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La Teoría Monetaria Moderna, emisión y depreciación del peso

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Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

La TMM, emisión y depreciación del peso

Tiempo atrás escribí varias notas de crítica a la “teoría monetaria moderna”. La TMM adhiere al enfoque cartalista, que sostiene que el dinero es pura creación estatal; que su valor deriva de la voluntad del Estado de aceptarlo para el pago de impuestos. También dice que problemas fundamentales del capitalismo como el desempleo y las crisis pueden remediarse con el simple trámite de emitir billetes.

En crítica a esta concepción en varias notas sostuve que es imposible que el Estado determine a voluntad el valor de la moneda nacional, y que esto en Argentina se manifiesta dramáticamente “en la validación del peso que se impone a través de la  convertibilidad al dinero mundial (dólar, euro y, eventualmente, incluso el oro)”.En otros pasajes planteé que “si el valor del dinero estatal está puesto en duda –como sucede cada poco tiempo en Argentina- la gente pagará sus impuestos en pesos argentinos, pero esto no impedirá que atesore en dólares (o euros); que cotice propiedades inmobiliarias en dólares (o euros); que establezca obligaciones en dólares (o euros). Cuando una vivienda se compra, en Argentina, al contado en dólares (y es una operación bastante común), el dólar cumple la función de medio de cambio (además de medida de valor), por fuera de lo que disponga el Estado”.

Asimismo escribí que la idea de que el Estado es “monetariamente soberano” porque haya establecido la inconvertibilidad del dinero que emite es equivocada, ya que la convertibilidad se establece de hecho, con otras monedas o con el oro. Y que estas relaciones de cambio no pueden abstraerse de las productividades relativas del trabajo en los distintos espacios nacionales. Por caso, el Estado argentino no puede “decidir” que una hora de trabajo industrial simple, promedio, en Argentina, genere igual valor que una hora de trabajo industrial simple, promedio, en Alemania, dadas las diferencias de tecnologías. En este respecto, y citando a Brunhoff, sostuve que las monedas se articulan de forma jerarquizada. Y esto ocurre porque toda moneda fiduciaria, si bien carece de valor en sí misma, “tiene que comportar sin embargo cierta referencia al valor” (véase aquíaquíaquíaquíaquíaquíaquíaquíaquí).

La prueba de los hechos

Según el “Informe monetario mensual” del BCRA, en mayo los Adelantos Transitorios y las Transferencias de Utilidades del Central al Tesoro totalizaron $371.970 millones, el equivalente al 17% de la base monetaria. El acumulado de enero a mayo de este ítem es $970.510 millones. Según la Secretaría de Hacienda, en mayo el déficit primario fue $251.287 millones; el pago de intereses de la deuda pública ascendió a $56.932 millones. De manera que el resultado financiero del sector público nacional fue deficitario en $308.219 millones. Es fácil darse cuenta que el mismo se ha financiado con emisión (Adelantos transitorios y Transferencias de utilidades son nombres elegantes para decir emisión).

Por otra parte, y de acuerdo a “Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario”, del BCRA, las “personas humanas” compraron, en mayo, en forma neta, US$ 534 millones, de los cuales US$ 483 millones por billetes, o sea, para atesoramiento; y US$ 83 millones por viajes y otros gastos con tarjetas (cayeron 81% en forma interanual). “Personas humanas” no son 20 especuladores chupasangre, como piensa el izquierdismo vulgar: “Alrededor de 2.400.000 individuos compraron billetes para tenencia, duplicando la cantidad de personas que compraron en el mes previo [y en abril habían sido 435.000], con una compra promedio per cápita de US$ 190”. 2.4 millones comprando dólares – a pesar del impuesto “solidario” y la suba de las tasas de interés para que se queden en depósitos en pesos- expresan una corriente social.

A su vez, a principios de marzo el blue estaba en $78 (venta) y el 29 de mayo cotizaba $125. O sea, el peso pasó de valer US$ 0,0128 a comienzos de marzo, a valer US$ 0,008 a fines de mayo; se depreció un 38%. En ese lapso la balanza comercial fue positiva; y  las presiones inflacionarias disminuyeron sustancialmente, dada la recesión y el congelamiento de tarifas; a lo que se sumó una extendida baja de salarios. Es claro que la depreciación ocurrió por fuera y al margen de la voluntad del gobierno. Pero la TMM nos había asegurado que la emisión no afecta a la moneda nacional, y que el Estado puede manejar su valor a voluntad. No hay manera de encajar esta tesis en la experiencia reciente de Argentina (y el de AF es un gobierno “progre”, según los parámetros habituales del izquierdismo burgués). Pero no se trata, por supuesto, de una única experiencia. La economía argentina tiene para todos los gustos y colores. Ya lo he señalado en otras notas – dada la inclinación de autores de la TMM a tomar los gobiernos K como ejemplo de lo que aconsejan. Ahora lo vuelvo a subrayar. ¿No es hora de que saquen alguna conclusión de los testarudos datos que se les presentan?

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