Claridad, Uruguay
Garabed Arakelian
La madura decisión del movimiento sindical de promover una reforma constitucional mediante el recurso del plebiscito, ha provocado una remezón en el seno del Frente Amplio y sacado a luz las tensiones que desde hace tiempo sacuden su vida interna.
La primera reacción, surgida desde la dirigencia frenteamplista ha sido aclarar, innecesariamente, pues no estaba planteado así el tema, la independencia existente entre esa fuerza política y el sindicalismo organizado. La explicación de esta salida es que la decisión sindical tuvo inmediato eco en las bases políticas, lógica y naturalmente sensibles a las luchas de índole popular, de las cuales son también activos protagonistas.
¿Qué tiene eso de extraño? ¿Acaso causó extrañeza que la Federación Rural manifestara en su oportunidad que apoyaba la Ley de Urgente Consideración? ¿Por qué lo que se toma como natural por y para la derecha, necesita ser explicada y disculpada cuando es popular o progresista?
Pero en este caso del referéndum popular, la necesidad del planteo aclaratorio ni siquiera vino desde la derecha que tiene este argumento como parte integrante de la batería de astucias políticas que suele utilizar en todo momento, incluso para mantener el entrenamiento y la predisposición antipopular. Surgió desde la dirigencia frenteamplista porque no está de acuerdo en recorrer este camino para oponerse a la realidad instaurada e impuesta desde hace años, mantenida, ampliada y mejorada para servir sus intereses por parte de este gobierno coaligado de la derecha.
Esta reacción surgió desde los niveles de la cúpula dirigente del FA. Y desde allí y de modo poco inteligente se lanzaron ideas suposiciones y críticas, para la iniciativa sindical, que pese a esos inconvenientes, ya ha trascendido sus fronteras y avanza en apoyos y aceptaciones.
Demostrando que se desconoce o no se tiene en cuenta la inteligencia y la capacidad de las fuerzas populares se intentó detener la iniciativa con una propuesta incoherente, argumentando que “una ley se anula con otra ley” y la promesa de que las próximas elecciones las gana el Frente Amplio y entonces, desde el gobierno se promoverán todas estas modificaciones. Ni siquiera se contemplaba en ese planteo la posibilidad de no contar con la mayoría parlamentaria imprescindible para garantizar esa propuesta. Como se ve, una venta de humo a la que nos tiene acostumbrado el gobierno pero Impropio para el Frente Amplio.
La campaña por el plebiscito, sencilla y rotunda con sus tres puntos de propuesta, definiciones en sí mismas, ya está en marcha; ahora el Frente deberá enfrentar, y lo hará, no solo a la derecha sino también a sus compañeros de partido que si no se oponen o recurren a otras argucias cumplirán con el papel nada enjundioso de peso muerto en una causa popular. Todo eso augura una dura lucha y habrá que afrontarla. Sin dudas y con mucha convicción.
