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El prontuario de Andrés Zaldívar

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El Ciudadano

Uno de los principales operadores de la transición era mantenido por Aguas Andina cuando no era senador. Viejo y astuto político partidario de los consensos intra elite, metió la cuchara en la reforma tributaria para alcanzar un acuerdo que dejó contentos a los empresarios y después despachó la famosa frase de que en la cocina de las leyes no pueden entrar todos. Hace cuatro décadas atrás el poeta Pablo Neruda lo ponía de ejemplo de político torcido y oportunista. ¿Quién le para la olla a este cocinero de la transición?

La teleserie de las boletas falsas para financiar a políticos trajo al proscenio la semana pasada a un viejo protagonista de la política chilena. La revisión de los pagos de Aguas Andina a políticos develó que el actual senador Andrés Zaldívar recibió entre los años 2006 y 2010 un sueldo mensual de 150 UF (tres millones y medio de pesos) por asesorías legislativas, o sea, unos 150 millones de pesos que fueron su sustento los casi cuatro años que no estuvo en el Senado.

Próximo a cumplir 80 años, Andrés Zaldívar exhibe al empresariado un currículum que da cuenta de su vasta experiencia como articulador en las intrincadas redes del poder político conformado tras la dictadura. Zaldívar es de la generación de Edmundo Pérez Yoma y muy cercana a Patricio Aylwin. Pero a diferencia de ellos, aún no manifiesta ánimos de jubilarse. Fue ministro del Interior del primer gobierno de Bachelet y, recientemente, protagonista del consenso en que terminó la reforma tributaria aplaudida por el empresariado.

Dinosaurio de la política chilena, si hasta Pablo Neruda se dio tiempo para escribir sobre el abogado demócrata cristiano. En Confieso que he vivido, el poeta cuenta como un mes después de elegido Salvador Allende, siendo ministro de Hacienda de Eduardo Frei Montalva, Zaldívar anunció públicamente el inminente desastre económico del país producto de la elección de Allende en las elecciones de 1970. “Así se escribe la historia. Por lo menos así la escriben los políticos torcidos y oportunistas como Zaldívar”- remató Neruda.

Férreo opositor a Allende, Zaldívar en su calidad de presidente del Consejo Nacional de la DC de 1970 abogaba porque la colectividad de la flecha roja fuera “irremediablemente opositora”. El historiador Luis Corvalán Márquez comentó a El Ciudadano que entre los documentos desclasificados de Estados Unidos referidos al gobierno de Allende y el golpe militar, pese a que los nombres aparecen tarjados, el senador Zaldívar aparece a lo menos una vez mencionado. En una de esas menciones el general Camilo Valenzuela, protagonista junto a Roberto Viaux del Tacnazo contra el gobierno de Frei Montalva, decía al agente de la CIA en Santiago que una vez consumado el golpe de Estado sólo Zaldívar y Carlos Figueroa se mantendrían en el nuevo gobierno.

Después del golpe de Estado, Zaldívar apoyó a la dictadura hasta el momento en que junto al ex presidente Eduardo Frei se dieron cuenta de que Pinochet no devolvería el poder al mundo político. Así lo vemos llamando a votar No para el plebiscito de 1980 y tiempo después exiliado en Europa.

A fines de la dictadura una de sus tareas fue la de recaudador de fondos para la campaña del No junto a Ricardo Lagos. El exilio y la presidencia en la década de 1980 de la Internacional Demócrata Cristiana lo curtieron en pasar el sombrero. Entre sus donantes figuran el ex canciller alemán, Helmut Kohl y el político DC italiano Giulio Andreotti, vinculado a la mafia siciliana e involucrado en el asesinato del periodista Mino Pecorelli. En una entrevista dada a La Segunda a propósito de la campaña del NO, Zaldívar respondió cuando le preguntaron como fue traspasar el dinero a Chile que “había que hacer operaciones negras, había que venderle a alguien, las platas se ponían afuera donde él decía, pero no fueron grandes cantidades”.

LA COCINA DEL SENADOR

En la década de 1960, antes de ser político, se ganó la vida como corredor de propiedades. Hoy en su declaración de intereses en el Senado, figura como dueño de Asesorías San Martín Limitada y reconoce ser socio mayoritario de Inmobiliaria Concordia S.A. (90%) y Sociedad Condominio La Perouse Limitada (98%), junto a sus familiares más cercanos. La primera, creada en julio de 1993 con un capital inicial de $4 millones, en septiembre de 2001 declaró poseer un patrimonio de $400 millones.

En la actualidad, Zaldívar integra la comisión de Ética y Transparencia del Senado y es presidente de la comisión de Hacienda. A mediados de mayo de 2015, la primera comisión despachó en forma unánime una reforma que limita la reelección de autoridades, iniciativa empujada por el malestar ciudadano de ver a diputados y senadores vitalicios. El proyecto consensuado permite que los senadores repostulen una vez al Congreso y los diputados puedan legislar durante 3 periodos consecutivos. Claro que la legislación no es retroactiva, o sea, rige a partir de la próxima elección, lo que beneficia a Zaldívar, actual senador por el Maule, permitiendo quedarse en el Parlamento en caso de ser reelecto por dos periodos más. Llegaría así a los 90 años sin jubilarse de la política.

Los años de senador le han dado una experiencia en las redes políticas de la transición aún vigente. Zaldívar fue el principal operador del empresariado en la reforma tributaria. El mismo se describió en una entrevista como el ‘cardiólogo’ de la reforma, la que terminó siendo consensuada entre el gobierno, la oposición y el empresariado. Para Zaldívar se trató de “un muy buen acuerdo”.

La versión de la ley sancionada en la Cámara de Diputados no corresponde al proyecto finalmente zanjado. Frente a las objeciones al acuerdo, que argumentan de que se trata de la clásica política de los consensos gatopardistas, Zaldívar respondió que “este tipo de soluciones requiere una cierta manera de hacer las cosas que no puede hacerse de cara a la opinión pública”, agregando que “algunos se sienten más o menos informados, pero en estas cosas no todo el mundo puede estar en la cocina, ahí muchas veces está el cocinero con algunos ayudantes, pero no están todos, no pueden estar todos, es imposible”
La frase del senador demócratacristiano fue muy comentada y da cuenta de su concepción de la política.

De talante conservadora, su función en la transición ha sido la de articulador de consensos entre la derecha, el empresariado y los gobiernos concertacionistas. Militante del partido del orden del conglomerado de gobierno, junto a Edmundo Pérez Yoma y José Joaquín Brunner, entre otros, es continuamente entrevistado por los medios partidarios del modelo neoliberal respecto de políticas a seguir.

En el plano latinoamericano Zaldívar es un furibundo opositor del proceso bolivariano de Venezuela, participando y promoviendo cada moción contra el gobierno de ese país.

En una entrevista dada en marzo sobre los efectos del caso Caval Zaldívar reconocía que “por este camino vamos a una crisis terminal que puede provocar un daño inmenso al sistema institucional chileno. Hoy, los partidos tradicionales en España están sufriendo un proceso de deterioro. Lo vemos en Francia también. Y ya vimos lo que pasó en Grecia. En Italia esto culminó con la desintegración de todos los partidos, luego de un proceso de judicialización de la política. No creo que Chile esté en esas circunstancias, pero si no paramos a tiempo, esto puede llevarnos en esa línea”.

Es decir, sus fantasmas están precisamente donde el poder se ha reconfigurado por abajo, en asambleas barriales que superan en convocatoria a los partidos políticos tradicionales en decadencia. Su preocupación principal es la mantención de la institucionalidad y la figura de liderazgo presidencial.

En su estilo de pensamiento, que comparte con toda la clase política de la transición, el ser mantenido por una sanitaria transnacional cuando no recibe la dieta de senador no sería ni falta de transparencia ni de malas prácticas. Haber sido pagado durante años por Aguas Andina no le genera ruido alguno. Así lo expresó después de que El Mostrador publicara los dineros recibidos Aguas Andina. La respuesta del senador DC fue que se trataba de servicios profesionales que “legítimamente presté”. Zaldívar detalló que consistían “en realizar un trabajo de asesoría legislativa, con seguimiento y estudio de todas leyes que se tramitaban tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, tanto en Sala como en Comisiones, propuestas del Ejecutivo, mociones parlamentarias hasta la promulgación de las leyes despachadas”.

La aclaración detalla que realizó 38 informes, los cuales tiene en su poder. Para su currículum de hombre probo, ser contratado por una empresa cuando no se desempeña como legislador con un sueldo de 3,5 millones mensuales no es algo fuera de las reglas de convivencia democrática.

En otra entrevista, ante una pregunta sobre el financiamiento de su campaña reconoció que recibió $107 millones de aportes reservados. Cuando le preguntan si conoce a quienes hacían esos aportes reservados, respondió que “no, no conozco exactamente, porque a ti no te dan el nombre. Ahora, por supuesto, uno tiene una aproximación, porque empresarios, seguramente, y gente que uno le pueda tener confianza, que hayan… Yo no me preocupé nunca de saber quiénes me estaban aportando”.

Concedámosle el beneficio de la duda, tal vez no lo sabía, pero según la Superintendencia de Servicios Sanitarios, Aguas Andina controla el abastecimiento de agua potable de más de 6,8 millones de chilenos con una participación del mercado de agua potable de un 42,6%. Según una investigación de Ciper, el año 2013 Aguas Andina facturó $116 mil millones en utilidades, cifras que se suman a otras 14 sociedades en un complejo modelo de negocios cuya mercancía es el agua potable.

La empresa Aguas Andina surge tras la privatización en 1999 de la Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (EMOS), bajo el gobierno de Eduardo Frei, continuador junto a Ricardo Lagos del desmantelamiento del Estado y la mercantilización de bienes públicos, proceso iniciado en dictadura. Según el reportaje de Ciper, Santiago es una mina de oro para el grupo Agbar debido a los vacios de la legislación sanitaria que limitan la capacidad fiscalizadora de la Superintendencia de Servicios Sanitarios. “Para algunos expertos tributarios la fórmula le permite a la matriz, entre otros beneficios, distribuir las utilidades de sus cuatro sanitarias entre las filiales no reguladas impidiendo así que éstas transparenten la real dimensión de sus ganancias”- comenta el portal del grupo Copesa.

Así como en el negocio del agua, en tantos otros ámbitos de la vida de los chilenos, los rangos de ganancias de las grandes empresas permitidos en Chile, se acompañan de una insuficiente regulación mantenida por amplias redes de cabildeo. En una entrevista reciente, antes de destaparse los pagos que recibía de Aguas Andina, Andrés Zaldívar decía que “Chile no es un país corrupto”.

Mauricio Becerra R.

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