Inicio Política ¿Existen personas como estas? Claro que sí (y están aquí en Chile)

¿Existen personas como estas? Claro que sí (y están aquí en Chile)

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Lo peor de todo es que también hay miles de electores que votan por ellas 

Arturo Alejandro Muñoz

Hobbes inscribió en su obra Leviatán: “el hombre es un lobo para el hombre”.

Esta frase no escapa a la realidad en política, al menos en Chile, y permite usarla para indagar en los recovecos de las veleidades y ambiciones de una clase social que lleva siglos empinada en la cúspide del poder, y que supo conquistar –a través de la ambición y el enriquecimiento inmoral- a ciertos individuos que en el pasado reciente habían sido sus más feroces adversarios. Así fue que se constituyó el ’duopolio político” (derecha y centroizquierda), cuyos principales dirigentes rehúyen hoy preguntas como las que usted leerá a continuación.

¿Es posible que existan personas quienes –en los hechos concretos- exploten a sus semejantes y consideren aquello “digno y encomiable”? ¿Es posible que haya gobernantes y legisladores dispuestos a vender el país de sus padres y de sus connacionales a manos privadas, predadoras y clasistas, asegurando que ello es “desarrollo y democracia? ¿Es posible que individuos cuyo pensamiento y acción coadyuvaron a la más sangrienta dictadura conocida en América Latina, pretendan alzarse como ‘adalides de la democracia’? ¿Es posible que, precisamente, quienes se han enriquecido con la estafa, el robo, la evasión de impuestos y la especulación financiera, quieran constituirse en gobierno ad eternum? ¿Es posible que haya individuos autoproclamados ‘cristianos’, pero tozudamente insistentes en impedir que su prójimo tenga acceso real a remuneraciones dignas y que, por el contrario, ese mismo prójimo experimente un falso bienestar cobijado por el endeudamiento feroz que compromete el futuro no sólo de sus hijos sino también de sus nietos?

Y finalmente, la pregunta que aglutina y resume las anteriores: ¿es posible que un individuo con las características ya anotadas en las líneas precedentes, pueda contar con la voluntad electoral de la ciudadanía para incrementar y perfeccionar la expoliación en comento?

Porque, en política, ¿qué se elige cuando se elige? Estoy cierto que ninguno de los filósofos más respetados y conocidos a lo largo de la historia de la humanidad hubiese aceptado que el pacto o contrato social, establecido por los individuos para estructurar gobiernos, transitase por la imposición interesada de la salvaguarda de privilegios de una clase que, precisamente, ha sido la causante de todo escozor y explotación inmisericorde de la especie humana. No obstante, algunos humanos persisten en ello y entran en crisis de indignación cuando el resto de la sociedad se opone a sus veleidades y ambiciones inacabables.

¿Alguien, en su sano juicio, sufragaría para elegir a una autoridad que arrasará el territorio, depredará bosques, mares, glaciares y recursos humanos en privilegio de intereses económicos de empresas que no reconocen ley, Dios ni patria?

Es lamentable, pero ese tipo de seres humanos sí existe… la duda estriba en determinar si tales personas (la mayoría de ellas) al autorizar con su voto esos estropicios lo hacen debido a su falta de información y de cultura, o si lo ejecutan a sabiendas de ser sólo ‘ayudistas gratuitos’ de los poderosos predadores transnacionales, algo tan extraño e inexplicable como constatar, por ejemplo, que existen algunos ciudadanos que ganan sólo el sueldo mínimo, pero que en materias políticas se declaran pomposamente ‘derechistas’.

 

 

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