El concepto “nacionalismo” suele ser objeto de interpretaciones muy diferentes, pero en lo fundamental se trata de diferenciar entre el nacionalismo de las potencias opresoras y el nacionalismo de los pueblos sometidos…
Pepe Gutiérrez-Álvarez
Así pues hay nacionalistas opuestas y no faltan los que le dieron a este vocable un significado liberador como fue el caso de Andrea Luigi Mazzini (1814-1849).
Comunista de la izquierda hegeliana italiano. Fue uno de los pocos italianos de su tiempo que bebió en la cultura internacional y participó en un debate que superaba las divisiones nacionales. Su obra, De Italia en sus relaciones con la libertad y la civilización moderna (1847), fue muy importante en el ámbito del pensamiento democrático y socialista europeo –fue traducida en parte al alemán- de la primera mitad del siglo y «entra de pleno derecho en una historia del pensamiento político del XIX, donde constituye uno de los muchos eslabones entre el pensamiento de la época de la Restauración y el de la Europa cuarentaiochesca y poscuarentaichesca, entre el Guizot de los célebres cursos sobre historia de la civilización y el Victor Hugo de la república universal y del primer congreso por la paz de 1849, entre Hegel y Marx, entre el «padre de la patria» Giuseppe Mazzini, que también creía en la unidad espiritual de las naciones europeas, y Bakunin» (A. Saitta, Sinistra hegeliana e problema italiano negli scritti di A. L. Mazzini, Roma, 1968).
En Mazzini confluyeron dos corrientes distintas: la internacionalista del socialismo y de la democracia radical, de la izquierda hegeliana -vía Mosses Hess-, y la controversia del Risorgimiento italiano, visto desde dentro con concepciones muy avanzadas. También fue influenciado por el comunismo obrero y artesano alemán, en el que comprendió la capacidad de establecer una alianza real y posible con el cristianismo progresista aunque en el terreno de las ideas, comunismo y cristianismo eran bastante contradictorios. Resaltó la capacidad «práctica» del comunismo, destacando que, «en su influencia directa e inmediata sobre la clase más numerosa, más ignorante y más pobre de la sociedad. Por esta razón es (…) el principio revolucionario más activo, más popular, más desintegrador»; tiene «un inmenso futuro (…) como palanca popular de la revolución, como principio disgregador y desorganizador de la historia y de la sociedad del pasado». El comunismo era para Mazzini, la condición del bienestar del pueblo, la intervención del Estado en la economía, la equidad en la distribución de los bienes y la garantía de una protección social.