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Poquita fe, un componente de mis decepciones

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Estas líneas son personales y no representan a nadie más que a mí mismo, pues son mi corazón y mis vísceras quienes esta vez escriben

Aturo Alejandro Muñoz

Este será, quizás, el artículo menos ‘académico’ que he escrito. Mis palabras serán las estrictamente necesarias e iré directamente al grano.

Me siento decepcionado y carente de fe en mis compatriotas y en mí mismo. No hemos sido capaces de poner coto a tanta maldad, corrupción, traiciones, robos y falacias. Las cofradías políticas y empresariales, a través de una deleznable prensa canalla que conocemos bien pero que seguimos visitándola calladamente,  han impuesto sus términos y solidificado a hormigón  sus privilegios en abierta expoliación de las mayorías.

Desde 1970 a la fecha, esas cofradías (con el apoyo irrefrenable de instituciones armadas) escondieron las mercaderías y artículos de primera necesidad obligando a la gente a degastar sus esperanzas y sus necesidades en interminables filas de clientes no atendidos; crearon el mercado negro, vendieron a familias extranjera  miles de niños robados a sus padres, introdujeron la droga en las poblaciones, vendieron (por kilos y por metros) los recursos naturales del país a transnacionales, desindustrializaron Chile  para transformarlo en una especie de feria libre que sólo vende productos naturales sin elaborar, convirtieron todos los derechos en asuntos  económicos transables en el mercado (v.gr.: la educación y la salud), transformaron las jubilaciones en un verdadero castigo y la previsión social en un enorme negociado para capitalistas sin alma ni patria, el mar y el agua los vendieron a entes privados haciendo carne esa frase que  dijéramos hace algunos años: “en América hay un país llamado Chile donde nada es de Chile”.

Digámoslo de frente y sin titubeos. Ese grupúsculo empresarial y político ultra derechista es actualmente propietario de la prensa, de la salud, de la educación, de la economía, de la banca, del comercio nacional e internacional, de la tierra, de la legislatura, del agro, de la actividad fabril, de los bosques, del mar, de las pesqueras, de los minerales, de las sanitarias, de las carreteras, del transporte, de los puertos, del agua, de las fuerzas armadas, de la justicia, de la policía, de la previsión social, del tribunal constitucional, de las iglesias, de los cementerios, de las islas, de los glaciares, de ríos y lagos… ¡pero, no está satisfecho! ¡Quiere más!

¡Quiere ser dueño absoluto y único de la verdad! Obviamente, de SU verdad, que intenta consolidar sin oposición ni críticas. Es eso exactamente lo que quiere, el poder total.

Rematando lo mencionado, respecto del plebiscito en que el pueblo dirimirá entre las alternativas Apruebo y Rechazo, ese grupúsculo ya acordó que fuese cual fuese el resultado plebiscitario, el nuevo texto constitucional deberá ser “cocinado” en el Parlamento. Jaque Mate.

Quizás debimos haber invadido el Parlamento, el Tribunal Constitucional, la Contraloría, la Corte Suprema, el Servicio de Impuestos Internos, la CPC,las oficinas de SQM  y varias tiendas partidistas para que los dueños de la férula pusieran por fin los pies en la tierra.  Pero no fue así y no lo será tampoco ya que callados, silentes y cabizbajos, continuamos ofreciendo nuestras espaldas para que ese grupúsculo híper enriquecido continúe cargándolas con legislaciones, decisiones y acuerdos internos que nos son abiertamente dañinos y borran, de una plumada, las impetraciones que el pueblo ha venido exponiendo desde hace más de medio siglo.

He descubierto que el alma también puede sufrir dolores, ya que la izquierda, mi querida, necesaria e histórica izquierda, sigue aún desperdigada y fraccionada -cual archipiélago- en cien referentes y grupos con liderazgos menores y programas que se contraponen.

Mi decepción se ha hecho piel; ya no creo en nada ni en nadie…ni siquiera en mí mismo. Incluso, escribir y publicar estas líneas de poco sirven si no me atrevo a salir a la calle  e intentar paralizar el país hasta que esos delincuentes del grupúsculo referido tiren la toalla.

Es un hecho que el día lunes cinco de septiembre de este extraño 2022, el actual establishment seguirá siendo el dueño absoluto de las riendas del país…y nosotros, como siempre, callados y obedientes, tragaremos una vez más las píldoras que nos ofrecen los predadores a través de la prensa que poseen, la ‘prensa canalla’.

Es lo que pienso, es lo que creo, es lo que opino. Puedo estar equivocado, aunque 50 años de historia cercana avalan mis palabras.

 

 

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