Por Adán Salgado Andrade
El capitalismo salvaje todo lo mercantiliza, lo convierte en un objeto vendible, sea tangible o intangible, siempre y cuando, claro, genere una ganancia al hacerlo.
Por ejemplo, el encierro de un ser humano, que haya cometido algún delito, según el arbitrario, injusto, las más de las veces, código vigente de los poderes fácticos que controlan a un país, es mercantilizable.
En Estados Unidos (EU) se comprueba qué tan lucrativo es llevar a prisión a alguien por cualquier delito, por mínimo que sea. Las cárceles son administradas privadamente, por empresas que cobran del orden de 30 mil dólares anuales por prisionero. Compárese ese gasto con lo que cuesta tener a un joven en el sistema educativo público (high school), alrededor de tres mil dólares anuales, lo que hace la diferencia. Es más lucrativo mantener a un joven en la cárcel, que en la escuela. En California, un intento de legalizar la mariguana para fines recreativos hace poco, fue echado para atrás por los carceleros, pues, de aprobarse, tendrían menos convictos.
Por lo mismo, EU, es el país que más presos posee per cápita del mundo. La cifra para el 2016, lo muestra, pues había dos millones de estadounidenses en las cárceles, poco menos que los habitantes de Nuevo México, lo que significa que hay 655 presos por cada cien mil habitantes (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Incarceration_in_the_United_States).
De esos dos millones, 858,000 casos, 42.9%, son criminales violentos, que cometieron asaltos, robos a tiendas, asesinatos, violaciones y otros delitos, perpetrados la mayoría con armas de fuego, lo que muestra que la cultura por las armas sólo genera incontrolable violencia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/07/de-tiroteos-estrenos-hollywoodescos-y_26.html).
Ésos, sí son criminales peligrosos, que merecen estar encarcelados, sin derecho a fianza.
Pero un total de 431 mil internos, 21.55%, están allí por cuestiones relacionadas con las drogas, reafirmando lo que decía antes, que por cualquier cosa se apresa a la gente, hasta porque tengan un cigarro de mariguana. Si las cárceles son un negocio, serán más lucrativas mientras más prisioneros tengan.
Por si fuera eso poco, un negocio adicional son las fianzas, que en algunos estados son obligatorias, para cualquier persona que tenga la mala suerte de ingresar a una prisión, aún si no se define bien su situación, es decir, mientras espera el juicio (prisión preventiva, se le llama aquí).
En un artículo publicado recientemente por el portal digital GQ, firmado por Luke Darby, se analiza ese infame cargo, que varios activistas y organizaciones no gubernamentales, exigen que ya se extinga (ver: https://www.gq.com/story/abolish-cash-bail).
Luke cita un artículo al respecto del New Yorker, firmado por Jennifer Gonnerman, en el que se refiere la historia de Kalief Browder, un chico de 16 años del Bronx, que fue encarcelado por tres años en la prisión neoyorquina de Rikers Island, cercana al aeropuerto La Guardia. Como no tuvo para pagar la “fianza” de tres mil dólares que se le impuso, tuvo que pasarse esos años encarcelado, dos de los cuales fueron en aislamiento solitario. Su “delito” fue robarse un back pack en el 2010, año en que se le encarceló. Ya, cuando salió, fue tal el trauma ocasionado en la prisión, sobre todo por el confinamiento solitario, que se suicidó. Eso levantó mucha polémica en Nueva York y este estado, casi está por eliminar esa mezquina, lucrativa imposición, sobre todo para las afianzadoras, las que se benefician considerablemente.
Señala Darby que es extrema la historia de Browder, pero que sirve para denunciar a un sistema infame que mantiene en la cárcel a personas, aun siendo inocentes, sólo porque no tienen para pagar la fianza. De acuerdo con la Prison Policy Initiative, menos del 25% de las personas retenidas en cárceles locales han sido sentenciadas por algún crimen. Eso significa que más de 460,000 ciudadanos, “presuntamente inocentes”, pueden estar encerrados en cualquier día. Y son los pobres los más castigados, pues no pueden pagar fianza (justo lo que sucede en México, en donde se castiga a la pobreza, no al delito).
Otro ejemplo absurdo fue el de Allen Bullock, un joven de 18 años, que en el 2015 estrelló un cono de plástico, para el control de tráfico, contra un auto policiaco, en protesta por el asesinato del afroestadounidense Freddie Gray, de 25 años, que sucedió en Baltimore, Maryland, durante “custodia policiaca” (Gray murió por daños severos en la columna vertebral, debidos a la golpiza que le propinaron los brutos “policías”). Bullock fue encarcelado y su “fianza” fue fijada en nada menos que 500 mil dólares, el doble de la que tuvieron que pagar los “policías” que asesinaron a Gray. ¡Vaya absurdo, pues resultó más grave delito el cono estrellado contra la patrulla, que la muerte de Gray!
Otro caso fue el de Kenneth Humphrey, quien en San Francisco, California, fue sentenciado a un año, aguardando sentencia, pues no pudo pagar los, para él, inalcanzables 350 mil dólares de “fianza” fijados. Su delito, haberse robado un perfume y cinco dólares en el 2017, de una tienda.
El sistema es similar al empleado en México, pero más oneroso, por el monto tan alto de las “fianzas”. Si alguien es arrestado en EU, tiene 24 horas el juez para decidir si lo deja libre o no. Pero el dejarlo libre, implica que debe de pagar la fianza. Si el detenido tiene dinero, no habrá problema, pues dicha fianza se le reembolsa. Pero si no puede pagar el dinero exigido, debe recurrir a una afianzadora, la que le hace un cargo por asumir el costo de la “fianza”. Ese cargo, no se lo regresa la rapaz afianzadora, es un “pago” por “hacerle el favor” de cubrir la fianza, que, recordemos, es reembolsable para el que la pague – en este caso, para la afianzadora. Y, si ese cargo es muy alto, la cínica afianzadora le “da crédito” al detenido, mediante “cómodos” cargos mensuales que generan altos intereses.
Supongamos que la fianza para un detenido sea de 100 mil dólares, que no pueda pagarla y que la afianzadora sea la que la pague. Ésta, le cobrará un cargo del 10%, que es el estándar de la llamada “industria de las fianzas” (cash-bail industry). Serán diez mil dólares que, ésos, sí, deberá pagar aquel detenido. Pero si no tiene para pagarlos completos, la afianzadora le “dará crédito”, cobrándole el interés bancario, un 60% anual. Así que, si se los presta a un año, el detenido deberá regresar los diez mil dólares, más otros seis mil de intereses. Sus pagos mensuales habrán sido de 1333 dólares.
Pero ¿y si perdió el trabajo por estar detenido? Una complicación extra para esa persona, que no les importa en lo absoluto a jueces o a las afianzadoras, las cuales, incluso, le embargarán lo que pueda pagar la rapaz “deuda”, su casa, su auto… lo que sea.
Como señalé, son los pobres los más afectados, pues no pueden pagar ni mil dólares o menos. Un estudio de Human Rigths Watch del 2010, examinó miles de casos en Nueva York, en donde la fianza fue fijada en mil o menos dólares y en 87% de los casos de detenidos, ni siquiera ese relativo bajo pago pudieron realizar. Las personas del reporte fueron detenidas por algo más de dos semanas, mientras esperaban juicio.
Señala Darby que muchas cosas pueden suceder mientras el detenido espera. Esa persona, como ya dije, puede perder su empleo, pues ningún patrón está obligado a mantener su posición, en lo que aquélla espera a saber si es declarada inocente o no. Sobre esto, un estudio del Pretrial Justice Institute halló que 30% de los presos que investigaron, perdieron sus empleos mientras esperaban juicio, a pesar de que sólo estuvieron detenidos de uno a tres días. O sea, que esas detenciones, ilegales en muchos casos, por tratarse de gente inocente, les descomponen sus vidas.Eso, insisto, no les importa a los “jueces”, “fiscales” y, mucho menos, a las afianzadoras, que sólo ven como una ganancia cada fianza, sea inocente o no el que deba de pagarla. La libertad del detenido es una mercancía que éste debe pagar.
El estudio mostró que también la detención “preventiva” es más probable que conduzca a sentencias, pues los detenidos se declaran culpables, aunque no lo sean, con tal de obtener alguna “concesión”, como una condena reducida. También es más probable que los así “juzgados” reincidan porque cometan más delitos, pues dirán que, aunque hayan sido inocentes, de todos modos los juzgaron. Esto es particularmente grave, ya que se induce al delito a alguien que no había cometido ninguno.
Y tampoco se respetan los derechos civiles, como votar, señala Darby. Así que la industria de las fianzas, despoja de sus derechos civiles a los pobres, de su capacidad para ganarse la vida – pues pierden sus empleos –, de un juicio justo y de su dinero.
Refiriéndose a las afianzadoras, Darby dice que se presentan como “pequeños negocios”, pero no es así, pues son poseídas por una o hasta nueve empresas aseguradoras. Sus ganancias anuales van de los 1400 a los 2400 millones de dólares. De acuerdo con la ACLU (American Civil Liberties Union), no se tiene un monto exacto de sus rapiñeras ganancias, pues son opacos, tanto los registros estatales, así como los de las afianzadoras.
Además, esas afianzadoras tienen cabilderos entre los congresistas, con tal de evitar que se cancelen las onerosas fianzas. Gracias a eso, por ejemplo, Luisiana promulgó una ley que deja sin efecto un edicto que habría obligado a afianzadoras a pagar a 50,000 familias de Nueva Orleans, seis millones de dólares en conjunto, producto de pasadas “fianzas” no reembolsadas. Seguramente soltó unos buenos cientos de miles de dólares entre mafiosos “legisladores” de ese estado, con tal de que la exoneraran del pago. Como siempre, los mafiosos en el poder político, se coluden con los mafiosos en el poder económico, en contra de los pobres. Pero las “reformas” no garantizan que se acabe del todo con las fianzas, como ocurre en California, en donde, temen activistas y la misma ACLU, aquéllas hasta dificulten más la situación de los detenidos, incluso, los inocentes.Concluye Darby que los “progresos” son lentos y que, mientras se dan, si es que se dan, cada año hay cientos de miles de casos de personas que son detenidas sin cargo alguno, perdiendo sus casas, sus empleos y drenando sus recursos familiares, sean pocos o muchos, pues los mafiosos en el poder de EU prefieren seguir en contubernio con las inmorales afianzadoras – las que les dan buenos sobornos –, con tal de que éstas sigan haciendo grandes negocios a costa de esos miles de pobres encerrados injustamente.
En EU, como en todo el mundo, no se castiga el delito, se castiga a la pobreza.He sabido de casos en México, en donde el robo de unas frituras en un centro comercial – los robos de hambre, como se les llama – llevó al “criminal” a pasar cinco años encarcelado, por no tener dinero para pagar la fianza o contratar a un buen abogado.Como ven, en todo el mundo, las “leyes” son impuestas por los fácticos, mafiosos poderes, políticos y económicos, que las cuadran a sus muy personales intereses.
Y la gente encarcelada por robos mínimos, como los de hambre, no se reforma estando en prisión, sino que sale convertida en alguien muy resentido y hasta criminal.
Pero, repito, retomando la situación de EU, es lo que menos importa al capitalismo salvaje, ávido de ganancias, hasta de encerrar a un inocente.
Muy inmoral posición.
Contacto: studillac@hotmail.com