Carlos Pichuante
En los últimos años, Chile ha experimentado un cambio profundo en su visión sobre la seguridad, la inmigración y el rol del Estado en el control del orden público . La creciente percepción de inseguridad y el aumento de la criminalidad han llevado a la ciudadania a demandar políticas mas estrictas, como la expulsión de inmigrantes irregulares y el endurecimiento de las penas para los delitos violentos. Sin embargo, este giro hacia la mano firme no esta exento de riesgos, ya que en contextos de crisis el extremismo ideológico puede fortalecerse y desplazar soluciones racionales en favor de respuestas autoritarias.
El auge de la demanda por orden y seguridad
Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) 2023, la percepción de inseguridad ha alcanzado un máximo histórico del 90,6%, pese a que solo el 21,8% de los hogares declara haber sido víctima de un delito. Esta brecha entre percepción y realidad es preocupante, pues puede generar una presión social desproporcionada para la implementación de políticas punitivas sin un análisis profundo de su efectividad.
El indice Paz Ciudadana 2024 refuerza esta tendencia, mostrando que el 97% de los chilenos ha cambiado sus hábitos por miedo y que el 90% prefiere una mayor presencia policial. Si bien el fortalecimiento de Carabineros puede ser una respuesta legitima, un exceso de medidas represivas sin control adecuado puede derivar en abusos y una militarización de la vida cotidiana.
Inmigración y su asociación con el crimen
La inmigración se ha convertido en un foco de tensión social. La Encuesta Bicentenario UC 2024 revela que el 88% de los chilenos considera que hay demasiados inmigrantes en el país, un aumento de 28 puntos en solo cuatro años. Ademas,el 77% cree que su llegada es negativa, y el 87% apoya mayores restricciones migratorias.
Este descontento ha impulsado propuestas legislativas para endurecer la política migratoria, como la revocación de residencias por delitos y la agilizacion de expulsiones. Si bien estas medidas pueden ser necesarias en casos específicos, el riesgo es que se generalicen discursos que estigmatizan a toda la población migrante, ignorando que la mayoría no esta involucrada en actividades illícitas.
El riesgo del extremismo y el populismo punitivo
El mayor peligro de este escenario es que los discursos extremistas se vuelvan cada vez mas influyentes. A lo largo de la historia, el miedo ha sido un motor eficaz para el ascenso de proyectos autoritarios que, en nombre del orden, socavan derechos y debilitan las instituciones democráticas, en muchos casos estos proyectos políticos terminan en golpes y autogolpes de estado acabando con la libertad y la vida de miles de personas.
En Chile, el avance de políticas de seguridad sin un marco de respeto por los derechos humanos podría alimentar movimientos radicales que proponen soluciones simplistas a problemas complejos. La criminalización indiscriminad
firmeza sin perder el equilibrio
Es innegable que Chile enfrenta un desafío real en términos de seguridad y control migratorio. Sin embargo, la solución no debe basarse únicamente en el castigo y la exclusión, sino en estrategias integrales que combinen orden con justicia. Endurecer las leyes sin fortalecer las instituciones puede ser una receta para el fracaso, ya que la historia demuestra que el autoritarismo rara vez resuelve los problemas estructurales de una sociedad.
Chile debe actuar con decisión, pero sin caer en el error de buscar respuestas extremas que, lejos de solucionar los problemas, pueden conducir a una crisis aún mayor.
Tenía trece años cumplidos para el 11 de spt. del 73. Y me di cuenta inmediatamente, que algo que habíamos logrado con democracia, banderas, y carteles, se había esfumado por obra y gracia de la fuerza. Y nos quedamos mirando unos a otros, con la típica pregunta ¿ Que hicimos para que resultara esto? ¿ Por qué pasó? La respuesta la tenemos ahora a treinta años del triunfo del NO: Nada consigue el pueblo a través de la paz y la democracia, sino todo lo contrario. A 34 años de esa inconmensurable victoria todavía las AFPs nos acompañan hasta la muerte, todo gracias a una democracia burguesa. Digo burguesa porque eso es lo único que se puede conseguir con un sistema capitalista. ¿O acaso alguien cree que es posible alcanzar el socialismo por medio de la democracia? Antes que respondan déjenme sentarme, no vaya a ser cosa que me de un patatús.