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¿Horas amargas en el futuro de la democracia en Chile?

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Grupos neonazis y movimientos ultra nacionalistas se sienten no sólo respaldados por la derecha dura, sino, además, apuestan a conformar un cogobierno junto a esa derecha el año 2025

Arturo Alejandro Muñoz

No constituye novedad saber que existe en el país una derecha tan extrema que roza gozosamente las fronteras del nazismo. Siempre ha estado ahí, como el dinosaurio de Monterroso (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”), lo que ocurrió es que los medios informativos –pertenecientes a la derecha, como sabemos- no se esmeraron en informar aquello que realmente acaecía bajo las narices del electorado.

Hace algunos años, el informe que usted leerá a continuación circuló urbi et orbi por el ciberespacio, denunciando con nombres y apellidos a organizaciones neonazis y violentistas que permanecían ocultas a la espera del momento coyuntural que les permitiera salir en bandada, como sucede hoy.       

El informe advierte que estas organizaciones operan con “orgánicas cambiantes que nacen y desaparecen continuamente” y los agrupa en “tres referentes orgánicos”: “Grupos de producción política y cultural, organizaciones políticas y los skinheads”. Todos mantienen vínculos con personal de las FFAA y las policías, ya que mantienen “una matriz de pensamiento militarista”.

Esto decía el informe de marras.

 <<La primera de esta categoría es la Revista Ciudad de los Césares, mientras que los grupos más operativos son “Patriotas”, “Martillo del Sur” y “Juventud Nacionalista Obrera”. También están las organizaciones políticas como Patria Nueva Sociedad y el Frente Orden Nacional (FON). En el caso de los skinhead, detalla el informe, el asunto es más preocupante: “su orgánica es clandestina, sus miembros tienen formación paramilitar… algunos portan armas de fuego y frecuentemente el grupo es dirigido por un adulto vinculado a las FFAA…”.

<<En el informe se menciona a “Búfalo del demonio” que en realidad es David Beiza. El otro es Totem Rac de 52 años, cuya identidad es Alejandro Vásquez Arratia, motoquero que viaja por todo el país operando con grupos más pequeños, que fue condenado en 2001 por homicidio en contra de un travesti en Valparaíso. Por último, está el Grupo de Amigos Skinhead, conformado por el Grupo Nacional Pagano, White Power y el Batallón Maipú>>

Lo cierto es que ahora grupos neonazis han salido al descampado con una soltura de cuerpo que llama la atención. Tal vez ello no debería extrañar a nadie, pues desde hace algunos meses el país viene escuchando declaraciones henchidas de violencia, de amenazas abiertas contra las minorías, las feministas, los ambientalistas, los progresistas, los izquierdistas, e incluso, con una verborrea virulenta, el líder del nacionalismo extremo basureó a la mandataria de esa época al declarar: «La presidenta Bachelet se despide como líder de una especie de dictadura caribeña”.

Y quien lo dijo es, ni más ni menos, miembro de una familia que participó activamente en el desquiciado gobierno nacionalsocialista de Hitler durante el régimen nazi, y que huyó a Chile escabulléndole el cuerpo a la justicia impuesta por los aliados al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Como si ello no bastara, esa misma familia estuvo directamente comprometida en el asesinato de campesinos en la localidad de Paine en los primeros meses de la dictadura cívico-militar… pero, ahora, con la técnica aprendida del bestiario escrito por Joseph Goebbels, el señor José Antonio Kast tilda de dictadura a gobiernos cuya administración puede haber sido buena, regular o mala, pero que sin embargo fue siempre absolutamente democrática, respetuosa de la Constitución y las leyes.

Agreguemos a lo anterior la cáfila de fanáticos religiosos que siguen las huellas de esos extremistas cuyas principales propuestas azotan la dignidad de las mujeres y conculcan los derechos de quienes luchan por la construcción de una sociedad más solidaria e inclusiva.

Hace algunos años un grupo de seguidores incondicionales de ultranacionalistas como José Antonio Kast, recorrieron las calles céntricas de Santiago –portando banderas y lienzos- gritando a los cuatro vientos improperios y amenazas dirigidas a la nación mapuche y a los inmigrantes (específicamente, haitianos), en una clara incitación al odio y al racismo.

¿Otro ejemplo? Un cibernauta que escribió comentarios en la página web de CNNChile, Esteban González, refiriéndose  a las críticas que otro lector hacía al diputado Kast, escribió: “que le llames a él y a mi nazi es un elogio, para el más eficiente y productivo sistema de gobierno que creó el (ser) humano”.

Lo dicho… los neonazis se sienten no sólo respaldados y representados por una derecha francamente clasista y anti latinoamericanista, sino también creen ser ellos quienes gobernarán para recrear “el más eficiente y productivo sistema de gobierno” con el que el NSDAP asfixió a Europa asesinando a millones de opositores y de inocentes ciudadanos ¿Es sólo el comienzo?

Aquello que escribí en un artículo anterior lo sostengo hoy: <<la posición nacionalista y neo nazi es ideológica; por ello no tiene mayores inconvenientes en ceder ante sus adversarios internos (RN, Evópoli) algunos puntos relativos a la economía, pocos, pero lo hace>>

El objetivo de José Antonio Kast y sus “freikorps” va más allá. Desean instalar un sistema aberrante que mezcla religión, conservadurismo medieval, estado policial militarizado y diferenciación clara de clases, razas, etnias y nacionalidades, en un crisol que amalgama el poder en una sola mano.

Tratarán de hacerlo “democráticamente” por la vía electoral, y si consiguen mayoría, lo que viene después es también asunto conocido, aún si en Chile no hay Reichstag.

Quizás, y sólo quizás, en la entrevista concedida a Univisión hace algunos años, Sebastián Piñera jugó una carta (¿errada o intencionadamente?) procurando consolidar el apoyo de sus aliados nacionalistas al declarar, muy suelto de cutis, que en la Araucanía había terrorismo, y que se había quemado iglesias con gente y niños en su interior (sic). Acusación gravísima, pero sin fundamento alguno ni soporte en la realidad.

Desde la perspectiva del Derecho Constitucional, ya que se comprobó que Sebastián Piñera mintió en Univisión, ¿pudo haber sido destituido? Algunos abogados lo aseguran, otros dudan, pero en lo concreto las audaces afirmaciones del presidente ya demostraban, en el comienzo de su segundo mandato, que los tiempos próximos no serían calmos ni pacíficos si la derecha dura, y los ultra nacionalistas, persistían en sus intentos por regresar Chile a las cavernas del totalitarismo pinochetista y neonazi.

 

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