabala. Y, qué
causalidad, las Islas Vírgenes Británicas fue el destino predilecto de estos mexicanos.

En síntesis, los PP revelan la existencia de cuentas de los superricos del mundo, incluyendo
ciudadanos mexicanos que, por lo pronto, no han recibido ninguna sanción a pesar de su
posible involucramiento en crímenes tan graves como: la fuga de capitales, la evasión
fiscal, el ocultamiento de patrimonios mal habidos, el registro de empresas fantasma, y el
abuso de poder. Cometer un crimen puede ser «legal», dependiendo de la legislación que
resulte conveniente para el delincuente. Sin embargo, en todos los casos, las personas que
se aprovechan de los refugios fiscales lo hacen para depositar sus cuantiosas fortunas
personales fuera del territorio en el que residen; evitar el pago de impuestos; esconder su
riqueza; y atentar contra sus propios gobiernos y sociedades. Lastiman y agravian,
principalmente, a los más pobres e indefensos. No deben justificarse, atenuarse, o
perdonarse estas conductas. Investigar y actuar legalmente contra estas personas es
indispensable. También fortalecer la coordinación internacional para acopiar información.
Hay que cerrar todos los paraísos fiscales. Son una plaga contra la humanidad. Mientras
tanto, a sus beneficiarios, hay que denunciarlos ante los ciudadanos del mundo como lo
que son: violadores del derecho a una vida digna de la gran mayoría de las personas que
no tienen ni los ingresos ni la capacidad para hacer uso de los «tax havens». La impunidad
no puede seguir dominado al mundo.

saulescoba.blogspot.com

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