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¿Es posible el cultivo de algas marinas para avanzar a una alimentación sana y desarrollo sustentable?

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Radio del Mar

“Lo que busca esta empresa es la regeneración económica, social y ambiental de los territorios marinos. Fuimos creando un modelo de colaboración y sinergia entre los diferentes actores, que pudiera favorecer también al ecosistema” – María José de la fuente, cofundadora de Huiro Regenerativo.


Publcado en web de la Universidad Católica de Chile por Nicole Saffie, Editora Web Home


Las algas podrían ser la clave para enfrentar las crisis alimentaria y climática que nos afectan como planeta. Si cultiváramos apenas el 2% de los océanos, podríamos alimentar a 12 mil millones de personasde acuerdo a la ONU. Las algas marinas son extremadamente ricas en proteínas, vitaminas, zinc y hierro, y bajas en grasas y carbohidratos.

Asimismo, eliminan grandes cantidades de gases de efecto invernadero de la atmósfera, desempeñan un papel importante en la lucha contra la contaminación de los océanos limpiando el agua de nitratos y fosfatos, y pueden aumentar hasta en un 20% las poblaciones de peces. Las algas pueden usarse como fertilizante natural, como compuestos de medicinas y cosméticos, y de una gran cantidad de alimentos. Y además podrían generar miles de puestos de trabajo creando desarrollo sustentable.

Entonces, ¿por qué no las cultivamos?

Eso es precisamente lo que se preguntaron María José de la Fuente, bióloga de la Universidad Católica, y Sebastián Gatica, director ejecutivo del laboratorio de innovación social CoLab UC, quienes crearon el emprendimiento “Huiro regenerativo” en febrero de 2021.

Como explica María José, “observando las comunidades de pescadores, nos dimos cuenta que los modelos de extracción que tenían eran bastante destructivos y no sustentables”. Básicamente, se extrae todo el alga de un lugar, de acuerdo a las necesidades de los recolectores y del mercado, hasta que se agota, para luego continuar con otra zona. No se cultiva.

“Lo que busca esta empresa es la regeneración económica, social y ambiental de los territorios marinos. Fuimos creando un modelo de colaboración y sinergia entre los diferentes actores, que pudiera favorecer también al ecosistema”, dice.

Un modelo colaborativo para la regeneración

Comunidad
Como explica María José de la Fuente: “Lo que nosotros hacemos es invitar a toda la comunidad que esté interesada en participar de la construcción y desarrollo de los cultivos». (Crédito fotoográfico: María José de la Fuente)

Así nació una idea doblemente fructífera. Como explica María José de la Fuente, por un lado se busca el desarrollo de un modelo con la industria acuícola y las comunidades, donde la industria pone a disposición sus concesiones (en las que necesitan hacer soberanía) e infraestructura, para ser utilizada por Huiro Regenerativo en conjunto con comunidades aledañas, para desarrollar ahí cultivos de algas colaborativos. Por otro lado, de manera paralela, se busca avanzar con la comunidad en el desarrollo de cultivos en sus propias áreas de manejo, transfiriendo conocimientos, tecnologías y co-desarrollando gobernanzas que permitan la sostenibilidad del modelo en su territorio a largo plazo.

A través de un proceso de capacitación activa a pescadores artesanales, pueblos originarios y comunidades costeras en general, se les enseña los diferentes procesos para cultivar algas, aprendiendo también de sus propios conocimientos locales.   

“Lo que nosotros hacemos es invitar a toda la comunidad que esté interesada en participar de la construcción y desarrollo de los cultivos, buscando en un futuro llegar a conectar con los liceos cercanos para poder impulsar a que los jóvenes se involucren más en este tipo de modelos”, explica María José de la Fuente. Y agrega que la idea es “ir armando cultivos colaborativos, para que las comunidades vayan empoderándose y acompañarlos con un modelo de gobernanza”.

Por otra parte, como cuenta esta profesional, a las salmoneras les interesa comenzar a desarrollar una forma de certificar la fijación de carbono y avanzar hacia una carbono neutralidad. Asimismo, la industria se ha dado cuenta que hay ciertas sinergias que deben hacer al estar en un territorio, de la mano del área de responsabilidad social empresarial.

Asimismo, Huiro Regenerativo también hace el contacto con los clientes, tanto nacionales como internacionales, para vender las algas, cerrando todo el ciclo.

En otras palabras, se trata de un modelo donde todos ganan, incluido el planeta. Y que de hecho, conecta con la discusión que se ha dado en nuestro país en el marco del debate constitucional, en que el enfoque ambiental, ecológico y de sustentabilidad ha tomado fuerza. Especialmente el concepto de  “concesiones regenerativas”: es decir, ocupar un espacio del territorio, de mar, de bosque para una actividad, pero cuando esta termine, devolverla igual o mejor que en su condición original. Es decir, se trata de desarrollar una relación más amable con los territorios.

Como afirma Sebastián Gatica, “lo que estamos buscando es cambiar los lentes con los cuales las propias personas miran su mar, su costa, como un espacio de cuidado, de oportunidades y no solo ir a extraer. Cambiar la perspectiva. Cómo podemos regenerar, repoblar estos territorios. Y que esto sea sinónimo de bienestar y mejoría en términos económicos”.

El cultivo de las algas

Cultivo
El método de cultivo es diferente para cada alga. Eso es precisamente lo que se busca transmitir a las comunidades, a través de una capacitación activa y aprendiendo también del conocimiento local. (Crédito fotográfico: Huiro Regenerativo) 

Cada alga tiene su proceso diferente de cultivo. Y no todas las algas se pueden cultivar. El cultivo que más se ha estudiado es el de Macrocystis pyrifera, más conocido como huiro o sargazo. Con alturas que pueden superar los 70 metros, son algas de gran envergadura que se distribuyen por casi toda la costa del océano Pacífico del continente americano y en la mayoría de las islas subantárticas. Conforman sistemas ecológicos que son fuente de alimentación, reproducción y refugio para cientos de especies marinas que cohabitan en estos “bosques”.

Para cultivar el huiro, se crean sistemas tipo “long lines” o líneas, donde las plántulas son obtenidas de sus propios semilleros, los cuales son inoculados con esporas de bancos naturales de la zona, cuidando siempre la diversidad genética de las poblaciones. Cuando estas plántulas alcanzan dos a tres cm, se traspasan a los sistemas de cultivo en el mar, donde luego de tres a cuatro meses logran aumentar su biomasa en un 600%.

La otra alga es el pelillo, parte de la cultura de Chiloé, donde cuenta con una larga tradición de cultivo. “Hemos ido recogiendo ese conocimiento de las propias comunidades que van perfeccionando sus sistemas, ocupando materiales nuevos. Hemos tratado que entre comunidades se enseñen entre ellas”, cuenta María José de la Fuente.

Y relata: “Nosotros vamos cultivando y enseñando estos diferentes sistemas para estas algas a la comunidad. Primero hacemos un prototipo con ellos para ver qué alga crece mejor, porque no todas las algas se dan en todas partes. Ellos mismos nos cuentan qué algas han crecido allí antes y cuáles no. Hacemos pruebas, capacitaciones activas, les vamos dejando todo el conocimiento, protocolos, infraestructura, para que ellos después puedan hacer un cultivo más grande y ya tengan todo el conocimiento”.

Blue carbon

El llamado “carbono azul” es el carbono capturado por los ecosistemas oceánicos. Si bien tradicionalmente han sido los bosques terrestres los principales sumideros de carbono, investigaciones recientes han descubierto que los océanos pueden ser incluso más eficientes absorbiendo el carbono de la atmósfera.

De ahí que ha surgido una incipiente industria de “bonos azules” o blue carbon, que son instrumentos financieros ligados a la fijación de carbono a través de los océanos. En ello están trabajando varias instituciones, como Environmental Defense Fund (EDF), Verra y GreenWave. “Es algo súper nuevo todavía, pero queremos armar certificaciones con las organizaciones que estamos trabajando. Para la industria salmonera es algo súper importante”, explica María José.

Innovación y sustentabilidad

Equipo de Huiro Regenerativo (de izq a der): Sebastián Gatica, xx, María José De la Fuente y xx
Los fundadores de Huiro Regenerativo y sus socios de ChucaoTec (de izq a der): Sebastián Gatica, Juan Pablo Puga, María José De la Fuente y Tomás Bravo. (Fotografía: Huiro Regenerativo)

El próximo paso de este emprendimiento es generar productos innovadores. Actualmente las algas producidas se venden a empresas que producen bioplásticos, bio estimulantes, alimentos para mascotas, entre otros.

Como explica Sebastián Gatica: “Hay que agregarle valor, de modo que el alga tenga un impacto positivo, visibilizar todo el aporte que hace; y por otro lado, ver cómo le metemos innovación: generar industrias que sean novedosas, que aporten valor, que a su vez contribuyan en sustentabilidad, circularidad…”

De ahí que un objetivo importante para Huiro Regenerativo es crear tecnologías y nuevos productos. Y abrirse a nuevos mercados. “Queremos apuntar a la industria alimentaria más global, con las algas como componentes de los alimentos: yogures, jaleas… hay miles de productos que tienen componentes de algas”, afirma Sebastián.

También quieren avanzar hacia otras formas de cultivo. “A futuro nos gustaría hacer cultivos multitróficos, es decir, diferentes especies, combinando algas, bivalvos, moluscos… que es lo natural que se da cuando uno observa la naturaleza y es un modelo más sustentable de cultivo”, explica María José y agrega: “Por ejemplo, los cultivos de choritos son súper dañinos para el ecosistema, pero al combinarlos con otras especies, se empiezan a ciclar más los nutrientes y por lo tanto, el efecto dañino es mucho menor. La idea es restaurar el ecosistema y simular la naturaleza”.

Pero probablemente el mayor desafío sea, como dice Sebastián, “cambiar los paradigmas de todas las personas involucradas”. Y se explaya: “El que cosecha está acostumbrado a extraer todo el alga que puede y el que compra está acostumbrado a comprar a ‘precio huevo’, en general las algas se pagan muy mal. Entonces hay que cambiar eso. Pero también pasa por una estrategia territorial, involucrar a los municipios, a los actores privados, generar una política pública”.

“Para que esto funcione, tiene que haber una mirada de mediano a largo plazo, en donde realmente tengamos la visión de que podemos ser un agente de desarrollo para los territorios”, afirma y concluye: “Nosotros queremos hacer un modelo regenerativo y tenemos consumidores que entienden eso, pero estamos educando a toda la cadena”.

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