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¿Un nuevo ‘Naranjazo’?

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Arturo Alejando Muñoz

Al parecer, en esta ocasión, el precandidato derechista a la presidencia de la república –Joaquín Lavín- tampoco logrará  zafarse de ciertas molestas capas que componen su habitual closet político, cuestión que intentó realizar en anteriores elecciones presidenciales, con resultados negativos, como bien sabemos. Pero ahora, políticamente, para él la situación es distinta, más bien terminal.

En un año electoral como es este 2021, lo acaecido en los recientes comicios de segunda vuelta, o “balotaje”, para elegir a los nuevos gobernadores, viene a presentar la posibilidad de un renovado ‘naranjazo’ para la derecha. Sin naranjas esta vez, sólo con piñas. O mejor dicho, sin un doctor Oscar Naranjo, pero sí con empresarios y derechistas que abominan de todo aquello que huela a progresismo e izquierda.

¿Naranjazo? ¿De qué se trata ello? El año 1964, en una elección complementaria en Curicó, la izquierda triunfó ampliamente con su candidato Oscar Naranjo, lo que llevó a la derecha a retirar su postulante a La Moneda y apoyar a Eduardo Frei Montalva. La similitud con lo que está comenzando a suceder hoy, 2021, es un asunto respecto del cual usted, estimado lector, podrá sacar conclusiones. Veamos esos hechos.

El 15 de marzo de 1964 se efectuó una elección complementaria en Curicó para elegir a quien debería ocupar el sillón en la cámara de diputados que había quedado vacante, debido al fallecimiento del parlamentario Óscar Naranjo (padre). Ello se producía en plena campaña presidencial, pues en septiembre de ese mismo año debían realizarse los comicios para determinar quién sucedería a Jorge Alessandri en La Moneda.

Era la época de los “tres tercios” en la política nacional. Derecha, Centro, Izquierda. Un tercio para cada cual.  Conservadores y liberales llevaban como candidato al sillón de O’Higgins al radical Julio Durán Neumann; la democracia cristiana presentaba como postulante a ese importante cargo a Eduardo Frei Montalva, y la izquierda propiciaba nuevamente la candidatura de Salvador Allende.

La elección complementaria en Curicó fue vista cual prolegómeno efectivo de la futura elección presidencial de septiembre, y la derecha (conformada por conservadores  y liberales como ya dijimos), en esos comicios complementarios curicanos sentía plena confianza en el triunfo de su abanderado local, Rodolfo Ramírez, debido a que aquella provincia (y casi toda la zona central, desde Rancagua hasta Linares) siempre le había sido electoralmente fiel.

Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula ya que el triunfo lo obtuvo el hijo del fallecido parlamentario, llamado también Óscar Naranjo, un médico perteneciente al Partido Socialista, muy querido y respetado por los curicanos. Logró el 39% de los sufragios, derrotando contundentemente al ingeniero agrónomo del Partido Conservador, Rodolfo Ramírez, y al  demócrata cristiano Mario Fuenzalida, conocido en Curicó con el simpático apodo de “Vitrola Fuenzalida”.

Las alarmas se encendieron en la derecha, puesto que allí dudaban que su candidato a La Moneda  -el radical Julio Durán Neumann- pudiese triunfar frente a la arremetida de Allende. Además, la Iglesia Católica, que históricamente había apoyado a ese sector de la política criolla, esta vez manifestaba inclinarse hacia el nuevo partido –la Democracia Cristiana-, tienda que en plena ‘guerra fría’ se presentaba como alternativa al capitalismo y al socialismo, con la bendición del Vaticano y el visto bueno de los Estados Unidos de Norteamérica.

El inesperado triunfo del socialista doctor Naranjo remeció a conservadores y liberales. Entendieron que fracasarían en septiembre y que Allende y el socialismo -aliados con el partido comunista- serían los nuevos gobernantes. Entonces, en un acto que meses más tarde terminaría degollando a ambas tiendas derechistas, decidieron bajar la candidatura del radical Durán Neumann y apoyar oficialmente a Eduardo Frei Montalva, quien ganó la elección presidencial obteniendo el 56,09% de los sufragios contra el 38,9% obtenido por Salvador Allende, y el 4,98% del tozudo Julio Durán que se presentó con el solitario apoyo del Partido Radical.

De ese modo, Eduardo Frei Montalva llegó al gobierno apoyado por una mayoría absoluta y, además, también con mayoría a su favor en el Congreso Nacional. Meses más tarde, los partidos conservador y liberal sufrirían una estrepitosa baja en las preferencias electorales, cayendo hasta detenerse en un  escuálido 12,9%, lo que obligó a ambas tiendas a desaparecer como tales y dar nacimiento a un  nuevo referente derechista, el Partido Nacional (PN). .

Todo lo anterior fue producto del “Naranjazo” de Curicó, acaecido en el mes de marzo de 1964.

¿ES POSIBLE UN NUEVO’NARANJAZO’ HOY DÍA?

Si bien hoy –año 2021- las circunstancias y contextos históricos, sociales, económicos y políticos son diferentes a los que había en la década de 1960, encontramos ciertos rasgos de similitud entre ambos períodos que se acentuaron a partir del plebiscito constitucional, y se refrendaron con los resultados de estos recientes comicios de balotaje para elegir gobernadores regionales.

Si las encuestas no se equivocan, es casi un hecho que en las primarias del próximo mes de julio, Joaquín Lavín contaría con el apoyo mayoritario para ser el candidato de la derecha al sillón presidencial. Sin embargo, él no es del pleno gusto de todo el conglomerado derechista. Allí muchos pispan que don Joaquín podría incluso quedar fuera de un balotaje contra un   candidato de línea izquierdista o, incluso, de línea progre4ista. Según varios dirigentes del hoy alicaído bloque Chile Vamos, el ’fantasma’ del candidato comunista, Daniel Jadue, preconiza no sólo una derrota de la derecha sino, también, un gobierno a cargo de los muchachos de la bandera de la hoz y el martillo. Eso les aterra, y con mayor razón les provoca temores constatar que los otros precandidatos de su propio sector –Mario Desborde, Ignacio Briones, Sebastián Sichel- cuentan con menos apoyo y certezas de triunfo que Lavín. Además, las dos últimas palizas electorales recibidas (Plebiscito Constitucional y Balotaje Gobernadores), ratifican las razones de tales miedos.

Así, muchos derechistas comienzan a mirar –una vez más- hacia la Democracia Cristiana. Ya lo hicieron concretamente apoyando a Claudio Orrego para darle el triunfo como Gobernador de la Región Metropolitana. Pero, el asunto mayor es ahora la Presidencia de la República. Si ayer fue Allende el ‘cuco’ de los conservadores, hoy es Jadue.

Desde las sedes políticas ubicadas en la calle Suecia (UDI) y en la avenida Antonio Varas (RN), ambas en Santiago, hay quienes estarían  dispuestos a mirar hacia la mesa del Senado que preside una mujer, Yasna Provoste, democristiana que  impensadamente ha irrumpido en la escena presidencial alcanzando lugares de avanzada según muestran las encuestas.

¿Tiene hoy día fuerza suficiente la derecha para llevar al triunfo en noviembre a alguno de sus candidatos? ¿Qué será más relevante para esa misma derecha, arriesgarse en una elección de dudoso resultado, o afianzar sólidamente la salud del actual salvaje y clasista sistema económico a través de otro gobierno, cualquiera sea este, pero que asegure derrotar a su enemigo acérrimo, el abanderado del partido comunista y de la muchachada del Frente Amplio?

Desconocemos aún la respuesta; sin embargo, en los fríos hechos ya se está esparciendo el olor a azahares que preconiza un posible nuevo “Naranjazo”

 

 

 

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