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Una visión sobre Trías

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El Sol 12.2020          

Julio A. Louis

“Yo no soy marxista” expuso Carlos Marx, principal fundador del materialismo dialéctico. Con esa afirmación expresó que no hay verdades absolutas o que se mantengan a través del tiempo. Trías, teórico sagaz -conocedor de que nadie está libre de errores- admitió algunos. Pero aún con errores -que en mi opinión, procuraré sintetizar al final de este artículo- sus aportes a través de su larga militancia insobornable, lo hacen un pensador imprescindible del socialismo. Por eso, para los socialistas -los que están en el Partido o fuera de él, como es mi caso- debemos valorarlos.   

                                      Sus aportes esenciales

Vivian Trías (1822-1880)  inicia su militancia en el Partido Socialista a los dieciséis años (1938) que prosigue hasta el final de su vida.  Fue profesor efectivo de Historia -cargo obtenido por concurso- desde temprana edad.  Expondré algunas de sus contribuciones destacadas.

A. En tanto su militancia comienza  en vísperas de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) escribe: “Al tiempo que maduraba la primera de las grandes crisis históricas que el sistema capitalista ha sufrido en este siglo, el capitalismo monopolista maduraba desigualmente en las distintas potencias. Tendiendo al estancamiento, a la esclerosis, en Inglaterra y Francia; joven, vigoroso, pujante en los Estados Unidos Unidos, Japón y Alemania” [i]   

Esa lucha concluye en la Segunda Guerra, con dos bloques de naciones imperialistas enfrentadas, a los que se suma la Unión Soviética, definida socialista, o -en opinión que comparto-, en un estado de “protosocialismo” o “socialismo en estado larvario”  [ii] 

Por entonces, se acentúa la lucha entre el estalinismo y la socialdemocracia. Para Trías, y sus compañeros de la izquierda del Partido Socialista -sin acordar con la socialdemocracia que en Uruguay defiende Emilio Frugoni- se niegan a utilizar la antinomia liberal (democracia-dictadura) sino que observan que el estalinismo es la desfiguración del marxismo.

A su vez, se fundamenta la Tercera Fuerza, y no Tercera Posición, que bien se expone en un documento de las “Juventudes Socialistas”, de este modo:

“Nuestra tercera fuerza

Ningún obrero con conciencia de clase, ningún individuo auténticamente revolucionario puede ver en esos focos de poder imperialista, una salida ante el actual panorama de paz. No es cuestión de que, por miedo al comunismo, trabajemos subrepticiamente por el afianzamiento opresor del imperialismo yanqui en occidente; ni es cuestión de que por oposición a la rapacidad imperialista yanqui, dejemos de lado o encubramos la degeneración burocrática del stalinismo o la explotación económica que sufren los países del glacis.

   La alternativa auténticamente revolucionaria es otra, es la lucha organizada y militante de los pueblos explotados, es la formación de otra fuerza que exprese los anhelos de esos pueblos proletarios, de las áreas coloniales y semi-coloniales, y que se encamine derechamente a la eliminación del capitalismo en todas sus manifestaciones, régimen económico-social que lleva internamente el flagelo de la guerra y que supone la explotación de hombres y de pueblos por las minorías privilegiadas de los países imperialistas.

   Tercera fuerza del socialismo democrático, que ha trabajado auténticamente por la paz y por la liberación de los pueblos y que, por ejemplo, en Asia, ha ganado enorme camino para beneficio de los pueblos, y que nosotros a su igual, debemos encarar seriamente en el plano latino-americano, uniendo todas las fuerzas socialistas y de vanguardia por una auténtica federación latinoamericana, que enfrente en profundidad la explotación imperialista, afianzando en definitiva una nueva estructura económico-social socialista en el marco de la libertad.    

    (Y el documento de las Juventudes Socialistas, continúa): El XXIX Congreso Ordinario del P. Socialista sintetizaba así el programa para esta etapa de liberación latinoamericana: “1) Creación de una confederación de pueblos latino-americanos, con vista a la creación de un amplio mercado continental, la coordinación y diversificación de la producción, elevación del standard de vida y de las condiciones educacionales y sanitarias de los pueblos, incremento de la riqueza social necesaria para la realización del socialismo, etc. 2) Reforma agraria, adecuándola a las condiciones y características particulares de cada región. 3) Socialización de los medios de producción fundamentales en manos del capital extranjero o del capital nacional, etc. 4) Vigorización del movimiento obrero y participación del mismo en el control y desarrollo del proceso de liberación, evitando que éste se cumpla en beneficio de la burguesías nacionales.”

Tercera Fuerza que tiene como principal exponente mundial al líder de la izquierda laborista británica, y Canciller enseguida de la guerra, el galés Aneurin Bevan, que explica la realidad en estos términos: “La situación en una democracia capitalista se resuelve así: la pobreza utiliza la democracia para vencer en la lucha contra la propiedad o bien la propiedad, temiendo a la pobreza, destruye a la democracia (…) pues en última instancia la pobreza, la gran riqueza y la democracia son elementos incompatibles en cualquier sociedad”  [iii] . Conceptos compartidos por la izquierda socialista de esos años y válidos en el siglo XXI. 

En otros términos, Trías y la “generación de los 50” (Chifflet, Sendic, José Díaz, etc.) elimina la dicotomía liberal entre democracia y dictadura, expuesta en la izquierda de Uruguay por Emilio Frugoni  quien sostenía -optando por el imperialismo yanqui- que mientras éste quita el pan, el ruso quita el pan y la libertad.

B. Trías (y la izquierda del Partido Socialista) se encauza en la corriente del revisionismo histórico (Jauretche, Jorge A. Ramos, etc.) que reivindica el papel de los caudillos contra el colonialismo y el  imperialismo, tales como Juan Manuel de  Rosas, Gaspar Rodríguez de Francia, Timoteo Aparicio, etc. Y se opone a la concepción liberal sarmientina de “civilización o barbarie”.

C. También aborda el concepto de la geopolítica. “Que sepamos, es el primer marxista latinoamericano que aborda con rigor la geopolítica, ‘disciplina maldita’ según lo reconoce el autor (Trías) en la primera frase de su libro” [iv]

Y expone al respecto: “La geopolítica, en cambio, estudia la influencia de los factores geográficos en la vida y evolución de los estados, y lo que es singularmente importante, los estudia con el fin de extraer conclusiones capaces de orientar la política de los mismos”. [v]

D. Y referido a Uruguay, expresa que la más refinada elaboración británica de dividir para reinar, origina los estados tapones. “En cuanto a los Estados Tapones deben reunir cuatro condiciones básicas: a) ser un estado situado como una cuña entre dos grandes potencias, de modo que si pertenece a una de ellas, se produzca un desequilibrio de poder en su favor; b) controlar alguna gran vía fluvial para el comercio; c) no se demasiado pequeño, porque puede no ser viable como estado nacional; d) tampoco ser demasiado grande porque puede no necesitar de la tutela inglesa”. Y complementa: “Se suele considerar con ligereza, que la mayoría de estos Estados Tapones son diseños artificiales, inviables como Estados nacionales independientes. No es así. El Foreing Office, por lo menos en los ejemplos más notorios, no ha hecho otra cosa que apoyarse en poderosas fuerzas históricas nacionalistas e independentistas que luchaban desde hacía mucho tiempo para lograr la soberanía”. “Los Países Bajos en Europa (se refiere a Bélgica), entre Alemania y Francia controlando la desembocadura del Escalda y el Uruguay entre Argentina y Brasil, llave del sistema fluvial platense, son manifestaciones diáfanas de lo dicho”. [vi]

E. Reflexiona sobre las estructuras político-partidarias. La Revolución Cubana  modifica conceptos. Hasta ella la estructura partidaria que sería la vanguardia de la Revolución, podía ser tal o cual partido: el Socialista, o el Comunista, principalmente. La Revolución Cubana es conducida por un Partido gestado de la unión inicial del Movimiento 26 de Julio (de
Fidel Castro), el Directorio 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular (Comunista). Y desde luego, ejerce la violencia contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Trías mantiene el reconocimiento que el Partido Socialista es el partido de los trabajadores, que no debe ejercerse la violencia mientras haya posibilidades de trabajar en las democracias liberales, y advierte que la Revolución tendrá dos fases, la Nacional y Popular y la Socialista, en un proceso ininterrumpido.  Para la primera, la fase Nacional y Popular, se requiere un Frente Policlasista, para el cual Trías es el gestor  de la Unión Popular, compuesta por el Partido Socialista,  desprendimientos de los Partidos Nacional y Colorado más cristianos, etc., que choca contra el Frente Izquierda de Liberación promovido por el Partido Comunista, con su concepción de una unidad sin exclusiones.

F. La Revolución Nacional y Popular según Trías, se asienta en cuatro pilares, dos económicos y dos políticos. La reforma agraria y la industrialización son los económicos. La democracia política y la nacionalidad integrada o Patria Grande, son los políticos. 

Por último, ya en la década del 60 el Partido Socialista  reflexiona sobre las características que habrá de tener en las épocas represivas, sin que Trías juegue un papel destacado. De esa lucha ideológica emerge el Partido Socialista liderado por José Díaz (Trías permanece en él), el Movimiento de Unificación Socialista Proletario (que pierde en el 35o. Congreso del PS por 227 votos a 225) liderado por Luján Molins y el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaro liderado por Raúl Sendic.

                                     Sus errores graves

Sin duda Trías también comete errores. Señalaré cuatro: 1) magnifica la obra de José Batlle y Ordóñez a la que califica de “revolución burguesa”. Dejo constancia que tras publicar mi libro “Batlle y Ordóñez: apogeo y muerte de la democracia burguesa” en 1969, ya alejado del Partido Socialista, Trías me reconoció su error. 2) Deja en manos de otros compañeros la lucha por retirarse de la Segunda Internacional (socialdemócrata) en actitud, por lo menos ambigua. 3) Se entusiasma con el “nacionalismo militar” con el antecedente de Nasser en Egipto, y apoya golpes militares sin distinguir si hay “ progresismo” como el de Velazco Alvarado en Perú (1968), o el reaccionario de Onganía en Argentina (1966). Luego concuerda  con el rumbo equivocado del Frente Amplio ante los comunicados 4 y 7 de febrero de 1973, primer paso hacia la instalación de un régimen fascista en Uruguay.  

                                                            FIN


[i] 1. Vivian Trías. “Historia del imperialismo norteamericano” (1988). De este libro extraje el párrafo.

[ii] 2. Rudolf Bahro: “La alternativa. Contribución a la crítica del del socialismo realmente existente”. (1979)

[iii]3. Aneurin Bevan: “En lugar del miedo”. Edición impresa en Argentina en 1955.

[iv]4. José E. Díaz. Prólogo del libro de Vivian Trías, “Imperialismo y geopolítica en América Latina”, Ediciones de la Banda Oriental. 1989.

[v]5. Vivian Trías. “Imperialismo y geopolítica en América Latina”. (1967)

[vi]6. Vivian Trías. “El Imperio Británico en América Latina”. Ediciones de la Banda Oriental. 1988.

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