La historia de la humanidad no es otra cosa que la historia de la lucha de clases, que no se produce en toda sociedad sino en aquellas en que los intereses entre las clases son irreconciliables. Amos-esclavos en el modo de producción esclavista, señores feudales-siervos en el feudalismo y burgueses y proletarios en la moderna sociedad capitalista.
Gonzalo A. Rojas; Shimenny Wanderley.
Fuente: Reproducido de archivo de La Izquierda Diario
El bicentenario del nacimiento de Karl Marx es una invitación a revisar su legado teórico y político, parafraseando a Lenin en las «Tres fuentes y las tres partes integrantes del marxismo», escrito en ocasión de los 30 años de su muerte en 1913, todavía suscita la hostilidad y el odio del conjunto de las clases dominantes, así como, cuando no su negación, su simplificación en la academia, lo que no deja de ser lógico en una sociedad que tiene como base la lucha de clases y donde no puede existir una ciencia «imparcial».
A partir del análisis crítico de la filosofía alemana, el socialismo francés y la economía política inglesa, el revolucionario de Tréveris, logra realizar una superación dialéctica articulando economía, política, filosofía e historia, entendidas como separaciones analíticas de una realidad que forma parte de un todo social.
El objetivo de esta nota es presentar un conjunto de categorías teóricas que van apareciendo en algunas de sus principales obras y que siempre tienen relación con una táctica de intervención en la lucha de clases del proletariado en el marco de una estrategia revolucionaria. Es una nota muy general, puesto que cada libro de Marx merecería un análisis específico. En ésta realizamos un recorte en términos de teoría y filosofía política, de ese modo, no abordaremos sus contribuciones en la crítica de la economía política burguesa.
Marx y la crítica de la filosofía alemana
Entre diciembre de 1843 y 1845 escribe un conjunto de textos que tienen relación con saldar las cuentas con la filosofía alemana, pero que tienen también una clara importancia política y económica. Estos textos son la Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, La cuestión judía, los Manuscritos económico-filosóficos, La ideología alemana y las Tesis sobre Feuerbach.
En la Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (diciembre 1843-enero 1844) destacamos la relación entre la crítica religiosa y la crítica de la política, la crítica irreligiosa, la crítica del Estado y en esta obra aparece una de sus primeras menciones al proletariado como sujeto político de la revolución. Marx muestra la necesidad de ir más allá de la crítica a la religión, ya realizada por la burguesía en su lucha contra el orden cristiano-feudal que en términos filosóficos tiene su punto más alto en el materialismo de Ludwig Feuerbach el libro La esencia del cristianismo, que debemos presentar la crítica al Estado diferenciando analíticamente entre Estado y Estado cristiano, un Estado burgués «puro», como sería el francés, del Estado Cristiano, el alemán, que reproduce las relaciones sociales burguesas pero que no es independiente de la religión.
Aquí Marx presenta una frase muy conocida de su legado, pero pocas veces presentada en su totalidad:
«La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el ánimo de un mundo sin corazón, el alma de las situaciones sin alma, la religión es opio de los pueblos»
Es necesario abolir la religión como felicidad ilusoria para luchar por la felicidad real.
La burguesía revolucionaria francesa critica la religión, pero no hace la crítica de la política ni de su Estado. Marx afirma puntos centrales como que el hombre es un ser social y que son el Estado y la sociedad los que producen la religión y no que la religión hace a los hombres.
El objetivo de Marx es transformar la crítica del cielo en crítica de la tierra, la crítica de la religión en crítica del Estado y la crítica de la teología en crítica de la política. Pero esta crítica de la filosofía del derecho no es una crítica interna, sólo filosófica, sino que sólo se propone tareas que pueden ser resueltas por la actividad práctica.
Esto podemos vincularlo con las Tesis sobre Feuerbach (1845), donde después de criticar tanto al idealismo, que entiende que es la actividad intelectual que crea la realidad, así como el materialismo empirista mecanicista que narra los hechos como ellos se presentan de modo inmediato, diferenciando éste del materialismo histórico dialéctico. En la Tesis XI sobre Feuerbach, Marx presenta la filosofía de la praxis, cuando afirma que los filósofos sólo han interpretado el mundo de maneras diferentes hasta ahora; la cuestión, sin embargo, es transformarlo, una tarea que está por fuera de la propia filosofía. En La ideología alemana (1845) expone que las ideas de una época son las ideas de la clase dominante, es justamente una praxis revolucionaria lo que cambia las conciencias y transforma la realidad, la práctica es considerada como prueba de la verdad.
A continuación, con la crítica a George Hegel, el mayor filósofo de la burguesía, mientras ésta era todavía una clase revolucionaria, el teórico del Estado Ético, que entendía que el hombre sólo podía ser libre en el Estado, Marx explica que ese Estado es de clase y que es la esfera de la alienación, por lo que las posibilidades de emancipación del proletariado están en la formación de una clase que tenga cadenas radicales, de una clase de sociedad civil que no sea una clase de sociedad civil, de un estamento que sea la disolución de todos los estamentos, una esfera universal porque sus sufrimientos son universales, de una esfera que no pueda emanciparse sin emancipar al conjunto de la humanidad, que sólo puede redimirse redimiendo totalmente al hombre. La disolución como clase particular es el proletariado moderno, aquí aparece el proletariado como sujeto histórico, lo que diferenciará el socialismo científico, el comunismo, de las diferentes y heterogéneas versiones socialistas utópicas. El «descubrimiento» del proletariado como clase universal, significa un avance gigantesco que desarrollará junto con Friedrich Engels en el Manifiesto del Partido Comunista (1848). El concepto de alienación será trabajado en los Manuscritos Económico-Filosóficos (1844) también por Marx, más aún sin el concepto de explotación. Sobre esto entendemos que hay que diferenciar los conceptos como lo realizará Marx, y no colocarlos uno contra el otro.
Por último, en el libro La cuestión judía (1844) es relevante en su polémica con Bruno Bauer, la diferenciación conceptual entre emancipación política, defendida por Bauer (un exprofesor de la cátedra de Teología en la Universidad de Bonn expulsado, acusado de ateísmo) con la emancipación humana. Bauer entendía que era necesario que el Estado Cristiano alemán, un Estado religioso, otorgue los mismos derechos a los judíos, derechos políticos. Marx expone los límites de la emancipación política incluso constitucional en Francia, porque emancipación política en una sociedad dividida en clases sigue siendo la expresión de la desigualdad social, por lo que la lucha es por la emancipación humana en el marco de una lucha anticapitalista sin explotación.
Marx y la lucha por la independencia política de la clase trabajadora
En 1947 la Liga de los Comunistas les pide a Marx y a Engels la elaboración de un programa de partido, tanto teórico como político práctico para explicitar los contenidos del comunismo por la propia voz de los comunistas, que si bien ya era una fuerza política que sus adversarios no podían dejar de reconocer, tergiversaban sus principios y era preciso hacerlo explícito. El Manifiesto del Partido Comunista será publicado en 1848 y tendrá como objetivo guiar al proletariado en la lucha de clases que entre 1848-1850 que se lleva adelante en Francia y en Europa.
Lo central es que el programa presenta por primera vez la necesidad de la independencia política de la clase obrera. Hasta 1848 los proletarios luchaban junto a la burguesía contra los elementos del orden cristiano feudal aún existentes en Europa, a partir de 1848 los trabajadores dejan de luchar contra los enemigos de sus enemigos para luchar contra sus verdaderos enemigos: la burguesía.
El manifiesto tiene cuatro partes. La primera es «Burgueses y proletarios» donde define claramente a éstos: la burguesía, como los propietarios de los medios de producción, y los proletarios como aquellos que no tienen propiedad alguna, son doblemente libres, libres jurídicamente y libres de sus medios de producción y deben vender su fuerza de trabajo para ser explotados en el mercado mundial capitalista, como Marx desarrollará mejor en el Capítulo XXIV de El Capital cuando habla del proceso de la acumulación primitiva de capital. Lo importante es cómo analizan el proceso histórico de construcción de la burguesía, el del proletariado y presentan los conceptos de clase, fracción de clase, lucha de clases y Estado.
La historia de la humanidad no es otra cosa que la historia de la lucha de clases, que no se produce en toda sociedad sino en aquellas en que los intereses entre las clases son irreconciliables. Amos-esclavos en el modo de producción esclavista, señores feudales-siervos en el feudalismo y burgueses y proletarios en la moderna sociedad capitalista. Surge el Estado como una institución para garantizar la dominación de clase. El Estado será definido en el capitalismo como un comité que administra los negocios comunes de la burguesía, que debe garantizar la reproducción de la sociedad burguesa, que la propiedad privada sea legal, al igual que la explotación de la fuerza de trabajo, para garantizar la acumulación rentable de capital en un territorio.
Muy relevante es como Marx y Engels presentan la relación entre burguesía y proletariado y que la burguesía en la medida que se desarrolla lleva con ella a su sepulturero: el proletariado como sujeto histórico revolucionario.
En la segunda parte del Manifiesto presenta la particularidad de los comunistas entre el conjunto de los trabajadores, la importancia política del programa y su relación con los proletarios, en la tercera parte hace el debate con las diferentes variantes de socialismo utópico, incluyendo a los anarquistas, reivindicando frente a éstos la lucha política por el poder político del poder político, el Estado. Aquí el socialismo científico es sinónimo de comunismo y se diferencia claramente de las diferentes variantes utópicas que realizan críticas a la sociedad burguesa, a veces hasta presentan elementos de una sociedad mejor, pero no presentan cómo será posible pasar de esta sociedad a la sociedad pretendida. El proletariado como sujeto político histórico es una diferencia central del socialismo científico del utópico como ya se ha mencionado, como actor social que construirá la sociedad comunista.
En la cuarta parte, se refiere a la relación con los diferentes partidos de oposición en varios países y la conclusión es internacionalista, si el capitalismo es un modo de producción mundial, sólo puede ser superado de forma revolucionaria en el marco internacional y es necesaria la unidad de la clase trabajadora de todos los países que queda cristalizada en la famosa frase: “¡Proletarios de todos los países uníos!”.
Las luchas de clases en Francia, a su vez, será como afirmó Engels en su famosa Introducción de 1895, el primer texto en que Marx utilizará el método materialista histórico para el estudio de un proceso político. Esto por sí mismo habla de la importancia de la obra, pero también realiza una autocrítica sobre algunas hipótesis que trabajaban con Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, después de la derrota de las revoluciones en Francia y en Europa. Saca como una conclusión que desarrollará en la Introducción a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, que ninguna sociedad desaparece sin haber desarrollado la totalidad de sus fuerzas productivas y que los hombres no se proponen tareas que no logran realizar. León Trotsky, cuando escribe en la ocasión de los 90 años del Manifiesto del Partido Comunista, afirma que Marx confundió los dolores de parto del capitalismo con los dolores de su agonía final.
Un libro central está constituido por un conjunto de artículos enviados a Nueva York y que se publican con el título de El XVIII Brumario de Luis Bonaparte (1852). Allí realiza un excelente análisis de la coyuntura y del proceso político que acabó en el golpe de Luis Bonaparte. Destacamos principalmente la relación entre intereses materiales y conflictos, la existencia de clases y fracciones de clase y que existe una separación entre economía y política, que los partidos políticos representan los intereses de las clases y sus fracciones. También la importancia del Parlamento para la burguesía, presentado como un campo neutro donde las diferentes fracciones de la burguesía, la gran propiedad territorial, latifundio, industria y capital financiero pueden convivir «civilizadamente» con igualdad de derechos, pero donde esos intereses se pueden unificar y se presentan como los del conjunto de la sociedad.
También son muy relevantes los conceptos de Bonapartismo y de crisis política.
En el «Mensaje de la Asociación Internacional de los Trabajadores» (I Internacional), en La Guerra Civil en Francia de 1871, Marx analiza la Comuna de París, en el marco de la guerra franco-prusiana, la primera experiencia de toma del poder político por el proletariado. Marx conceptualmente opone formas de Estado que remiten a regímenes sociales diferentes como el Imperio y la Comuna, siendo la Comuna la antítesis del Imperio, así como sus propuestas políticas que pueden ser consideradas transicionales.
Entre las propuestas políticas destacamos para ejemplificar que todo político reciba el mismo salario que un obrero cualificado y que los jueces sean elegidos y revocables, tales medidas pretendían abolir toda la casta privilegiada; se pretendía la reducción de la jornada de trabajo, así como la autogestión obrera en las fábricas, entre otras.
Marx desarrolló en su teoría que si todo Estado es producto de la división en clases de la sociedad, entonces en cuanto existan las clases y su antagonismo existirá el Estado, como una forma de organización política. A partir de la Comuna de París, identificará la dictadura del proletariado con la forma política de la Comuna. Es importante la lección de la Comuna presentada por Engels: no es posible usar el Estado burgués y ponerlo a funcionar en beneficio de la clase obrera. Marx defiende la destrucción del Estado burgués y su sustitución por una nueva forma de organización política, puesto que después de una revolución no desaparecen automáticamente las clases.
Dicho esto, es primordial diferenciar el aparato de Estado de sus formas políticas, el aparato de Estado depende del régimen social pero puede tener una variedad de formas políticas. Nos referimos al sentido dado por Lenin al final del capítulo II de El Estado y la Revolución:
«La transición del capitalismo hacia el comunismo, está claro, no puede dejar de dar una enorme profusión y variedad de formas políticas, pero su esencia será inevitablemente una sola: la dictadura del proletariado»
Este período de transición, que Marx en la Crítica al Programa de Gotha (escrito entre abril y mayo de 1875) polemiza con las ideas de Ferdinad Lasalle, es denominado como primera fase del comunismo o socialismo. Esta nueva forma de organización estatal que tiene como objetivo irse deshilachando en la medida que desaparecen las clases, en el comunismo es denominada dictadura del proletariado.
Por primera vez en la historia de la humanidad la mayoría domina sobre la minoría.
A 200 años del nacimiento de Marx destacamos la necesidad de la lucha teórica y política por la independencia de la clase trabajadora, de los patrones, de los gobiernos y del Estado, organizándose en partido revolucionario para su intervención en la lucha de clases, en la perspectiva de la lucha por el poder político del Estado para destruir al Estado burgués, instaurar una dictadura del proletariado como fase de transición necesaria a la sociedad sin clases, ni Estado. Después de décadas de usurpación estalinista del concepto, es necesario hoy, dos siglos del nacimiento del revolucionario de Tréveris, recuperar comunismo como proyecto político revolucionario.
Te puede interesar:
[VIDEO] Marx: el Manifiesto Comunista y las revoluciones de 1848
«Marx ha vuelto». Burgueses y proletarios [Cap. 1°] basado en el Manifiesto Comunista.
Revolución (Compilación), incluye Las luchas de clases en Francia, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, La guerra civil en Francia, Revolución y contrarrevolución en Alemania y otros escritos.