Claudia Alessandra Castagna
G Jackson, pienso en tu vuelo bajo y en lo que te transformaste.Y me pregunto en qué momento, siendo tan joven, te convertiste en esa especie de bicho que repta y no nos dimos cuenta de la putrefacción en la que anidabas, tampoco de tus acuerdos miserables con nuestros enemigos que supuestamente también eran los tuyos.
Acusaste a mi marido de personalista por defender las primarias que tú querías hundir, por construir una propuesta de izquierda, mientras tu presidente de partido le decía a Alberto «nosotros somos de izquierda, pero no lo podemos decir».
No lo niego, Alberto tiene un ímpetu avasallador, son sus convicciones, qué le podemos hacer, no teme defenderlas. A ti te faltan. Y ahora cobardemente lo acusas de agresión verbal a una mujer. De verdad crees que Alberto puede agredir a una mujer? Tanto miedo te da su liderazgo? tanto susto te da competir como corresponde sin la protección a la que estás acostumbrado? No me vas desilusionar de la política, no lo vas a lograr, estamos convencidos que esta vez debemos ser nosotros, – los que creemos en la igualdad, en los derechos sociales – los que gobernemos; debemos dejar de delegar porque efectivamente aunque el poder y la política sufren la agonía de los golpes que les han propinado políticos como tú, es sólo a través de ella que podemos generar cambios. A tu profunda miseria, a tu traición desmedida, a tu espíritu corrompido les deseo la derrota. Ahora ve tú y tus secuaces si juzgan esto de violencia verbal.
Y me puedes contestar todo lo duro que quieras, precisamente porque soy mujer y sólo pido respeto, no protección.