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Boric (Boboric): los bandazos y vaivenes del «merluzo»

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Mg. José A. Amesty Rivera

Gabriel Boric Font, presidente de la República de Chile, desde el 11 de marzo de 2022, del partido Apruebo
Dignidad, ganó la presidencia con el 83,03% de los votos escrutados, obteniendo el 55,52%.
Este hecho tuvo signos de alegría, triunfo e incertidumbre por parte del pueblo chileno; primero, por derrotar
a su oponente de ultraderecha pinochetista, José Antonio Kast. Pero de dudas, porque los candidatos de
centro izquierda en Chile, han dado cambios, un ejemplo inobjetable fue la actitud de la presidenta Bachelet,
en su gestión de gobierno, aparentemente de izquierda o socialista. Segundo, porque Boric, dio unas
declaraciones ambiguas en relación al presidente Nicolás Maduro, diciendo que en Venezuela se violan los
Derechos Humanos. Entonces habría que esperar el desarrollo de los acontecimientos, luego de sus primeros
días de gobierno supuesto de izquierda.
Parece ser cierto, que aquel triunfo de Gabriel Boric, dio un portazo a la continuidad de los gobiernos de
derecha en el país, aunque esto habría que refrendarse en los primeros años de gestion política, y cerró el
ciclo del pinochetismo, con un duro golpe al fascismo.
La historia nos devela hechos inconcebibles para el pueblo chileno, ante un vaivén, unos bandazos del
presidente Boric, que nos recuerda sus actitudes durante su campaña electoral, post electoral, y durante su
gestion, veamos:
Desde su triunfo en Chile, se vienen especulando, por lo menos tres suposiciones en torno a su gestión del
gobierno venidero.
La primera, es de esperanza, deseando un gobierno de ayuda para los sectores más necesitados; segundo, es
de los que están esperando que iniciara su gobierno para «ver»; tercero, los que no veían en Boric, nada de lo
prometido por él, sino más bien, una especie de gestión socialdemócrata, y cuarto, otros, vieron en él los
rasgos de un disfrazado fascismo pinochetista.
También, algunos señalaron que, al menos perdió la derecha neoliberal en Chile, expresada en el gobierno de
Sebastián Piñera, reivindicándose la larga lucha de años en Chile buscando bienestar para todos los sectores
de la sociedad, y el legado de Salvador Allende; y otros tuvieron dudas sobre la destrucción de la
Constitución de Pinochet y una posible instauración de una Constituyente.
En este mar de supuestos, dudas y argumentaciones, deseamos presentar algunas consideraciones. En este
sentido, primero, veamos que ha sido Chile en estos últimos años.
No es cierto que Chile siempre haya sido una especie de barómetro para Latinoamérica, catalogándola como
la panacea en el logro de reivindicaciones económicas, cuando la realidad ha sido la implementación de
políticas neoliberales.
Y así, según el escritor Omar Rafael García Lazo, el neoliberalismo llegó a América Latina de la mano de
Pinochet. Desde entonces, Chile se consolidó como un gran aliado de Estados Unidos y el mejor ejemplo de
democracia y crecimiento económico sostenido, obviamente, sin mirar los efectos sociales «colaterales».

Durante décadas, Chile fue acumulando una deuda social, que amenazó con estallar en varias ocasiones,
desde la revuelta de octubre 2018, y en el 2019, se produjo una masiva protesta que estremeció los cimientos
neoliberales del país.
En los últimos años, se dirime un pulso entre las fuerzas progresistas y la derecha, que tuvo su primera señal
de cambio en las grandes protestas sociales que derivaron en la elección e instalación de una Asamblea
Constituyente, comicios en los que la derecha tradicional, no obtuvo un buen resultado, mientras que sectores
independientes, progresistas y de izquierda lograron la mayoría de constituyentes.
Sin embargo, nada aún está definido. La dictadura, el terror consustancial y la exclusión provocada por el
neoliberalismo, profundizaron la enajenación y el hastío en una sociedad cada vez más fragmentada.
El plebiscito que resultó de la crisis social con vistas a aprobar la Constituyente, solo movilizó al 50 % del
electorado, a pesar del movimiento que generó la crisis social e institucional que atraviesa ese país. Aunque
fue una participación y una votación históricas, en lo adelante la indiferencia podría favorecer los esfuerzos
de la derecha radical.
Segundo, veamos quién es Gabriel Boric, según su actuar y decir.
Afirmamos que Gabriel Boric, no es un bastión de la izquierda latinoamericana. Veamos algunos datos.

  • Boric firmó, durante la «Concertación» hacia la Constituyente, las condiciones de la misma,
    denominada Constituyente amarrada, ya que hubo y hay muchos condicionamientos para que se
    establezca en el país.
  • Boric, desde los tiempos como diputado, fue acusado de tener doble moral, ya que acusaba a
    Colombia de violación de Derechos Humanos, y no volvía a ver a su propio país.
  • También, se le ha criticado por estar alineado a las políticas de USA, incluso utilizando el mismo
    discurso de Trump.
  • En algún momento Boric, se atrevió a hablar de la «dictadura en Cuba», cuando algunos de sus
    predecesores presidentes como Lagos, Bachelet (supuestos de izquierda), ninguno lo hizo.
  • En algún momento se definió como socialdemócrata.
  • En su primer discurso como ganador de las elecciones, habló de ir «poco a poco» en su gestión de
    gobierno y posibles cambios, como para no incomodar a la oligarquía chilena.
  • Cuando ocurrió el Golpe en Bolivia, enmudeció y no dijo nada al respecto.
  • Su programa de gobierno, en nada se parece al de Allende, cuando algunos se atreven a verlo como
    un Allende.
  • Lo fuerte de Chile es la minería, y en ningún momento se ha mencionado la nacionalización, por parte
    del presidente electo Boric.
  • Una de sus últimas perlas, es que se ha conocido que el espacio político de la «Concertación», quien
    Boric firmo, apoyo y estuvo al frente de ella, fue financiada por la NED estadounidense, y que la
    organización «espacio público» también recibió fondos de ella, estando allí un familiar cercano de
    Boric.

Hay dudas y vacilaciones sobre las posturas de Boric, en la primera y segunda vuelta electoral, en aquel
momento:
En la primera vuelta, Boric se alió con un grupo heterogéneo formado por el Partido Comunista, el Frente
Amplio (compuesto por diversos partidos y movimientos de izquierda con excepción del Partido Socialista) y
una variedad de grupos ambientalistas, feministas y LGBTQ.
Pero en la segunda vuelta, Boric amplió todavía más esta coalición con el agregado de los socialistas, el
centroizquierdista Partido por la Democracia, los democristianos y algunas organizaciones centristas. Cabe
pues hacerse la misma pregunta que el politólogo chileno Patricio Navia: ¿cuál de las dos alianzas gobernará,
y en qué plataforma se basará el gobierno de Boric?
Boric moderó (juega a la moderación) sus posturas en la segunda vuelta, cuando pasó de culpar a la coalición
política que gobernó el milagro económico de Chile, la «Concertación», a buscar el apoyo de sus
expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La plataforma de la segunda vuelta todavía era muy
reformista e incluía muchas de las promesas originales modificadas, pero ya no era tan radical.
Ante aquellos y estos datos reveladores, tanto los chilenos/as, como los latinoamericanos/as de izquierda, nos
estamos llevando una decepción con Boric. Hemos dicho, que ojalá no ocurra así, pero los datos son
abrumadores y cuantiosos.
Además, es significativo que los sectores de la derecha latinoamericana y global, piensan que Gabriel Boric,
gobernaría no como un típico gobierno de izquierda latinoamericano, sino más bien como un socialdemócrata
europeo, a la manera de Felipe González, el primer presidente socialista español, tras el retorno de la
democracia a su país en los setenta. Y desean que Ojalá no así sea; por el bien de Chile y por el de
Latinoamérica.
Recientemente, durante la realización de la Cumbre de presidentes de América del Sur, celebrada en Brasil,
el presidente chileno señalo: «que dar la bienvenida al venezolano (Nicolas Maduro Moros, presidente de la
república bolivariana de Venezuela) no significa un cheque en blanco ni olvidar. Nos alegra que Venezuela
retorne a las instancias multilaterales, eso, sin embargo, no puede significar meter debajo de la alfombra
principios importantes para nosotros». Boric ha contado a la prensa que respetuosamente ha expresado su
discrepancia con algunas de las palabras pronunciadas la víspera por Lula. «La situación de los derechos
humanos no es una construcción narrativa, es una realidad seria», ha recalcado. Mientras, para Boric el
respeto a los derechos humanos, es innegociable sea del color que sea el gobernante que los viola.
Boric, luego de señalar que hay una crisis de DD. HH en Venezuela, vista por el mismo en los miles de
migrantes venezolanos en su país, inmediatamente reconoce que, si existe y es real, el bloqueo de EEUU
hacia Venezuela. Evidenciamos el vaivén del que hemos escrito antes, demasiada moderación y querer estar
bien con ambos bandos.
Así mismo, Boric parece no conocer u olvidar que, los migrantes, por un lado, fueron y son todavía pagados
por ONGS de derecha para proyectarlos hacia afuera y demostrar una crisis en Venezuela. Por otro lado, la
crisis es alimentada por el bloqueo que él reconoce existe.

Por supuesto, si existe una crisis reflejada en escases de alimentos, medicinas y otros rubros esenciales para
el pueblo venezolano, pero, producto de más de 900 medidas coercitivas unilaterales contra la nación
venezolana. En fin, sobre esto hay mucha tinta que corre, pero se olvida, se desconoce y se obvia, como es el
caso de Boric.
Finalmente, deseamos hacer mención de las palabras del primer vice presidente del Partido Socialista Unido
de Venezuela PSUV, Diosdado Cabello Rondón, quien, ante las declaraciones del presidente chileno en
Brasilia, señala que:

  • Diosdado Cabello afirma que Boric «es un bobo» y actúa como el «borracho impertinente» de la
    fiesta.
  • El político venezolano dijo que el mandatario chileno «trabaja para el imperialismo», que tiene «malas
    intenciones» y que «traicionó» a su pueblo.
  • Indicó que el presidente de Chile, Gabriel Boric «es un bobo» y que es igual al «borracho
    impertinente» que aparece en las fiestas para llamar la atención y dañarlas.
  • «Boboric, el bobo mayor. En las fiestas siempre hay un borracho impertinente, Boboric es el borracho
    impertinente, es un bobo con malas intenciones, es un bobo que fue a faltarle el respeto, primero al
    presidente Lula y al pueblo brasileño.
  • «Ya no es necesario que la gente diga que él trabaja para los gringos, ya es evidente que trabaja para
    los gringos, es un presidente disfrazado, que los grupos económicos financieros pusieron para que el
    pueblo no dijera nada. Hoy gobierna para las élites, y se atribuye ser de izquierda, es el disfraz que
    tiene puesto».
  • Cabello comentó que a Boric «se le olvidó cómo llegó a la Presidencia» de Chile y que los chilenos
    confiaron en él para lograr un cambio en el país. Cuando estaba el expresidente Sebastián Piñera
    comenzaron los disturbios por las tarifas del metro, Boric «acompañó» las protestas, agregó.
  • Sin embargo, tras asumir la jefatura de Estado, dijo Cabello, Boric «traicionó» a esa misma gente que
    acompañó en las manifestaciones y sobre el exmandatario no dice nada. «Ahora ni con el pétalo de
    una rosa toca a Piñera», dijo.
  • «Bobo eres y bobo te quedaste, y serás el bobo de la partida, el bobo de la fiesta. En Chile le dicen
    ‘merluzo’ (un coloquialismo que según la RAE significa «hombre bobo o tonto»), el pueblo lo define
    así, el gafo gobernando para las élites y se olvida del pueblo», agregó el dirigente revolucionario
    venezolano.
  • Con su declaración en Brasilia, comentó Cabello, Boric «quedó en evidencia que es un bobo, alguien
    que no le importa para nada la unidad de los pueblos del Sur, que trabaja para el imperialismo, es
    funcionario del imperialismo y todo lo que hace es para que lo evalúen allá en el Norte, porque no le
    importa ese pueblo que lo eligió».
    Reiteramos, es un presidente blandengue, dando bandazos en su gestion política interna y externa, con
    tambaleos en su actuar y decir, por eso es el hombre tonto o bobo, el merluzo de América Latina.

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