El engendro concordado por los desprestigiados parlamentarios de derecha y de la ex Concertación y que establece el quórum de 2/3 para la aprobación de los textos en la Asamblea Constituyente, podría perfectamente resumirse así: NADA QUE NO QUIERA LA DERECHA ESTARÁ EN LA CONSTITUCIÓN.
por Felipe Portales
En 1989, el liderazgo de la Concertación efectuó una gigantesca subordinación a la derecha, complementada con un total engaño a la sociedad chilena, al concordar una Reforma Constitucional de la Constitución del 80 que le regalaba por muchos años la mayoría parlamentaria a la inminente y futura oposición de derecha. El virtualmente oculto cambio de los Artículos 65 y 68 de dicha Constitución (¡hasta el día de hoy la generalidad de la sociedad chilena no lo sabe!) elevó los quorums para establecer leyes ordinarias a tal grado, que manteníendo a los senadores designados le quitaba su segura mayoría futura a los gobierno de la Concertación.
Hoy estaríamos en presencia de un fraude y engaño análogo al de 1989. De la lectura del acuerdo concordado entre la ex Concertación (y solo tres de los partidos del Frente Amplio) con la derecha, se entiende que el quorum de 2/3 establecido para la aprobación de los contenidos dentro de la Asamblea Constituyente, le daría un gigantesco y completamente antidemocrático poder de veto a la derecha dentro de la Asamblea, salvo -¡LO QUE NO SE ESTABLECE EN EL ACUERDO!- que las materias aprobadas por mayoría absoluta, pero que no alcanzasen los 2/3, pasasen a ser resueltas por el pueblo soberano en un plebiscito.
Como esto último no se establece, el acuerdo pasa a ser completamenteantidemocrático y no responde en absoluto a las demandas expresadas desde hace un mes por las grandes mayorías nacionales.
¡Alerta!
Los movimientos sociales y partidos más lúcidos de la oposición (PC, PH, CS, PRO), aquellos que no se dejaron seducir por esta nueva gran trampa, deben decir un rotundo ¡NO!, al acuerdo espurio que aceptó la oposición con la derecha
Omite lo más principal, de que lo que sucedió anoche fue una gran victoria para Jaime Guzmán. Después de muerto sigue penando en la política chilena.
En efecto, en el acuerdo marco, se cumplió exactamente lo que subyace como idea fuerza principal en su Constitución:
«La Constitución debe procurar que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque – valga la metáfora – el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella sea lo suficientemente reducido para ser extremadamente difícil lo contrario”. (Jaime Guzmán)
Se desprende, inequívocamente, que la oposición abdicó de sus principios fundacionalistas de lo que debe ser una nueva constitución, es decir una página en blanco para escribir una nueva, sin recoger ningún resabio del pasado de la constitución pinochetista.
Me explico, lo que debe informarse a los ciudadanos, es que una vez constituidos los nuevos constituyentes, que deberán escribir la nueva constitución, en el acuerdo de anoche los de la oposición aceptaron incluir a ultima hora, una condición que impuso la derecha, de que todos los acápites de la nueva constitución deben ser aprobadas por los 2/3 de los miembros de la constituyente. O sea, se preserva en las sombras, sin nombrarlo lo que expresa Jaime Guzmán, en lo que dice relación a la idea fuerza que subyace en el fondo de su constitución, esto es, asegurar de que en la nueva constitución no se puedan reemplazarse aquellos articulados principales que sirven de soporte al sostenimiento del actual modelo neoliberal, el más fundamentalista que se aplica en el mundo
Y lo que es más grave, la nueva Constitución puede quedar peor, porque en la Constitución de la dictadura, habían articulados que necesitaban diferentes quórums especiales, según sean las materias, esto es un 2/3· para algunas materias, y 3/5 para otras. Pero, ¡Oh sorpresa!, como por encanto el acuerdo marco dejó fuera los 3/5 que significaba una posibilidad más favorable para cambiar los articulados, y se dejó como modo obligado los 2/3·, o sea el guarismo que dificulta más aún las transformaciones que la ciudadanía está exigiendo.
Por otro lado, la Constitución vigente, seguirá como tal, hasta mientras tanto no se apruebe la Nueva Constitución, momento en el cual ésta recién quedará derogada. Se desprende de ello que durante el transcurso del debate del actual congreso, y más después la de los nuevos constituyentes, cualquier miembro, de por sí y anti sí, podrá acudir al Tribunal Constitucional, para reclamar inconstitucionalidad respecto de algunos de los puntos en acuerdo, lo que presenta un segundo escollo, para el buen éxito de la Nueva Constitución.
Con todo, habrá Nueva Constitución, pero ésta, de acuerdo a lo señalado, quedará amputada, alejada de sus principios fundacionalistas que la inspiraron, sobre todo, se mantendrá el modelo actual, porque sólo se le podrán hacer recaer algunas cosméticas, ,pero en su pura periferia, pero en su fondo el modelo actual quedará intacto., lo que impedirá, por ejemplo, recuperar las aguas de las manos privadas, los mares del norte seguirán siendo de propiedad de las 7 familias, el Estado seguirá con su carácter puramente subsidiario, los bosques y las carreteras seguirán siendo de propiedad privada, Ponce Leroux seguirá siendo dueño del Litio, etc.
La única solución que pueda parar esto que se viene, es que durante el transcurso del debate constituyente, o el debate previo en el actual congreso, el quórum de los 2/3 que se quiere imponer como veto, se rebaje a los 3/5.. Esto último sería la única posibilidad que la Nueva Constitución salga bien parada, caso contrario, saldrá sumamente maltrecha, frustrando nuestros anhelos y esperanzas con las que nos han ilusionado siempre, del mismo modo como lo hicieron con el NO, , con su slogan «La Alegría ya viene», ¿se acuerdan?. una alegría que nunca llegó, y que fue más peor, porque no olvidemos que la Concertación no sólo administró el modelo neoliberal impuesto a sangre y fuego por la dictadura, sino que para peor, lo consolidó más aún, y por si fuera poco, para más peor, lo profundizó más aún. al punto tal, que lograron que nuestro país exhiba el vergonzoso expediente en donde se aplica el neoliberalismo en su forma más fundamentalista en el mundo.
Por ello, no le creáis a esta nueva oposición, transformada en una renovada Concertación 2,0. aquella que se deja llevar por la derecha y que baila al compás de la música que ésta le pone.
Estamos, en los hechos, ante una nueva Concertación. 2.0, que vuelve a abdicar ante las fuerzas más reaccionarias de la derecha del país, agachando nuevamente la cabeza. En palabras más castizas y criollas, la derecha nuevamente le metió alguna extraña cosa en el ojo a la oposición, y lo que es más peor, esa cosa extraña también ahora se los metió en sus propios traseros. Así de simple. Las cosas son como son, y contra aquello no hay vuelta.