Enviado por Alfredo Rubio Bazán
John Banville
(8 de diciembre de 1945, Wexford, Irlanda)
Escritor, novelista, dramaturgo, guionista y periodista irlandés. Gran talento, considerado el mejor escritor de habla inglesa contemporánea, con un sentido del humor irlandés muy característico. Banville es conocido por el estilo preciso de su prosa. Su ingenio y su humor negro muestran la influencia de Nabokov, muchos lo definen como su «heredero natural». Su prosa se abre a deslumbrantes espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía. Trabaja el texto frase a frase, cuidándolas hasta el extremo. Renovador del lenguaje, es un estilista amante de la prosa poética y elegante, sus obras retratan sentimientos, emociones, dudas del ser humano frente a situaciones íntimas. Alguna vez fue llamado «escritor de las elites», lo que no fue de su entero agrado y no demoró en demostrar que era falso. Premio Booker 2005 y Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, según decisión del jurado que lo premió por «su inteligente, honda y original creación novelesca» y, «a su otro yo», Benjamin Black -el pseudónimo que utiliza para escribir novela negra, en la que es considerado un maestro-, por sus «turbadoras y críticas novelas policiacas». Es un genio literario del nuevo milenio.
Desde pequeño supo lo que era el sufrimiento debido al mal tiempo que el país atravesaba. Su infancia y adolescencia no fueron para nada gratas, viviendo en un ambiente sumergido en la pobreza, rodeado de la hipocresía que identificaba a todos los habitantes, en medio de un clima sin esperanzas y con momentos que no parecían nunca cambiar para mejor. Su padre trabajaba cuidando un garage y su madre era ama de casa
A los 12 años supo que quería ser escritor. Leyó Dublineses, de James Joyce, que se convirtió en una revelación para él al saber que se podía escribir sobre la vida real, que no siempre tenían que ser historias de detectives. Inmediatamente, comenzó a escribir imitaciones de los libros de Joyce. John siempre fue talentoso y sobresaliente, pero su vida estuvo privada de muchos privilegios, debido a la crisis de la situación económica que envolvía a su familia. Estudió en una escuela de los Hermanos Cristianos y en el colegio católico de San Pedro de Wexford No pudo asistir a la universidad ni hacer lo que más deseaba, que era aprender a escribir de forma correcta. Pero nunca se rindió y siguió desarrollando el gran don con el que había nacido.
En lugar de ingresar en la universidad, prefirió comenzar a trabajar y lo hizo en la compañía aérea Aer Lingus, que le permitía viajar por el mundo. Más tarde diría irónicamente de esa decisión: «Un gran error. Debería haber ido [a la universidad]. Lamento no haber tomado esos cuatro años de emborracharse y enamorarse. Pero quería irme de mi familia. Quería ser libre».
Cuando regresó a Irlanda después de haber vivido en Estados Unidos en 1968 y 1969, se convirtió en periodista y entró a trabajar en el diario The Irish Press, donde llegó a ser subeditor jefe. Cuando este periódico desapareció en 1995, pasó al The Irish Times. Después fue colaborador de The New York Review of Books.
Publicó su primer libro en 1970, una recopilación de relatos titulada Long Lankin, a la que seguiría una serie de novelas, la primera de ellas Nightspawn que salió al año siguiente. Después vinieron Birchwood (1973), la llamada Trilogía de las revoluciones —compuesta por Copérnico (1976), Kepler (1981) y La carta de Newton (1982)— y cerca de una docena de novelas más.
A lo largo de su carrera ha logrado nominarse dentro de una serie de reconocimientos muy famosos a nivel mundial, uno de ellos fue el Booker Prize, que le dio su obra El libro de las pruebas (1989) que se llevó también el premio Guiness Peat Aviation Award y muchos elogios de un público muy contento y agradecido por sus obras. En el 2005, recibió otro gran galardón, el Man Booker gracias a su obra El mar, que publicó ese mismo año., entre las que destacan El libro de las pruebas (1989), finalista del Premio Booker)y El mar (2005), que ganó el preciado galardón. En 2011fue ganador del Premio Franz Kafka por un importante jurado, que tuvo y como principal líder al crítico literario Marcel Reich- Ranicki. Este premio es muy especial porque se otorga solo a los escritores que son capaces de hacerse conocidos y muy leídos sin que su origen, país o cultura, tengan algún tipo de relevancia.
En 2006 aparece su primer libro bajo el seudónimo de Benjamin Black: El secreto de Christine, iniciando una serie que escribe con una prosa más ligera y directa, pero igual de exquisita y que cosechó gran éxito de público y crítica, con títulos como El otro nombre de Laura (2008), En busca de April (2011), Muerte en verano (2012), Venganza (2013) y La rubia de los ojos negros (2014) resucitó al detective Philip Marlowe, creado por Raymond Chandler.
Sobre su desdoblamiento como escritor, ha dicho: «El arte es una cosa extraña. Bajo el sombrero de Banville puedo escribir 200 palabras al día. Un día decidí que podía convertirme en otro y bajo ese segundo sombrero, en esa segunda piel, puedo irme a comer tras haber escrito un millar de palabras, tal vez 2.000, y disfrutar con ello. Es increíble descubrir cómo otro tipo puede vivir tu vida y usar tus manos y deleitarse con eso. Escribir es un trabajo peculiar… Escribir es como respirar. Lo hago por necesidad. Por mi propia boca, y ahora también por la de Black».
Para Banville, que también ha escrito piezas de teatro, su oficio tiene mucho de samurai: «Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura».
https://es.wikipedia.org/wiki/John_Banville
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=60911
http://www.biografias.es/famosos/john-banville.html
http://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/9975/John%20Banville
El libro de las pruebas: Frederick Montgomery tiene treinta y ocho años, y está en la cárcel a la espera de que le juzguen por robo y asesinato. Este libro de pruebas no prueba nada, esta confesión dirigida al juez, no pretende conseguir una sentencia más leve, sino indagar en las causas del crimen, desvelar el opaco enigma que Freddie es incluso para sí mismo. Hijo de buena familia, científico brillante durante un breve período de su juventud, se ha pasado los últimos años a la deriva, errando por islas del Mediterráneo nada paradisiacas, entre bares de mala muerte y una bohemia mucho más cerca de la degradación que del arte. Hasta que de regreso a Irlanda a buscar fondos, y en el curso de un robo absurdo, arrastrado más por una oscura fascinación que por la necesidad, secuestra y mata a una joven criada. Pero, ¿por qué, en una existencia signada por el desapego, por una deriva que le ha convertido en un perpetuo extranjero, esa obsesión por el retrato anónimo de una mujer de mediana edad, no demasiado hermosa, que pretendí a robar y que le condujo al crimen? ¿Qué es verdad y qué es mentira en su relato del crimen, en la novela de su vida?
El mar: Tras la reciente muerte de su esposa después de una larga enfermedad, el historiador de arte Max Morden se retira a escribir al pueblo costero en el que de niño veraneó junto a sus padres. Pretende huir así del profundo dolor por la reciente pérdida de la mujer amada, cuyo recuerdo le atormenta incesantemente. El pasado se convierte entonces en el único refugio y consuelo para Max, que rememorará el intenso verano en el que conoció a los Grace (los padres Carlo y Connie, sus hijos gemelos Chloe y Myles, y la asistenta Rose), por quienes se sintió inmediatamente fascinado y con los que entablaría una estrecha relación. Max busca un improbable cobijo del presente, demasiado doloroso, en el recuerdo de un momento muy concreto de su infancia: el verano de su iniciación a la vida y sus placeres, del descubrimiento de la amistad y el amor, pero también, finalmente, del dolor y la muerte. A medida que avanza su evocación se desvelará el trágico suceso que ocurrió ese verano, el año en el que tuvo lugar la «extraña marea», una larga y meándrica rememoración que deviene catártico exorcismo de los fantasmas del pasado que atenazan su existencia. Conmovedora meditación acerca de la pérdida, la dificultad de asimilar y reconciliarse con el dolor y la muerte, y el poder redentor de la memoria. Escrita con la característica brillantez de la prosa de John Banville, de impecable precisión y exuberante riqueza lingüística, El mar confirma por qué Banville es justamente celebrado como uno de los más grandes estilistas contemporáneos en lengua inglesa. «Una novela otoñal, elegíaca, cuya desoladora historia es narrada mediante las dulces y tempestuosas mareas de su exquisita prosa» – Boston Globe.
Copérnico: El gran debate interno de Copérnico se libra entre su conciencia de la importancia de sus descubrimientos y el temor a las represalias de la Iglesia. Poseedor de una amplia y heterogénea formación intelectual, su concepción del universo homogéneo e infinito, situado alrededor del Sol, en oposición al cosmos cerrado y jerarquizado, con el hombre como centro, suponía un desafío para la Iglesia, y de ahí que no llegara a publicar sus descubrimientos. Su evolución profesional dentro del seno de la Iglesia, de la catedral de Frauenburgo hasta su doctorado en derecho canónigo, va acompañada de una evolución personal muy interesante, que Banville logra exponer en toda la gama de matices.
«La mejor crítica que he recibido fue una vez paseando por la calle. Se me acercó un hombre en su bicicleta, yo pensé que me iba a asaltar, y me gritó: «¡De puta madre!». Llevaba El libro de las pruebas.» – John Banville