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Cuba 66 

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Por Gustavo Espinoza M. Perú

El 1 de enero de 1959, ante una multitudinaria concentración popular, el Comandante Fidel Castro Ruz  dijo en Santiago de Cuba “La Revolución comienza aquí y ahora. La Revolución no será tarea fácil. La Revolución será una empresa dura y llena de peligro”.

Sin duda poseía el don de ver el futuroConfirmando ese aserto dijo luego:   La República no fue libre en el 95 y el sueño de los mambises se frustró a última hora.  La Revolución no se realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de ella.  Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militares honorables.  ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado!”

Fue a partir de allí que los cubanos incubaron la idea que Fidel tenía un don especial: viajaba al futuro, y luego retornaba para contar lo que había visto y habría de ocurrir. Y eso se confirmó en innumerables circunstancias.

Hoy se cumplen 66 años del triunfo de la gesta iniciada en El Moncada, en el 53, continuada en la Sierra Maestra, y culminada en la Mayor de las Antillas seis años más tarde.  Y su afirmación fue por cierto, una empresa difícil, dura, y llena de peligros. Pero, sobre todo, muy rica en experiencias vitales que constituyen verdaderas lecciones para todos los pueblos.

Cuando los barbudos ingresaron victoriosos a pueblos y ciudades en la Patria de Martí, , despertaron la más viva simpatía en todo el continente. En todas partes los trabajadores, pero sobre todo los jóvenes, vieron en  la epopeya del 26 de julio una nueva luz llamada a alumbrar la conciencia de los pueblos de nuestro continente. Pero en Washington, generó una severa y comprensible desconfianza.

El alto mando norteamericano, como quien olfatea en el aire,  percibió desde un inicio un signo desestabilizador para su dominio. Y es que hasta el 1 de enero de 1959 América Laina era apenas el granero en el que se hallaban depositadas inmensas riquezas de las que se habían apoderado los consorcios imperiales, sustrayéndolas aviesamente de cada uno de los Estados de la región.

Ese proceso había ocurrido con resistencias naturales por parte de los pueblos. Luchas como las de Emiliano Zapata y Francisco Villa en los años de la Revolución Mexicana de 1910; acciones gloriosas como las de Sandino, en la Nicaragua heroica de los años 30 e insurgencias combativas, como la de Guatemala de Arbenz en los años 50; habían alterado el ritmo cardiaco de los ocupantes de la Casa Blanca;  habían alcanzado la estatura de prolegómenos de un proceso de vastas dimensiones, pero no habían logrado estabilizar un cambio definido. La Cuba del 59, lo logró

El camino de la Revolución fue ásperamente empedado por sus enemigos. Las viejas camarillas batistianas, huyeron apenas se confirmó la victoria de los Rebeldes, pero la oligarquía Cubana ofreció resistencia recurriendo a la violencia y al terror. Bajo el ala de la administran americana, organizó más de 600 atentados contra Fidel, consumó acciones terroristas, alentó  la anarquía sediciosa por doquier; y organizó ataques al más alto nivel: Playa Girón, las  “guerrillas” del Escambray, la crisis de los Misiles  en octubre del 62; las incursiones armadas y preparadas desde La Florida, y el bloqueo norteamericano contra Cuba.  

Todas, fueron la expresión más definidas de una política que repudia crecientemente el mundo. En los últimos años los enemigos de Cuba idearon una nueva sanción: incorporar al país caribeño en la relación de quienes supuestamente “promueven el terrorismo”, lo que implica sanciones adicionales al Bloqueo, Todo eso podría incluirse a una edición mágica del libro de Borges “La historia universal de la infamia”. Alcanza esos niveles de locura.

Pese a todo, Cuba tiene hoy la mejor educación de América Latina, el más calificado sistema integral de salud, gana los primeros lugares en competencias deportivas internacionales, logra éxitos mundialmente celebrados en micro biología, genética y salubridad, Y salva vidas en todos los rincones del planeta porque usa la ciencia como bandera solidaria en provecho de los pueblos.  Eso, nadie lo puede negar

Ahora, Cuba sigue enfrentando dificultades y peligros. El bloqueo y las medidas adicionales, se sigue aplicando en el empeño de asfixiar a todo el pueblo. Ya dejó miles de muertos en su camino y cantidades fabulosas de dinero y  pérdidas  en alimentos, medicinas  y otros productos. Los que se valen de él, insisten en el empeño de quebrar la resistencia de todo el pueblo. Y cínicamente, atribuyen a la propia Cuba los daños que ellos provocan. Una vez más tienen seguro su fracaso.  

Conozco de la experiencia cubana desde antes de 1959.  Tuve la oportunidad de visitar la isla en diversas ocasiones y sostuve encuentros con sus líderes más altos, Fidel y Raúl. Ellos arrojaron en mis lecciones inolvidables. Pero además,  conocí a muchos otros cubanos de inmenso valor.

Hoy quiero recordar apenas algunos nombres: Lázaro Peña, el histórico líder de la CTC; Antonio Núñez Jiménez, el embajador científico; Eneida Sánchez y Yeninaira Cárdenas, combatientes ejemplares; Luis Felipe Vásquez, valeroso y consecuente; Gerardo Hernández Nordelo, el héroe que simboliza una causa que es leyenda  y Carlos Rafael Zamora Rodríguez, actual embajador de Cuba en el Perú, que cumple sus tareas sobreponiéndose a la adversidad y a las enfermedades. Todos ellos simbolizan el alma de un pueblo revestida de coraje y de dignidad.

Al evocar el 66 aniversario de la epopeya convertida en  realidad, vale recordar a  Martí, como quien habla de estos compañeros. Y es que ahora, en Cuba, todos son héroes, hombres, mujeres y niños.

Parafraseando al prócer, podríamos decir: “En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”

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