4 de marzo de 2023
Traducción de una declaración de Gauche Révolutionnaire, CIT en Francia, escrita por Cécile Rimboud antes de las huelgas de marzo
Desde el 19 de enero, seis días de huelgas y manifestaciones nacionales han reunido a millones de trabajadores, jóvenes y pensionistas en una formidable lucha contra la destrucción de las pensiones. En un mes se plantea la cuestión del cierre total del país. Esta velocidad del rayo demuestra el poder del movimiento obrero y de la huelga de masas. Tenemos la posibilidad de humillar al presidente Macron haciéndole retirar su ley de pensiones.
Todavía el 70% de la gente está en contra de la jubilación a los 64 años. Una vez más, Macron ha intentado tomarnos por tontos diciéndonos que «no habíamos entendido» la reforma. Mostrando su desprecio, es él quien no ha comprendido la profundidad de la cólera y la frustración que impulsan el movimiento. Así, cuanto más se expresa el gobierno sobre la reforma, ¡más crece la oposición!
Se trata de una corriente muy política, porque en ella subyace el deseo de poner fin al reinado de Macron y a todos sus trucos sucios. El movimiento tiene a la reforma de las pensiones como su mascarón de proa, pero es llevado por la ira contra todo el sistema – el que baja los salarios, que destruye los servicios públicos para transformarlos en mercados y que hunde a millones de personas en la miseria.
Se acumulan los beneficios récord. TotalEnergies ha obtenido 19.000 millones de euros de beneficios, un récord. Exxon ganó 56.000 millones de euros en 2021. Engie ha obtenido unos ingresos de 5.200 millones de euros. Hay dinero suficiente para que los trabajadores puedan jubilarse a los 60 años con 37,5 años de servicio sobre la base de los diez años de mayores ingresos, y para contratar en todas partes donde haya necesidad, reconstruir los hospitales, invertir en educación, crear transportes públicos gratuitos, ¡y aumentar los salarios frente al aumento del coste de la vida!
Es todo esto lo que debe expresarse en la lucha, y lo que es indispensable para ampliar el movimiento. La lucha, las huelgas, los sindicatos deben traducir todo esto en reivindicaciones. En nuestros lugares de trabajo y de estudio, discutamos nuestras reivindicaciones.
La unidad de los sindicatos ha sido una fuerza desde el principio. Los dirigentes se han visto empujados hacia la izquierda por la fuerza de la lucha y la intransigencia de Macron, hasta este llamamiento, apoyado por seis de cada diez personas, a «bloquear el país» el 7 de marzo. El líder de la izquierda Mélenchon y otros también han llamado a los comerciantes a cerrar, a los jóvenes a la huelga y a venir a manifestarse. La jornada de huelgas y movilizaciones ya se anuncia multitudinaria.
¿Cómo ganar?
Todos los sindicatos tienen que hacer un llamamiento muy serio para que aumente la militancia en la huelga. Miles de trabajadores se han afiliado a los sindicatos desde principios de año, por lo que pueden ser verdaderos activistas en lugar de simples miembros. Deben hacer un llamamiento a todos los delegados y representantes sindicales para que hablen con los trabajadores, organicen asambleas en los centros de trabajo y reuniones en todas partes para discutir las reivindicaciones. Y convencer al mayor número posible de personas para que participen en la próxima huelga. Las reivindicaciones específicas en determinados sectores de trabajo no se oponen a la lucha en su conjunto, al contrario, pueden permitir un debate que implique a más trabajadores en la lucha.
A partir del 7 de marzo, debe haber piquetes en todas partes, para debatir, para ser visibles, para generalizar la huelga. En París, los piquetes en sectores como la educación van a tener lugar en forma de «mesa de café» delante de las escuelas, un ejemplo en el que podemos inspirarnos: ¡no hace falta estar sólo en una fábrica para hacer un piquete!
Y lo mismo vale para los estudiantes, que son rápidamente reprimidos en caso de «bloqueo» policial, pero pueden montar piquetes como si fueran filtros de carretera. También es una oportunidad para disponer de fondos de huelga específicos para los centros de trabajo, de modo que la pérdida de salario no sea un obstáculo para nadie, especialmente para los trabajadores con salarios bajos. Y sobre las manifestaciones, marchemos juntos, en contingentes identificados, para mostrar nuestra fuerza colectiva. Hasta ahora las manifestaciones han sido realmente masivas, sobre todo en ciudades medianas y pequeñas, pero se han caracterizado por un bajo nivel de organización, con gente que acude a manifestarse por su cuenta.
Huelgas renovadas
Frente a un Macron intransigente pero frágil, hay que subir una marcha. Tenemos que prepararnos para la posibilidad de que no ceda el 7 de marzo. Algunos sindicatos ya han anunciado nuevas huelgas. Por ejemplo, la RATP (trabajadores del transporte público de París) llama a una movilización al menos los días 7 y 8 de marzo; el sindicato ferroviario CGT a un movimiento masivo a partir del 7 de marzo. Este debate debe continuar porque las huelgas limitadas a 24 horas rara vez han triunfado. Las direcciones sindicales deben decir ya: «Si la ley de pensiones no se retira completamente el 7 de marzo, será el comienzo de una huelga nacional renovada». Esto debe discutirse abiertamente en las asambleas generales de huelguistas.
Hay que aumentar el nivel de organización, discusión y reivindicaciones de la huelga. He aquí las reivindicaciones que la Gauche Révolutionnaire propone discutir para construir y ampliar la lucha:
Jubilación completa a los 60 años, 55 cuando sea necesario, tras 37,5 años de servicio
Un aumento inmediato de los salarios, que debe seguir como mínimo la subida de los precios, al menos 300 euros inmediatamente para todos
Ningún ingreso neto por debajo de 1600 euros al mes
Una reducción masiva de los precios y su posterior congelación
Empleo de calidad para todos: recursos masivos para servicios públicos de calidad (sanidad, educación, transporte público, etc.)
Satisfacer las necesidades de todos: expropiación de los capitalistas, nacionalización bajo control y gestión de los trabajadores
Poder
Una huelga general indefinida no puede tener lugar sobre la simple reivindicación de «retirada de la reforma de las pensiones», aunque sea necesario obtener esta retirada. Porque la huelga general es un movimiento político, que plantea una cuestión, que estará en el aire el 7 de marzo: si la clase obrera puede poner la sociedad en suspenso, ¿por qué no puede dirigirla? Un movimiento de masas plantea esta cuestión de poder: ¿quién dirige la sociedad y en interés de quién? Un movimiento de huelga general no aportará por sí solo todas las respuestas a estas preguntas.
Es también para poder discutir todo esto que los trabajadores necesitan su propio partido, que pueda organizar y unificar nuestro campo, para discutir un programa para deshacerse realmente de los capitalistas y poner fin a esta sociedad explotadora sustituyéndola por una sociedad socialista democrática.
Sí, habrá que deshacerse de Macron y de toda su jauría al servicio de los capitalistas, que son minoría en la sociedad y sus instituciones, y sustituirlos por un gobierno obrero nacido de las luchas y organizaciones del movimiento obrero, de los luchadores obreros. «Aquellos de los que nunca se habla y que hacen que Francia funcione cada día» dice Rachel Kéké, diputada de France Insoumise.
Este gobierno tendrá que eliminar el control de los capitalistas sobre la economía nacionalizando los principales sectores como la energía, la sanidad, el transporte público, la gran distribución, etc. El control democrático y la gestión por parte de los trabajadores satisfarán las necesidades de todos, no sólo los beneficios de unos pocos. Basta ya de capitalismo y de gobiernos a lo Macron, ¡luchemos por el socialismo!