V2020. Uruguay
Julio A. Louis
El coronavirus ha jaqueado la salud y al neo liberalismo reductor del Estado. Obligado por ese virus, las clases dominantes hoy fortalecen al Estado para frenar la pandemia. Sin embargo, una excepción es EE.UU., que tiene altas cifras de fallecidos en relación a su población, al punto que Trump congeló los aportes a la O. M. S., mientras Chomsky lo calificó como el peor criminal de la historia. Al tiempo que varios líderes mundiales han aprobado legislaciones de emergencia que amplían su autoridad durante la pandemia. ¿Darán marcha atrás después?
La pandemia exige soluciones políticas. Estudios señalan la relevancia que tiene la desigualdad. Y demuestran que es preciso reducir la brecha entre ricos y pobres, mejorando los servicios públicos de salud y los derechos laborales. Mientras aumenta la riqueza de los multimillonarios, el Banco Mundial en su informe de octubre, indica que el impacto de la propagación del Covid 19 ha derrumbado a 115 millones de personas a la pobreza. Al extremo que los dueños de las trasnacionales ya se preocupan, porque se convierte en un peligro para ellos, aunque de momento la pandemia es un buen negocio. Más cuando se prevé que la pos pandemia será el comienzo de un largo período de pandemia intermitente.
La pandemia aumenta la crisis ambiental y científicos expertos predicen el retraso en el crecimiento, mayor desnutrición y menor coeficiente intelectual en los niños durante las próximas décadas. La O. M. S. prevé que entre 2030 y 2050 el calentamiento global podría causar anualmente 250.000 muertes adicionales por estrés, desnutrición, malaria y diarrea. Para 2100 habrá olas de calor extremas, que traerán enfermedades y pondrán en gran riesgo los avances de la salud global, lo que ya se notará durante la segunda mitad de este siglo. A su vez la escasez creciente del agua hace que su disponibilidad sea impredecible.
La globalización se modificará y adquirirá nuevas formas. Se necesitarán mayores impuestos a la riqueza, atender mejor a la educación y mayor preocupación por defender los ecosistemas, deteriorados por los seres humanos. No bastará con la ciencia y sus vacunas, sino que se deberá proteger a la naturaleza.
Se suman otros problemas: nunca la humanidad ha gastado tanto en producir armas, Al mismo tiempo, hay 90 millones de pobres solo en América Latina que subsisten con menos de dos dólares diarios. EE.UU. China , Rusia, Francia y Alemania son los principales vendedores de armas. Se fomentan los conflictos para favorecer las ventas.
Cada vez más aumentan las migraciones y los refugiados. La Organización Internacional de Migraciones en su informe 2020 calcula que hay 272 millones de migrantes internacionales, el 3.5% de la población mundial. A su vez hay 25.9% millones de refugiados en el mundo.
El capitalismo es responsable de las desigualdades y también de la destrucción del planeta, la “Madre Tierra” de los aborígenes americanos. También es cierto que en China se ha forjado un desarrollo a expensas de la agresión al medio ambiente.
En conclusión, nunca la humanidad ha estado tan necesitada de sustituir al capitalismo, que no será destruido mientras la conciencia de los pueblos no pegue nuevos saltos de calidad. Corresponderá a las nuevas generaciones defender los aciertos y superar los errores de las que las hemos precedido, elaborando políticas adecuadas. Por de pronto, es positivo que se haya fundado
la Internacional Progresista, frente al avance de la derecha y ultra derecha, con 65 organizaciones miembros -fuerzas de izquierda, activistas y organizaciones sindicales- de enfoques diferentes, bajo el lema “Internacionalismo o extinción”, cuya trayectoriadeberá observarse.
Y apuntando más lejos, al socialismo, parecen ser políticas inter relacionadas las siguientes: desarrollar las fuerzas productivas en pos de alcanzar a las economías capitalistas principales; conservar la soberanía, limitada por ejemplo, por los Tratados de Libre Comercio; construir bloques supranacionales, en relación a los actuales Estados nacionales, que potencien la construcción desde lo económico a lo militar; incentivar las formas de propiedad social, esto es, las que favorecen y fomentan la planificación, tales como cooperativas, empresas auto gestionadas, micro, pequeñas y aún medianas empresas y fortalecer la propiedad estatal de las áreas estratégicas; educar para hacer viable la hegemonía (el poder de convicción) de los trabajadores y sus aliados; promover Estados democráticos de nuevo tipo, en manos de las clases populares. Estos principios básicos cada país deberá instrumentar de acuerdo a sus características y tradición histórica. En suma, los trabajadores y explotados del mundo y de cada nación, no estamos aún en condiciones de vencer. A no desesperarse, a ser conscientes de las limitaciones.