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LA IZQUIERDA CRISTIANA DE CHILE SALUDA LOS 41 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA DE NICARAGUA.

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LA IZQUIERDA CRISTIANA DE CHILE SALUDA LOS 41 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA DE NICARAGUA

Valparaíso, 19 de julio de 2020.
La celebración de este importante momento histórico, para los procesos revolucionarios de nuestra América morena, nos mueve a reflexionar sobre el papel que en ella jugaron los Cristianos de Izquierda y en el rol que siguen hoy cumpliendo, en pos de la construcción de otro mundo.
No creemos que es aventurero señalar que, la revolución nicaragüense es la primera revolución latinoamericana donde los cristianos desde su perspectiva de tales y movidos por su fe, participan en forma masiva y consciente, no sólo a nivel de base, sino en la propia conducción del proceso revolucionario, tanto en la ciudad como en el campo y también, en alguna medida, en la dirección del Frente Sandinista.
No nos cabe duda que el compromiso de los cristianos con los procesos revolucionarios tiene como fundamento una nueva mirada de la fe, que tuvo como uno de sus fundamentos el Concilio Vaticano II (1962-1965), donde la Iglesia Católica que venía de la Edad Media, mirándose como una Iglesia que tenía un fin en sí misma, se abre a un mundo, que está atravesado por la injusticia social y la violencia institucional para mantener los desequilibros existentes. Especial importancia tendrán en esta línea la constitución Gadium et Spes.
Inmediatamente terminado el Concilio Vaticano II, se produce en América Latina la II Asamblea General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín (1968), que fundamentalmente muestra a la comunidad cristiana y a la sociedad latinoamericana una nueva teología y una nueva espiritualidad: La teología de la Liberación.
En Medellín nacen dos grandes e iluminadores documentos, cuya vigencia permanece hasta el día de hoy: “Justicia” y “ Paz”.
En ellos se dice en forma profética que la situación de América Latina es de una injusticia que clama al cielo, y que esta es una situación de pecado, un pecado social y personal de los detentadores de un modelo de injusticia y desigualdad. Por primera vez se habla del pecado social como una situación de pecado, hasta ese entonces el pecado era acto, actitud, omisión pero siempre mirado desde una perspectiva individual, personal.
Hay una situación en América Latina de injusticia, que es un pecado. Esto crea las bases para una profunda conciencia en los cristianos de su rol social y de que entre fe y política no hay contradicción. Y de allí surge también la espiritualidad de Medellín, que es acompañar al pueblo en un proceso de liberación integral.
Ésto, en la revolución Sandinista de Nicaragua, se traducirá en un pueblo cristiano que acompañará y se hará parte del proceso revolucionario.
En Nicaragua se produce el proceso de un pueblo cristiano consciente, beligerante en las luchas políticas, sociales y económicas de su país. Lo que se traduce en movimientos, tomas ( de la catedral en 1972), huelgas y en la organización y formación de los grupos cristianos, que después dan origen al movimiento cristiano revolucionario en el año 1973.
Las realidades económicas, sociales y políticas, y una Iglesia que responde a estas realidades crea una profunda conciencia en el mundo cristiano que analiza la realidad y toma posición sobre ella. De la misma realidad surgía la exigencia de hacer algo para cambiarla, y ese fue el paso que llevó a muchos a la convicción de la necesidad de unirse a la revolución.
Los cristianos creen que hay una acción providencial de Dios en la historia, que se expresa en estos pequeños grupos embrionarios del movimiento católico, de una Iglesia tradicional-conservadora, que van a dar un testimonio profético de una presencia cristiana en la lucha contra la tiranía de Somoza. Ello también sucede en el mundo protestante y de las iglesias evangélicas, donde también se da una presencia y una participación profética.
En los cristianos que se incorporan a la evolución hay una respuesta al llamado del libro del exodo “He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he descendido para liberarlo”, y ese Dios llama a hombres concretos para que encabecen esa lucha de organizar al pueblo, de movilizarse y de trabajar por su liberación.
En ese sentido es que hay esa acción de Dios a través del encuentro con las Escrituras, con la lectura del Evangelio que crea una conciencia que impele a actuar y a sumarse a ese pueblo caído en el camino del que siempre fueron parte.
Ya desde el siglo XIII la Iglesia Católica, a través de Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica, reconocía la legitimidad de la resistencia activa e incluso del tiranicidio.
Sin embargo fue el Papa Pablo VI, en su encíclica Populorum Progressio quien actualiza el derecho a la rebelión, al señalar en ella que si bien la guerra siempre trae peores daños, pero cuando se trata de una violación profunda a los derechos humanos, una tiranía evidente y prolongada que daña el bien común, cuando además se han utilizado todos los métodos pacíficos y no se les pueda dar solución, la insurrección de un pueblo es justificada.
Esa declaración abre un camino a los cristianos. En la época de Somoza no había duda, que se trataba de una dictadura larga y prolongada, casi cuarenta y cinco años de violaciones permanentes y sistemáticas a todos los derechos humanos, se había utilizado todos los medios pacíficos sin respuesta alguna: las huelgas, las manifestaciones, las tomas de las iglesias; hasta que finalmente no queda más camino, por desgracia, que la lucha armada.
También hay que recordar que los obispos católicos nicaragüenses, a través de la Conferencia Episcopal, justificaron la insurrección del pueblo nicaragüense, al final, en la etapa de la lucha insurreccional.
En Nicaragua, la religión movió, empujó, despertó para descubrir la miseria en que vivía la población, para descubrir sus derechos, sus reivindicaciones y para descubrir el papel que los cristianos tenían que tomar junto a ese pueblo que ya se despertaba y que comenzaba a luchar por la transformación; no sólo para derrotar a la dictadura, sino por la transformación de Nicaragua en un país para todos. Muy lejos de una religión opio del pueblo, más bien, como el mismo Marx decía “la religión es el suspiro de los oprimidos” frase muy poco conocida y menos difundida .
No es aventurero decir que la Revolución Popular Sandinista es la primera revolución en la historia de la humanidad que no se hizo a pesar de los cristianos o contra los cristianos, sino con los cristianos, con una profunda participación consciente de éstos.
Hoy, aunque las condiciones históricas son otras, sigue vigente el compromiso de los cristianos en los procesos de transformación de nuestras sociedades. Cada tiempo y cada país con sus particulares características, pero siempre con la convicción que fe y política van de la mano. Y que los procesos de cambio sustantivo de las realidades suponen la construcción de un hombre y una mujer nuevos; tarea en que los cristianos de izquierda seguimos cumpliendo un papel fundamental.

Un abrazo a los hermanos nicaraguenses al celebrar los 41 años de la Revolución Sandinista.

DIRECCIÓN NACIONAL DE LA IZQUIERDA CRISTIANA DE CHILE.
FERNANDO ASTUDILLO BECERRA (Presidente), HÉCTOR SOTO, HUMBERTO GONZÁLEZ, JOCELYN SOTO, BRAYAN GALAZ.

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