13 de junio de 2020
Hannah Sell, de The Socialist
Periódico del Socialist Party – CIT Inglaterra y Gales)
[Imagen: Protesta de BLM, Londres (Foto: Mary Finch]
El actual movimiento Black Lives Matter (BLM) es la mayor ola de protestas contra el racismo desde el movimiento por los derechos civiles en los años 60. Los líderes más radicales de ese movimiento llegaron a la conclusión, como dijo Malcolm X, de que «no se puede tener el capitalismo sin racismo», y eso significaba luchar por el socialismo.
El líder de los Panteras Negras, Fred Hampton, lo resumió: «No se combate el racismo con el racismo. Vamos a luchar contra el racismo con solidaridad. Decimos que no se combate el capitalismo con el capitalismo negro; se combate el capitalismo con el socialismo».
Hoy el mundo es diferente. Ha habido un presidente negro de los EE.UU., el país capitalista más poderoso del planeta, y muchas grandes corporaciones han declarado, por ejemplo, su solidaridad con el movimiento BLM. Sin embargo, los fundamentos siguen siendo los mismos. El racismo es intrínseco al capitalismo.
El capitalismo es un sistema ciego, no planificado, impulsado por la maximización de los beneficios de unos pocos y basado en la explotación de la mayoría. Hoy en día, según Oxfam, las 85 personas más ricas del mundo tienen más riqueza que la mitad más pobre de la población mundial. Entre ellas se encuentra un africano negro, aunque predominan los hombres blancos.
Su papel en la sociedad, sin embargo, no se deriva principalmente de su color. Forman parte de una minúscula élite gobernante súper rica cuyos intereses están completamente ligados a un sistema capitalista intrínsecamente racista.
Jeff Bezos, el hombre más rico de la tierra, ha declarado su «solidaridad» con BLM, pero eso no alterará en lo más mínimo su maximización de beneficios mediante la brutal explotación de su mano de obra mal pagada, de la que en Estados Unidos el 65% proviene de BAME.(**)
En países como Gran Bretaña y Estados Unidos, los beneficios de los capitalistas se han disparado mientras que la clase obrera, que es la gran mayoría de la población, ha visto cómo su cuota de riqueza se ha reducido durante décadas.
Los trabajadores de BAME han sido afectados de manera desproporcionada. Esto ha quedado al descubierto por la crisis de Covid – donde la gente de BAME tiene más probabilidades de morir de la enfermedad, en gran parte porque es más probable que estén entre los que han tenido que trabajar a través de la crisis sin el adecuado PPE, y es más probable que vivan en condiciones de hacinamiento.
Al mismo tiempo, el acoso policial y la brutalidad siguen siendo un hecho, especialmente para los jóvenes BAME.
La élite capitalista es una pequeña minoría y, para mantener una base social y por lo tanto el poder, intentan «dividir y gobernar». Animan a los trabajadores de Gran Bretaña a creer que es cualquiera menos los patrones los responsables de sus bajos salarios, por ejemplo.
El racismo es una parte tan central del arsenal de los capitalistas de «divide y vencerás» debido a toda la historia del capitalismo. Karl Marx dijo que nació «goteando de cabeza a pies, de cada poro, con sangre y suciedad». Se refería principalmente al horror de la trata de esclavos que sentó las bases del capitalismo.
Con la esclavitud vino el desarrollo de la propaganda racista diseñada para justificar la esclavitud de los pueblos africanos. Las ideas racistas se adaptaron entonces para justificar la opresión colonial de grandes partes del mundo por las potencias imperialistas. El dominio colonial directo terminó como resultado de los magníficos movimientos revolucionarios de independencia que barrieron el planeta en el siglo XX. Sin embargo, la brutal explotación económica continúa.
El capitalismo se basa en los estados-nación, con una conciencia nacional que los acompaña, utilizados por los capitalistas para mantener su base social. La estatua del comerciante de esclavos Edward Colston, que los bristolianos tiraron donde pertenecía al fondo de los muelles de Bristol, no se erigió hasta 170 años después de su muerte. Esto fue parte de una campaña del capitalismo victoriano para inventar una historia que justificara la explotación del imperialismo británico del globo y sus trabajadores en casa.
El capitalismo y el racismo
Malcolm X tenía razón cuando dijo que el capitalismo nunca podría dejar de ser racista. Hoy en día el capitalismo es un sistema en profunda crisis económica, con crecientes tensiones nacionales, y es menos capaz de hacer avanzar a la sociedad que nunca.
El movimiento BLM, sin embargo, que se ha extendido tan rápidamente en todo el mundo, indica la determinación de una nueva generación para construir un nuevo mundo. El movimiento está marcado por su internacionalismo y su carácter abrumadoramente obrero y multirracial. Marca un paso importante en la búsqueda de una alternativa al capitalismo.
Sólo quitando la riqueza y el poder de las manos de la pequeña élite capitalista sería posible sentar las bases de una nueva sociedad libre de la suciedad del racismo.
Para ello es necesario nacionalizar las principales empresas y bancos que dominan la economía bajo el control y la gestión democrática de los trabajadores, en Gran Bretaña y en el ámbito internacional, a fin de construir una economía socialista planificada que pueda ofrecer un futuro decente para todos, empezando por una vivienda digna, un trabajo bien remunerado y una educación gratuita.
Al adoptar un programa de este tipo, la próxima generación puede pararse sobre los hombros de los gigantes y completar lo que Malcolm X y los Panteras Negras comenzaron.
(*) BLM: Black Lives Matter – Las Vidas Negras Importan
(**) BAME Black, Asian, and minority ethnic: Se usa en el Reino Unido para referirse a los que no son blancos.